ETA abre la puerta a la negociación – por Teresa Galeote

La política es el arte de lo posible. Es el momento de comenzar una nueva etapa que conduzca a la definitiva pacificación del país vasco. Lo contrario sería una irresponsabilidad imperdonable. El anuncio del primer comunicado de ETA del miércoles 22 y el de hoy, jueves 23, deja las puertas abiertas a la negociación entre el gobierno y ETA. Todos los partidos políticos deben estar en esa sintonía de diálogo sin que exigencias, al margen de las propuestas en la resolución que el Parlamento español aprobó hace meses, puedan abortar el proceso esperanzador que se abre.

Hay gran diferencia entre la autoridad mal entendida, o el autoritarismo y la autoridad, con mayúsculas, basada ésta última en la responsabilidad de dar la necesaria respuesta política a situaciones de violencia enquistadas en el tiempo. Todavía, hoy, existen voces que, una vez rebasadas las exigencias primeras, quieren poner el listón tan alto que sea casi imposible de saltar. Más perece que, el delicado asunto que nos ocupa, fuese un salto de pértiga en una competición de atletismo que un asunto de Estado.

Es la hora de la política; ahora debe primar el sentido de la responsabilidad que el momento requiere. Estamos en el mejor momento político desde que ETA hizo su aparición en la vida española y debe primar la necesidad de poner fin a la violencia, sin que factores de rentabilidad política puedan ponerlo en peligro. Democratizar la vida en Euskadi y evitar más muertos es lo fundamental. Por supuesto, esto sólo es el principio de un camino largo; un camino que debe hacerse con cautela, pero con firmeza ante intentos de boicotear el proceso. Debe ser una negociación donde prime lo principal; pacificar el país vasco y, como consecuencia el resto del estado español.

El PP se ha puesto a disposición del gobierno, aunque, a continuación, sigue dando una vuelta de tuerca a las exigencias; a falta de argumentos, ya sólo eso les queda. El PP sabe que no puede quedar al margen de lo que está sucediendo en España, pero no deja de lanzar guiños a los sectores más duros. Las voces de las víctimas no son monocordes; hay quienes ven con esperanza el comunicado de ETA y el proceso que se abre; el otro sector más afín al PP no ve la luz ni la esperanza.

Más de tres años sin atentados mortales era una forma de hablar de ETA, aunque algunos no quisieran aceptarlo. Una forma inadecuada, por supuesto, pero una forma de hablar que ha evitado víctimas.

Mientras el Sinn Fein irlandés ha solicitado a Bruselas la implicación en el proceso esperanzador que se abre en nuestro país, Rajoy dice que el comunicado de ETA sólo es una pausa estratégica, ya que la banda no se ha disuelto ni ha pedido perdón a las víctimas… Esas palabras son la personificación del cinismo en su más alto grado; nada de eso pidieron cuando ellos iniciaron las negociaciones con ETA. Se contentaron con una tregua mientras ETA seguía matando. Al PP no le basta con un alto al fuego permanente, exige la entrega de armas y la disolución de ETA; algo que tampoco exigieron en el momento que ellos comenzaron los contactos. Tener armas y no usarlas es suficiente para iniciar el proceso; la entrega de ellas sería el final del diálogo y ese momento todavía no ha llegado, aunque hay que aspirar a él, mal que les pese a algunos.

ETA sabía que ya no tenía nada que hacer, una vez que el IRA ha desaparecido; que estaba aislada y con muchos presos en las cárceles. Sólo quedaba esperar el momento más oportuno para hacer público su alto al fuego permanente. La resolución del conflicto depende de un proceso largo e inteligente que el gobierno debe iniciar sin coacciones.

Todas las fuerzas políticas deben estar en el proceso pacificador sin excepción; lo contrario sería entrar con mal pie en ella. Este es el momento de negociar y hay que hacerlo con todas las garantías; deben ser otros los que rompan la baraja, pero nunca el gobierno. Ahora es cuando el sentido de estado debe prevalecer por encima de otras cuestiones de carácter partidista; aquí no valen medias tintas.

Siempre se ha negociado con ETA, incluso cuando había víctimas mortales y quienes negociaron en esas circunstancias no están legitimados para imponer al gobierno las premisas que deben regir la negociación actual. Cualquier gobierno, de cualquier nación, está legitimado para intentar poner paz donde reina la violencia, y eso es lo que debe hacer el gobierno de Rodríguez Zapatero sin aceptar coacciones de ningún tipo.

ETA ha dejado abierta la puerta para caminar a la resolución del conflicto; que los que proclaman la paz en sus discursos no la cierren. Es momento de ejercer la autoridad responsable, de dar paso a un proceso de diálogo que culmine en la pacificación del pueblo vasco basado en la profundización de la democracia y en las leyes. También será necesario que no se inicie, por parte del PP, un permanente boicot a la negociación pensando en la rentabilidad política.

Prudencia; toda la necesaria. Firmeza; toda la necesaria.

Teresa Galeote. Alcalá de Henares, Madrid.
Redactora, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 23 Marzo 2006.