Es un país con una extensión de 603.700 km2 y una población que ronda los cincuenta millones de habitantes. La delimitación de su territorio siempre ha sido difícil y complicada, sucediéndole como a Polonia, que sus fronteras han estado al albur de las grandes potencias vecinas.
El topónimo Ucrania significa “marca”, que le viene porque el imperio ruso tenía en este territorio numerosos puestos militares avanzados para hacer frente a los tártaros de Crimea, a los turcos y a los cosacos zaporongos, que lideraron los levantamientos contra la opresión de los imperios ruso y polaco-lituano. Posteriormente, todos estos territorios fueron absorbidos por la Unión Soviética.
Ucrania siempre se ha debatido a lo largo de su historia entre dos corrientes, una pro rusa y otra europea. La zona oriental con grandes riquezas mineras siempre ha estado cerca de Rusia y gran parte de su población se siente rusa. Mientras que la parte occidental se ha sentido más atraída por Europa, pero esta zona ha sido la más atrasada del país. Sin embargo es la parte que ayudó a la denominada revolución naranja. La tensión entre las dos Ucranias perdurará en el tiempo. Como sucede con el conflicto lingüístico entre los ucraniano parlantes y los rusos parlantes.
El derrumbe de la URSS, en 1991, permitió mover las fronteras geopolíticas hasta Ucrania y a Estados Unidos irrumpir en el corazón continental de Euroasia.
La situación económica es preocupante con la llegada de la revolución naranja. En el año 2005, con el gobierno naranja su PIB ha crecido un 2,4%, cuando en el año 2004 lo hizo un 12,1 % y la media de los cuatro años anteriores fue del 7%. La producción industrial pasó de un crecimiento del 12,5 % en el 2004 al 3,1% y la producción agrícola se ha estancado. La inflación ha pasado del 6% al 10%. Para el año 2006 se prevé un crecimiento del 2,8% de su PIB. ¿Qué ha pasado? La elevación de los precios del petróleo y sus derivados son fundamentales, pues Ucrania depende exclusivamente del abastecimiento ruso; la depreciación de la moneda unido a la inestabilidad política son factores importantes en este declive económico. También hay factores que se deben achacar a errores del gobierno naranja, como son la política ultraliberal en las privatizaciones de las empresas públicas, la modificación de la legislación tributaria que han hecho profundizar la crisis, impidiendo la llegada de capital extranjero.
La balanza de pagos por comercio exterior experimentó un saldo negativo de casi 400 millones de dólares, con una caída del 6,3% de las exportaciones y un aumento del 50,2% de las importaciones. El saldo comercial, del 2005, fue negativo en 1.854 millones de dólares, cuando el año anterior su saldo fue positivo en 3.676 millones de dólares.
El resultado de la revolución naranja es que Ucrania económicamente ha perdido el alto ritmo de desarrollo económico, estando en estos momentos al borde de la bancarrota. La situación social es muy preocupante, el sueldo medio de un ucraniano es de 200 dólares mensuales. Han emigrado ya más de cinco millones y su lema es: “emigrar a la Unión Europea para fregar suelos en Occidente o emigrar a Rusia para fregar en el Oriente”. Su renta per cápita es de 6.800 dólares anuales y su esperanza de vida es de 69,4 años.
La situación política es muy complicada y difícil tras los resultados electorales recientes. El Parlamento tiene bloqueado la formación del Tribunal Constitucional y las reformas políticas pactadas, en diciembre de 2004. No están claras las relaciones entre los tres estamentos de poder, dependiendo la estabilidad política del sentido común de los políticos.
La clase política tiene servidumbres empresariales y corporativas faltando los mecanismos institucionales y jurídicos para solucionar los conflictos dentro de la administración pública.
Al mismo tiempo ha aumentado la corrupción, tanto en las aduanas, como en su oscuro y proceloso sistema de privatizaciones de empresas públicas realizados por la revolución naranja, o las incógnitas sobre la identidad de los beneficiarios ocultos en las compañías que han participado en la resolución del conflicto ruso-ucraniano del gas de este invierno.
La crisis del gas entre los dos grandes estados eslavos, es consecuencia de la tensión acumulada por la llamada revolución naranja. Está clara la participación norteamericana a través de financiación y participación de ONGS en el proceso de cambio, viéndose al presidente Yuschenko como un peón más en la estrategia norteamericana en esta zona de vital importancia para el mundo.
Hasta ahora, Ucrania recibía gas y petróleo a precios políticos en función de unos intereses comunes, cuando esto ha dejado de suceder, Rusia ha intentado que Ucrania pague la energía a precio de mercado. Los rusos han aplicado el dicho “si tu amante te deja, no le dejes tu tarjeta de crédito”.
El problema ha quedado paralizado, pero en absoluto solucionado. Todo dependerá del gobierno que se forma tras las recientes elecciones realizadas y la política que desarrolle. Si ésta es favorable a los norteamericanos, entonces surgirán problemas y si se mantiene un status de buena vecindad y neutralidad, la situación se estabilizará.
Es de desear para los ucranianos un desarrollo autónomo e independiente de las tutelas rusa, norteamericana o europea. En la medida que esto se consiga, habrán avanzado como país, consolidándose democráticamente y seguro que lograrán un mayor desarrollo económico y de bienestar social.
Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 13 Abril 2006.