Se acaba de celebrar la primera vuelta de las elecciones peruanas en las que el vencedor ha sido el ex militar Ollanta Humala, con planteamientos de corte nacionalista, pero que está obligado a la segunda vuelta al no alcanzar mayoría absoluta. En esta situación se enfrentará al ex presidente Alan García del APRA, que ha quedado en segundo lugar.
Durante los cinco años de gobierno del presidente Alejandro Toledo, la economía ha crecido un 21%, sus exportaciones un 44,7% y la inversión privada un 25%. La inflación se ha mantenido muy baja en el 1,5 %. A pesar de este cuadro macroeconómico, el presidente Alejandro Toledo acaba su mandato con un rechazo popular de más del 90% de la población.
Según se debería deducir por estos datos la situación sería buena, pero este crecimiento no responde a una estrategia de desarrollo, sino que es fruto del ciclo económico mundial que en estos momentos favorece al Perú, pues al ser un país exportador de materias primas, éstas son muy demandadas por el mundo desarrollado. El gran problema para el crecimiento peruano es estructural, pues carece de las infraestructuras necesarias para progresar y desarrollarse.
Además de esto, el reparto de la riqueza ha sido muy desigual. Las zonas del interior de Perú apenas han percibido este desarrollo, donde la pobreza estructural llega al 54% según las cifras oficiales, pero según otros informes ésta llega al 60%.
Las tasas de paro oficial están en el 10%, sin embargo, el 65% de la población laboral presenta contratos de trabajo irregulares. Su tasa de analfabetismo ronda el 25%. La corrupción es muy importante calculándose que mueve el 15% del presupuesto del Estado en actos fraudulentos. En los últimos veinticinco años se han producido graves violaciones de los derechos humanos, ocasionando más de 80.000 muertos, con el problema de Sendero Luminoso.
Tres han sido los grandes candidatos para pasar a la segunda ronda electoral. Cómo representante de la derecha Lourdes Flores, que tiene una visión ultra neoliberal, y es representante peruana habitual en los ’hinks Thanks’ neoconservadores de los Estados Unidos. Participa en uno denominado “Diálogo interamericano” que se encarga de suministrar soluciones a las malas coyunturas económicas y políticas, siempre bajo el patrocinio de grandes multinacionales norteamericanas y en defensa de sus intereses en América latina. A uno no deja de sorprenderle que la emigración peruana en España votara en un 60% la candidatura de Lourdes Flores, cuando la emigración, en gran parte sufre los efectos negativos de la globalización neoliberal que esta candidata representa.
Por otro lado, el candidato aprista Alan García, que ya fue presidente peruano y que su mandato fue muy discutido y controvertido, ha resultado ser el segundo más votado y en consecuencia pasa a la segunda ronda electoral. Su programa es un rechazo a la política neoliberal que se practicó en Perú con Fujimori y Alejandro Toledo, planteando una serie de derechos laborales, un desarrollo equilibrado y una redistribución social de la riqueza.
Ollanta Humala ha sabido recoger a gran parte de las victimas que genera el modelo neoliberal peruano. Podemos decir, que su triunfo está ligado a la debilidad de la izquierda, asumiendo buena parte de su discurso, unido a la influencia nacionalista del venezolano Hugo Chávez y al boliviano Evo Morales, que entienden el nacionalismo como el control de los recursos naturales por los propios países.
¿Qué va a pasar en la segunda vuelta? Es difícil saberlo, pues la debilidad institucional ha llevado a que el país oscile entre dos extremos, la oligarquía y el caudillismo.
El primer gran problema que se plantea es que va a hacer la derecha peruana y a cual de los dos candidatos va a apoyar, siendo su situación una pesadilla. Su alternativa al parecer pasa por seguir satanizando a Ollanta Humala y apoyar al APRA de Alan García, intentando que modere su programa, con la intención de seguir progresando con los parámetros actuales.
El gran dilema es que va a hacer Alan García. Por un lado, puede sucumbir a los cantos de sirena que la derecha económica y política peruana le están lanzando. Esto significaría traicionar sus principios y el programa presentado a los millones de peruanos que le han votado para que realice el cambio que el país necesita. Por otro lado, llevar a cabo su programa de reformas profundas en las instituciones políticas y la redistribución económica de la riqueza del país de una forma más justa y equitativa. Pero para hacer esto debe de buscar el máximo consenso posible.
Con Ollanta Humala puede suceder que elija entre dos opciones, seguir el modelo de Lucio Gutiérrez en Ecuador que desde posiciones progresistas y nacionalistas dió un abrupto viraje a favor de los Estados Unidos, o seguir la senda de Hugo Chávez o de Evo Morales. Si optara por seguir el modelo de los dos anteriores provocaría una nueva situación geoestratégica en la zona dificultando el papel norteamericano, provocando un eje de rechazo a su presencia y dificultaría muchísimo el llamado plan Colombia, que no es otra cosa que el dominio militar norteamericano en América latina. Esperemos que cualquiera de los dos candidatos dé a Perú el progreso que necesita apoyado en proyectos de justicia social y en el respeto de los derechos humanos.
Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 24 Abril 2006.