ETA nació de una escisión del PNV en el año 1959. Su larga trayectoria está jalonada de muertos y heridos. Muchos cambios ha sufrido la organización, aunque el fundamental sea el haber perdido la cobertura que Francia (Santuario francés) le dio durante el franquismo y durante algunos años de la transición política española.
Desde ese momento, todos los gobiernos han negociado con ETA, desde Rosón con la UCD, el PSOE de Felipe González que negoció en Argél y dispersó a los presos y, por último, el PP de Aznar que negocio en Suiza e intentó un acercamiento de presos; todos han fracasado. ¿Qué pasa ahora? Como es lógico, también quiere negociar el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero; está en su derecho y es su obligación. A ningún gobierno se le puede negar que intente acabar con la violencia etarra.
Al PP le ha cogido un gusto morboso a las algaradas que generan crispaciones; crispaciones innecesarias que tiene cómo único objetivo desgastar al gobierno. Ley de Educación, archivos de Salamanca, o el Estatuto catalán han ido en esa dirección. Ahora intentan abortar una posible negociación con ETA; y se llaman patriotas. No pueden evitarlo; les sale la vena ultra. Ellos se reclaman los mayores amantes de España, pero ¿de qué España? Negar a otro gobierno lo que ellos hicieron es un acto más de provocador cinismo. El PP, en su afán de acabar con ETA, algo que nadie censuró, realizó los contactos pertinentes. Hay incluso una cinta que se dejó oír en la Cadena Ser en donde Aznar llama a la organización terrorista Movimiento de Liberación Nacional Vasco, algo inaudito en el vocabulario del ex presidente Aznar. Ningún partido político dijo nada en contra, ni pusieron impedimentos a un intento obligado de todo gobierno que se precie.
Se les ve demasiado sus intenciones, aunque juren y perjuren que lo hacen por el bien de España. El gobierno no hace otra cosa que cumplir con su obligación. Cuando el señor Aceves se rasga las vestiduras, haciendo falsas y ampulosas declaraciones, debería recordar que fue durante su cargo como Ministro de Interior cuando ocurrió el mayor acto terrorista cometido en nuestro país, y que todavía no se han dado suficientes explicaciones. Pero el sentido común se les escapa por la puerta grande.
Ha habido momentos muy graves en donde ETA estaba muy fuerte y los atentados con muertos era una constante y no por ello se ha dejado de negociar con la banda armada. Quizá la situación sea más idónea ahora para intentarlo, y perder dicha oportunidad sería una traición a la sociedad, a las víctimas pasadas y a las futuras. ETA lleva años sin matar y eso dice algo. Es cierto que han seguido haciendo atentados, aunque hay un aspecto importante, y es que ahora avisa del lugar y de la hora para que no haya víctimas; un síntoma claro para quienes quieran verlo. El PP anda como perro rabioso buscando a quién morder mientras dirigen los más incongruentes discursos. ¿Qué hizo el PP?, negociar con ETA; negociar cuando había más atentados y más muertos sobre las espaldas de los etarras. No consiguió nada de nada, pero lo intentaron y eso es lo importante; quizá les venga la rabia de esa realidad. No quieren permitir que el Gobierno de Zapatero intente terminar con ETA porque sería un triunfo histórico y de ahí su esquizofrenia y sus ataques furibundos para abortar un derecho y una obligación de cualquier gobierno.
Los ataques sistemáticos del PP diciendo que esta negociación es una rendición y que no se pueden hacer concesiones políticas son una falacia manifiesta. La democracia tiene los cauces suficientes para que sean las leyes las que vayan dirigiendo el proceso si afortunadamente se diera. Nuestra Constitución no ampara la amnistía, pero sí la reducción de penas por arrepentimiento; deberán ser las leyes las que marquen las pautas a seguir. El PP también pone el grito en el cielo por la excarcelación de algunos presos etarras, cuando es la ley la que lo permite; esa misma ley que utilizó los gobiernos de Aznar para excarcelar a presos de la ETA (…)
Creen que calumniando y crispando a la sociedad se harán nuevamente con las riendas de España y por ello están dispuestos a dar otro gran espectáculo. Hoy, cuando se vislumbra una posible negociación con mayores expectativas que anteriormente, el PP hace una acometida bestial cual animal herido. A España sólo la quieren para domeñarla a su antojo, como si de una finca particular se tratase, pero la sociedad tiene otras necesidades y no quiere más víctimas. La sociedad pide el fin de la violencia y el gobierno tiene el deber y la obligación de intentarlo, una vez más. Aquellos que claman al infierno para desgastar al gobierno y confundir a los ciudadanos más les valdría colaborar como antes lo hicieron otros gobiernos. Ahora bien, el proceso no será ni fácil ni rápido, ya lo han dicho numerosas voces. Habrá que recordar las negociaciones que el gobierno británico realizó con el IRA hasta que abandonaron las armas definitivamente.
Querer a España es querer lo mejor para sus ciudadanos y el fin de ETA es algo deseado por la gran mayoría, aunque a otros les duela. Poner trabas a ello es la mayor traición que se puede hacer al pueblo.
Teresa Galeote. Alcalá de Henares, Madrid.
Redactora, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 23 Febrero 2006.