Unas polémicas viñetas sobre el profeta Mahoma publicadas en un importante número de periódicos europeos, han reabierto el viejo debate en los medios de comunicación de los limites de la libertad de expresión y la responsabilidad siempre necesaria.
Pero lo verdaderamente importante es que la ola de protestas de musulmanes, de marcada violencia en algunos países de Oriente Medio, y la defensa a ultranza de muchos periodistas en los países europeos de las viñetas de la discordia, han dejado entrever hasta que punto el hecho religioso y la profesión periodística se confunden con una amalgama de intereses inconfesables y un cinismo sin fronteras.
La cronología de los hechos
Las viñetas en las que aparece el profeta Mahoma, con un turbante bomba y con los ojos cubiertos, fueron publicadas por primera vez en el rotativo danés Jyllands Postem el 30 de Septiembre del pasado año. Según este mismo periódico cumplía una función cívica, siendo una provocativa llamada a la libertad de expresión, después de que un literato no encontrara ningún dibujante que le ilustrara su libro, por miedo a las amenazas de grupos integristas islámicos. Por aquel entonces la comunidad musulmana europea, y también algunos gobiernos árabes protestaron por lo que consideraban una ofensa al Islam, pidiendo de forma urgente una reunión con el primer ministro danés Anders Fogh Rasmussen.
En el mes de Diciembre se produce un hecho a tener en cuenta; según desvelo bastante más tarde The New York Times, 57 países islámicos se reunieron en la Meca para debatir el aumento del fundamentalismo islámico violento en sus países y para tratar de encontrar formulas para combatirlo. Es en esta reunión ?con la que contó con la asistencia del polémico líder iraní Mahmoud Ahmadinejad? en donde los diferentes líderes acordaron adoptar una reacción conjunta ante lo que consideraron “ataques a su religión”. Sin embargo, el asunto por esas fechas no fue a mayores.
Es a partir del 20 de Enero del presente año cuando puede decirse que se inicia lo que devendría en la guerra de las viñetas. Las viñetas aparecidas en el Jyllands Postem vuelven a aparecer como gesto solidario en una revista noruega llamada Magazinet. Esta revista conservadora y fundamentalista cristiana ?cercana tanto a los cristianos árabes como a diferentes sectores políticos y culturales de Israel?, es la que atiza nuevamente la polémica, iniciándose una escalada de protestas muy violentas en los países árabes y mayoritariamente islámicos.
El 30 de Enero ante el aumento de la tensión en Palestina, propiciado por las caricaturas del profeta y las amenazas de Yihad Islámica, el Ministerio de Exteriores noruego manda evacuar al personal voluntario en la franja de Gaza, y recomienda que sus ciudadanos no viajen a estas tierras.
Al día siguiente, Jyllands Posten, el periódico donde aparecieron por primera vez las caricaturas del profeta, tiene que evacuar su sede después de recibir un aviso de bomba. El rotativo danés tras esto decide disculparse públicamente por las caricaturas.
El 1 de Enero, en un nuevo gesto de solidaridad y bajo la bandera de la libertad de prensa el periódico francés France Soir y el alemán Die Welt vuelven a reproducir las viñetas polémicas. Las consecuencias eran previsibles. Grupos armados palestinos amenazan con disparar a ciudadanos europeos, mientras la sede de la Unión Europea en estas tierras es cercada. El director de France Soir días después seria cesado de su cargo, y la tensión seguiría su curso; uno de los episodios más sorprendentes se producía a miles kilómetros de distancia de Oriente Medio, en la ciudad de Yakarta, donde la embajada de Dinamarca fue asaltada por un grupo de fanáticos.
Las protestas violentas los días 4 y 5 de Febrero se trasladaron a Siria y El Líbano, donde las embajadas danesas y noruegas fueron atacadas y consumidas por las llamas. Para entonces EEUU y el Reino Unido habían condenado la publicación de las viñetas de Mahoma, considerándolas ofensivas.
En los siguientes días las protestas se produjeron en Irán, donde los clérigos de la Revolución, acusaron a los EEUU de estar perpetrando un ataque psicológico contra los musulmanes.
El 8 de Febrero las protestas llegaron a Afganistán, donde grupos de talibanes organizaron importantes disturbios en Kabul, poniendo en jaque a las tropas de la OTAN. Se produjeron las primeras víctimas mortales. En el Pakistán las protestas llevadas a cabo por los chiítas empezaron a cobrarse más víctimas mortales.
Iraq inmerso en una guerra permanente entre innumerables facciones armadas y los ejércitos aliados, no escapó tampoco a la oleada de protestas. Miles de personas en las ciudades del centro y sur del país quemaron banderas occidentales, y expresaron abiertamente su odio hacia los ejércitos invasores. Visto en perspectiva, los últimos acontecimientos sangrientos acaecidos en Iraq, tras la destrucción de la mezquita chiíta de Samarra, que han podido favorecer una guerra civil, bien podrían haberse iniciado con ésta guerra de las viñetas.
Simultáneamente y lejos de las cámaras se producían, en multitud de países de Oriente Medio y el Magred, importantes movilizaciones pacificas de protesta en contra de los países occidentales. En los países europeos también se desarrollaron algunas movilizaciones de musulmanes y laicos de izquierdas sin que se produjera ningún tipo de violencia.
Un trasfondo del todo racional
El ciudadano medio europeo y norteamericano durante esos días recibió una vez más una visión no muy positiva de las gentes que habitan esas tierras lejanas, y de la religión que profesan; nos atreveríamos a decir sin temor a equivocarnos que el ciudadano medio ha podido ver por televisión muy fácilmente a los musulmanes como unos fanáticos y unos salvajes muy peligrosos, que son capaces de amenazar las libertades y derechos de los europeos, hasta el extremo de amenazarnos para conseguir sus objetivos con atentados terroristas.
Pero una visión más objetiva y cuidadosa dejaría entrever facilmente que ni los manifestantes en su mayoría eran violentos, ni tampoco unas turbas que quisieran imponer sus postulados a los europeos, protestando en países que están a miles de kilómetros del continente europeo. Ni siquiera ni una de esas movilizaciones violentas se produjo por las calles europeas.
En efecto, la inmensa mayoría de personas que salieron a protestar contra el gobierno danés y otros gobiernos europeos, por su actitud tras la publicación de las polémicas viñetas, en ningún momento exigían que la sociedad y las leyes que rigen en los países europeos cambiaran en nada. Tampoco esas movilizaciones en su gran mayoría se produjeron como hemos dicho en los países europeos, si no en los países de Oriente Medio y el Magred.
Cuestión distinta es que podamos encontrar un patrón certero que nos sirva para explicar por qué más allá del calentón por la ofensa, expresado en una muestra fanatismo religioso, se reprodujeron con tanta fuerza y unanimidad esas protestas en el mundo árabe e islámico. Bajo nuestro criterio como vamos a proceder a explicar las causas principales no se encuentran en los principios laicos de las sociedades europeas, ni en las redacciones de los periódicos europeos ?por mucho que fue ahí donde se produjera el detonante y gran parte del combustible?, si no en los propios países donde se produjeron las protestas; y más concretamente en la relación y responsabilidad que existe entre los dramas humanos y económicos en esos países y la política exterior europea y norteamericana.
En el mundo árabe el 26 de Enero se produjo un hecho transcendental: la victoria de Hamas en las elecciones palestinas por mayoría absoluta. El Movimiento Islámico de Resistencia, al plantear como inamovibles las exigencias de los palestinos para empezar a dialogar con sus homólogos israelíes, marcó desde la templanza unas reglas de juego más duras pero también más ecuánimes para tratar de resolver el largo conflicto. La respuesta norteamericana y europea a la victoria de Hamas en las urnas fue una imposición de condiciones a la política interna de la organización y a sus relaciones con Israel, so pena de recortar las ayudas económicas a la Autoridad Nacional Palestina.
Hamas sin embargo se negó en redondo a cambiar su política con respecto a Israel mientras éste estado no hiciera lo propio. El gobierno israelí montó en cólera y manifestó abiertamente sus intenciones de orquestar una campaña mediática internacional para desprestigiar a la organización palestina.
El hecho que sea en Palestina donde se han producido numerosas protestas por las polémicas viñetas por parte de algunos grupos palestinos, conecta hábilmente la victoria electoral de Hamas con un auge automático del integrismo islámico en esas tierras. Esto es lo que se plasmó en televisión. Pero ahondando más en los hechos, desgranándolos, parece constatado que las protestas fueron protagonizadas principalmente por Yihad Islámica y los Mártires de Alaqsa, grupos que si bien son palestinos no son precisamente parte de la organización de Hamas. El objetivo de las protestas fueron nuevamente los símbolos de daneses y noruegos, pero también la embajada de la Unión Europea: algo significativo que concuerda más con la política de la Unión Europea con respecto a los grupos políticos palestinos que con una ofensa al hecho religioso de los musulmanes.
Conforme fueron pasando los días muchos formadores de opinión publica en los países occidentales pasaron de una visión un tanto reducionista que ofrecía a los musulmanes como unos salvajes, a una visión mucho más mal pensada de unos musulmanes muy organizados e inteligentes, que trataban socavar con una presión social conducida la presunta hegemonía europea en Oriente Medio. Esta seria pues la visión que salió en muchos medios de comunicación, tras conocerse la reunión en la Meca de 57 países islámicos en el mes de diciembre: ‘ahí es donde lo prepararon todo’ podría ser la mejor definición.
Pero esto de tener ciertos visos de verdad, nos lleva inevitablemente a analizar el contencioso nuclear y petrolífero que tienen las potencias occidentales e Israel con Irán.
Por la boca muere el pez
El polémico líder iraní Mahmoud Ahmadinejad, la cara visible del régimen iraní en los últimos meses ha dicho muchas cosas al mundo. Entre ellas, aparte de ejercer un pulso diplomático con las potencias por la cuestión nuclear y los precios del petróleo, están unas declaraciones moralmente reprochables por parte de la comunidad internacional.
Nos referimos a los insultos y amenazas que emitió Ahmadinejad meses antes de la guerra de las viñetas contra parte de la memoria histórica de los judíos y el Estado de Israel. Ahmadinejad negó el holocausto que perpetraron los alemanes del Tercer Reich contra los judíos, amenazó a Israel con borrarlo del mapa, y hasta propuso la creación de un estado judío en Europa central. No obstante, este tipo de declaraciones no se tradujeron en multitudinarias protestas callejeras por parte de los ciudadanos israelíes y de los judíos en diáspora permanente alrededor del mundo; tampoco nos consta que se produjera ningún tipo de boicot a los productos iraníes. El petróleo iraní por lo que parece en ningún momento se ha dejado de comprar. Por el contrario el Estado de Israel, arropado por la mayoría de países occidentales, protestó formalmente en las Naciones Unidas por estas declaraciones. Poco después la presión de los países occidentales hacia Irán a raíz del asunto nuclear se veía incrementada de forma considerable; quedando el caso visto para la sentencia en las próximas semanas de marzo en el Consejo de Seguridad.
Parece evidente que si por lógica hemos de decir que el régimen iraní, algunos grupos palestinos, gobiernos de estados mayoritariamente musulmanes, y hasta los grupos cercanos al terrorismo ( el caso de los talibanes en Afganistán y Pakistán es significativo), o la propia Alqaeda (en su ultimo y reciente comunicado ha hecho una llamada para que se perpetren grandes atentados por la ofensa al profeta), han podido fácilmente instrumentalizar el insulto al hecho religioso en favor de sus beneficios políticos, tendremos que sentenciar de forma implacable de igual manera que el Estado de Israel, los EEUU y el Reino Unido, de la mano de algunos medios de comunicación, cuanto menos han instrumentalizado y aprovechado esta guerra de las viñetas en su beneficio.
Los europeos otrora mayoritariamente contrarios a las aventuras militares norteamericanas y británicas en Oriente Medio, y muy críticos con el gobierno de Israel frente a su contencioso con los palestinos, previsiblemente tras estas protestas y un trato informativo sesgado, cuando no conducido directamente, han podido cambiar su criterio hacia los musulmanes, tanto en esos países lejanos como en los que son plenamente ciudadanos europeos. Esta propia dinámica también se ha podido producir en los gobiernos europeos, los que siendo incapaces de crear una superpotencia europea, principalmente por la intromisión norteamérica y su miedo intrínseco a sus pueblos, han quedado en una posición muy debil frente al exterior.
Operación Mahoma
Por lo tanto los grandes perjudicados por la guerra de las viñetas han sido en primer lugar los propios musulmanes moderados, tanto en Oriente Medio y otros países lejanos como los que viven en la propia Europa, y en segundo lugar los estados europeos y sus ciudadanos más europeístas y contrarios a la política internacional norteamericana.
Esta Operación Mahoma que nunca ha existido y de la que nadie se quiere responsabilizar, se asemeja bastante a las escaramuzas que se daban a mediados y a finales del siglo XX entre soviéticos y capitalistas. Puede que sea una antesala de movimientos parecidos, una toma del pulso social y mediático de unas sociedades bastante globalizadas, o una premisa necesaria ante una nueva aventura militar. Lo que es seguro es que no quedara en balde; y por lo que a nosotros como periodistas nos respecta debemos de estar muy prevenidos si no queremos ser meras correas de transmisión.
La libertad de prensa deberíamos empezar a decir que no es una religión, y por lo tanto los periodistas no deberíamos hacer acto de fe en creencias cuando desarrollamos nuestro trabajo.
Tanto si la Operación Mahoma fue ideada por algunos estados musulmanes como si fue ideada por algunos estados occidentales, o sencillamente cada cual aprovecho como mejor pudo la polémica para sus intereses, parece evidente que se pudo llevar a cabo gracias al papel de los medios de comunicación; este papel pues ha tenido parte importante de responsabilidad en la sucesión de los hechos. Fue percutor y fue leña en una hoguera ya de por sí bastante cargada por demasiados motivos. Algunos medios y periodistas sabían bien lo que hacían y otros sin más fueron instrumentalizados.
No es cierto por lo tanto que todo se pueda decir, y tampoco es cierto que tengamos la obligación de publicar informaciones y opiniones que no van a aportar nada a los ciudadanos, más allá de odio, desesperación o confusión.
Exactamente lo mismo sucede con los gestos de solidaridad. De igual manera que consideramos demencial la existencia de terroristas suicidas, no podemos convertirnos nosotros en periodistas suicidas por mucho que otros sin la menor reflexión hayan decidido arriesgar demasiado.
La mejor manera de defender la libertad de prensa, como el resto de libertades que existen en los países occidentales, es ejerciéndola. Nada se defiende cuando se sigue ciegamente lo que hace cualquier insensato, que puede estar movido por motivaciones inconfesables, o sencillamente instrumentalizado sin saberlo.
Redacción / Periodismo. El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 11 Febrero y 5 Marzo 2006.