José María Aznar, que por misterios del destino fue ocho años presidente del gobierno español, es arrogante. Pero en su pequeña realidad de burócrata de Hacienda viene a ser como el enano del tapanco y para ver su política y su cara (ahora que no tiene donde subirse), hay que mirar hacia abajo. Además, es tan ignorante que las lenguas venenosas, que nunca faltan, afirman que es un poco tonto. ¿Cómo se le ocurre pedir a los mexicanos que voten por Calderón Hinojosa y el PAN? Por un lado viola la Constitución de la República que en su artículo 33 prohibe a los extranjeros cualquier forma de intervención en la política de México, pero por el otro se diría que está al servicio de los enemigos del PAN. ¿Acaso ignora que en ciertos estratos de México hay todavía una muy suave pero aún perceptible hispanofobia? Un español, y además fascista, de los que tienen “voluntad de imperio” (según la Falange), recomendando a los mexicanos que voten por un candidato es, para ese candidato, la pérdida inmediata de votos. Nosotros no tenemos voluntad de someternos a un imperio, sino de ser hermanos de los republicanos españoles a los que Franco aplastó y asesinó con ayuda de Hitler. Y por eso cuatrocientos mexicanos fueron voluntarios a España a combatir, y algunos a morir, por la República. Y por eso los republicanos, vencidos en la guerra pero vencedores en la historia, recibieron asilo y una nueva vida entre nosotros.
José María Aznar es chaparro, más o menos de la altura del conocido asesino Francisco Franco, de quien es heredero político, y como él lleva un bigote entre diseño y anteproyecto. Es una reproducción en 8 milímetros del gran asesino. Sería difícil precisar si esa semejanza tiene relación con la fervorosa admiración que su abuelo y su padre tuvieron por el ya difunto criminal uniformado. Pero también tiene otra semejanza: sus métodos son abiertamente fascistas y con esos mismos métodos amaestró a un tal Mariano Rajoy, su sucesor designado por él, al estilo fascista.
Cuando Felipe González era presidente del gobierno español Aznar actuaba como un falangista de abolengo y, siguiendo los métodos propagandísticos de Goebbels, resumió su argumentación opositora a gritarle todos los días en el parlamento: ”¡Váyase, señor González!”. Un estribillo para fijarlo en las mentes de la gente: “¡Váyase, señor González!”.
Hoy Rajoy y los demás cachorros de Aznar reducen toda su tarea como partido importante de la oposición a decir que NO a todo lo que haga o diga el gobierno de Rodríguez Zapatero. Lo mismo si propone una ley que si toca la guitarra o elogia una partitura la actitud es NO, NO y NO.
Este Aznar es el que vino a México a transmitir a Fox las órdenes de Bush de que México participase en la guerra de Iraq. Pero el Papa estaba contra esa guerra y nuestro piadoso presidente no hizo caso a Aznar.
Y ahora, violando nuestra Constitución en lo que el eminente jurisconsulto Carrancá y Rivas calificó de “intromisión majadera e insolente”, vino “cumpliendo su papel de un servil peón de Estados Unidos” (como también dijo Carrancá), a pedirnos que votemos por don Felipe Calderón Hinojosa. ¿Vendrá a enseñar al PAN cómo de una democracia se hace una dictadura, tal cual hizo él en su segundo mandato?
Sus mentiras y su servilismo con W. Bush, el de Washington, le sacaron del gobierno por voluntad de los votantes españoles y con ello fracasó en su deseo de seguir siendo el último mono en “los tres de las Azores” (Bush, Blair y Aznar). Ahora sólo le queda unirse al dueto Vargas Llosa y Enrique Krauze, con los lemas: “¡Pídenos lo que quieras, papá Bush!” o “¿Populismo? ¡Fuchi, fuchi y fuchi!”.
Y Televisa, que no niega la Cruz de su parroquia, informa el sábado de una manifestación del PP de Aznar en España y eleva los manifestantes de 200 mil a un millón y medio. Igual que lo miente el PP.
Juan Miguel de Mora *. Ciudad de México.
Colaboración. El Inconformista Digital.-
* Profesor de Indología en la UNAM (Universidad Nacional de México), y ex combatiente en la Guerra Civil española con las Brigadas Internacionales.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 3 Marzo 2006.