Todos tenemos la idea idílica de la India, con todo un mundo de sensaciones, olores, espiritualidad, religiones, inmersos en los cuentos de hadas, de los sultanes y las castas. Pero la realidad es muy diferente.
Se constituyó el 15 de agosto de 1947, cuando el Reino Unido le reconoció su independencia, formándose dos estados, la India y el Pakistán oriental y occidental (musulmanes). Su devenir histórico ha estado lleno de conflictos y guerras con Pakistán en varias ocasiones, con China en 1965 y en 1971 otra vez con los pakistaníes por la secesión de Pakistán oriental que se independizó como Bangla Desh. Actualmente es la mayor democracia del mundo, a pesar de todas sus imperfecciones.
La India tiene una extensión de 3.268.000 km2 y es el segundo país más poblado con unos 1.065 millones de habitantes, con un crecimiento anual del 2% y que para el año 2020 habrá llegado a los 1.365 millones de habitantes. Tiene una pirámide de edad muy joven, con un 54% de la población menor de 25 años y un potencial laboral de 420 millones de trabajadores que en el año 2025 llegará a los 800 millones de trabajadores.
El 83% de su población es hinduista y el resto musulmana. El factor principal de la población hindú es su carácter rural, con un 75% de sus habitantes y solamente el 25% es urbana. El 50% de su población es analfabeta y el 90% no conoce el ordena-dor.
La India se encuentra con un retraso económico de diez años respecto de China, pre-viéndose que en los próximos años crecerá a un ritmo del 6,5%. Para ello, invertirá en los próximos diez años más de 250.000 millones de dólares en infraestructuras con la finalidad de modernizar el país, para así aprovechar todas sus posibilidades de desarrollo.
Su producto interior bruto, en el año 2004, fue de 550.000 millones de dólares, todavía muy por debajo del PIB español. Pero presenta un fuerte dinamismo en los últimos años, debido al fuerte desarrollo del sector servicios.
Su crecimiento está protagonizado por un sector empresarial autónomo que se centra en sectores económicos punta, como son la industria de programas y aplicaciones informáticas (software), en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, junto a la industria farmacéutica, tabaquera, del automóvil y en el campo de las finanzas.
La India es famosa por su potencial tecnológico de aplicaciones informáticas, desarrollándose sobre todo en el sur hindú con abundantes parques tecnológicos. Sirva como ejemplo el de Bangalore, conocido como el Sillicon Valley hindú. Esta industria será su futuro, pero también está en la base de su destrucción, porque es una de las industrias más contaminantes y una gran depredadora de agua, que escasea en la India. Las previsiones de los organismos económicos internacionales consideran un crecimiento medio anual del 6,7% de su PIB en los próximos diez años, presentando a la India como el segundo mercado más atractivo para la inversión mundial, después del fenómeno chino.
La inversión extranjera supuso, en el año 2004, unos 4.400 millones de euros, cifra muy importante pero muy alejada de los 50.000 millones de euros de China. Otro factor muy importante para la India, son las remesas de dinero que mandan la emigración hindú y que se calculan en unos 10.000 millones de dólares anuales.
La situación social es alarmante, solamente unos cincuenta millones de hindúes pueden considerarse clase alta, con una buena capacidad para comprar bienes y servicios. Esta elite está muy bien formada, con dominio del inglés y conocimientos de la cultura occidental, pero con unos salarios muy por debajo de sus homólogos en otras partes del mundo.
Unos doscientos cincuenta millones de personas pueden considerarse clase media, con no mucha capacidad adquisitiva, ávidas por consumir productos y por entrar en el mundo de las tecnologías de la información y de la comunicación, por entender que son su progreso futuro.
Hay cerca de ochocientos millones de hindúes que viven en la miseria, analfabetos y que subsisten gracias a una agricultura muy atrasada y nada competitiva, es decir, una agricultura de subsistencia. Esta forma de vida se puede calificar de máxima pobreza. Las elites hindúes han apostado claramente por la educación, como podemos comprobar teniendo unos millones de cuadros (técnicos, ingenieros…) muy bien formados, con amplio dominio del inglés y con conocimientos de la cultura occidental pero con bajos salarios. Unos 600.000 ingenieros salen anualmente de las universidades hindúes.
Sirva como ejemplo que el 10% de los alumnos de la Escuela de Negocios de la universidad norteamericana de Harvard son hindúes, siendo también la minoría más importante en las principales escuelas de negocios en Estados Unidos, Reino Unido, y Canada.
Su situación medio ambiental es penosa. El agua se ha convertido en un grave problema, pues disponiendo de 2.240 m3 por persona / año, cifra que disminuirá rápidamente, les acerca a lo que la ONU denomina estrés hídrico. En 1993, solamente el 42,9 % de los hindúes urbanos y el 3,5% de los rurales disponían de instalaciones de saneamiento. Nueva Delhi vierte al río Yauma más de 200 millones de litros de aguas residuales diariamente sin depurar. Alrededor del 18% de la población urbana y el 29% de la rural no disponen de agua potable.
Su sistema hídrico depende de los ríos Ganges e Indo, y ambos son cuencas internacionales compartidas que le originan continuos conflictos con Pakistán y Bangla Desh, y en consecuencia importantes limitaciones en el uso de sus aguas. Al mismo tiempo, la explotación abusiva de los acuíferos va a provocar una menor cantidad de agua disponible. Pudiéndose reducir su cosecha de cereales en una cuarta parte, lo que puede provocar desequilibrios en los mercados internacionales de cereales.
Como podemos ver coexisten muchas Indias en una sola. Su gobierno dispone de un potente ejército con una gran capacidad militar siendo una potencia nuclear. ¿Cuál será el futuro de la India?
Si seguimos los comentarios de las agencias internacionales alcanzará el tercer lugar mundial en veinte años tras China y Estados Unidos. Yo pienso que al igual que China, la India no tiene un futuro tan esplendoroso, pues ya en los tiempos actuales, se prevé en un periodo corto de tiempo unas profundas crisis energéticas e hídricas de difícil solución y que van a hacer cambiar profundamente el modelo de desarrollo económico actual, el cual afectará gravemente a estas dos grandes potencias asiáticas.
Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 3 Febrero 2006.