La precipitada dimisión de Bono – por Teresa Galeote

El inefable Bono no ha querido esperar a la esperada remodelación de gobierno que Zapatero pensaba hacer y se adelanta para ser el principal protagonista; le gusta figurar como estrella principal del coro.

Más en sintonía con el gobierno de Felipe González y con numerosos líderes de la derecha, desafinaba estrepitosamente en las últimas actuaciones del gobierno de Rodríguez Zapatero. A todo eso se suma otro factor muy importante: Bono rivalizó dentro del Partido Socialista con Zapatero en las primarias para candidato en las últimas elecciones generales. Después asumió el Ministerio de Defensa, pero la espinita le quedó dentro; son muchas más las diferencias que las afinidades con Zapatero. José Bono, más en consonancia con los postulados de la derecha, presume siempre que la ocasión es propicia de sus creencias católicas y de su españolismo; bien lo demostró en su despedida haciendo gala ante las tropas de su amor a la bandera. Logró ser durante todo el tiempo que gobernó el partido socialista el presidente de la Comunidad de Castilla la Mancha y se vanagloriaba que hasta personas de derechas le votaban.

En contra del Estatuto catalán, contrario a la inminente negociación con ETA, disconforme con la desmilitarización del cuerpo de la Guardia Civil y muy disgustado por el enfrentamiento sostenido con las jerarquías de la Iglesia por las clases de religión en las escuelas públicas, estaba cantada su inminente destitución. Pero Bono quería hacerse notar; no estaba dispuesto a ser uno más en la remodelación de gobierno que ya se presentía. Se adelantó para ser, una vez más, noticia de portada que llamaba a comentarios, rumores de crisis y división en el gobierno de Rodríguez Zapatero. Bono ha dimitido después de haber discrepado abiertamente de cuanto ha querido dejando una estela de presunciones que se irán dilucidando en los próximos meses, o… años. Él asegura que lo hace por la familia, pero casi nadie se lo cree, y mucho menos sus más íntimos amigos; más parece que, detrás de esta retirada anticipada, haya una estrategia política de largo alcance. Le gusta demasiado estar en el candelero para estar alejado, de por vida, de la escena política.

Bono es una caja de sorpresas y puede esperar mejor momento para hacer una reaparición estelar a lo grande; él tiene buena cintura política para nadar y salvar la ropa. Bono cuenta con una larga trayectoria política: con tan sólo 29 años fue diputado a Cortes por Albacete en el año 1979, cargo que mantuvo hasta 1983, fecha en la que entró a presidir la Comunidad de Castilla la Mancha; dejó la presidencia de dicha comunidad para ser Ministro de Defensa con el actual gobierno. Quizá le tienten a abanderar alguna candidatura que aglutine a los descontentos dentro del Partido Socialista del estatuto catalán, la negociación con ETA y el tema de la religión. El ex presidente de la Comunidad de Castilla la Mancha puede aparecer como campeón del populismo hermanado, tanto con las jerarquías eclesiásticas, con el Partido Popular y con los incondicionales del Imperio.

Presume de tener muy buenos amigos en la derecha y, de momento, éstos son los primeros en felicitarle y en alegrarse de que Bono haga un plante al presidente, que vislumbran en la dimisión una brecha en el gobierno de Zapatero; eso satisface a un PP que sabe que va perdiendo puntos en las encuestas. Ya hacen bromas algunos dirigentes del PP diciendo que Bono puede ser un buen candidato de la derecha y que su popularidad les puede venir como anillo al dedo para recuperar los votos que les negaron en las anteriores elecciones. Bono tiene a su favor haber realizado satisfactoriamente la retirada de las tropas de Irak, aunque rápidamente se puso una medalla a la que tuvo que renunciar de inmediato.

De cualquier forma, el presidente de gobierno ha aprovechado la precipitada dimisión de Bono para poner al frente de los asuntos más delicados a hombres de su plena confianza y relevar de Educación a una ministra que ha cosechado más fracasos que otra cosa al mando del Ministerio de Educación.

La rivalidad entre Zapatero y Bono no es nueva, ni parece que la dimisión la cierre. De momento, Zapatero ha encajado la jugada, pero deberá estar alerta para la próxima, donde el regate corto le sea más favorable a José Bono.

Teresa Galeote. Alcalá de Henares, Madrid.
Redactora, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 17 Abril 2006.