Las elites europeas elaboraron la Constitución y en ella plasmaron la concepción que quieren de Europa, que no es otra que la aplicación de la ideología neoliberal. La mayoría de los grupos políticos europeos, los pode-res económicos, financieros y los poderes mediáticos hicieron una gran campaña a favor del ‘Sí’, dando poca o nula cancha a los que defendíamos el ‘No’.
A pesar de todo su poder triunfó el ‘No’ en Francia y Holanda, lo que ha hecho descarrilar esta Constitución y lo que es más importante, el neoliberalismo ha sufrido una derrota contundente.
¿Qué pasó para que fuera rechazada? El rechazo mayoritario provino de la izquierda, aunque no hay que olvidar que sectores de la derecha política también mostraron su disconformidad. El sector de la izquierda que propugnó el ‘No’, no es antieuropeísta, sino un rechazó a la Europa neoliberal, planteando como alterna-tiva una Europa más social.
En unos momentos de incertidumbre e inestabilidad económica, la Unión Europea representa más un factor de inseguridad que de protección ante los avances de la globalización neoliberal, siendo tres los factores a los que se le achaca. En primer lugar, al euro que cada vez genera más rechazo social, por el encarecimiento de la vida que ha supuesto. En segundo lugar, una ampliación hacia el Este, llevado a cabo de forma precipitada que amenaza claramente el Estado social y el mercado laboral, con las deslocalizaciones industriales. En tercer lugar, se está produciendo un resurgimiento del Estado-nación como último obstáculo frente al neoliberalis-mo globalizador.
La Constitución europea presentada fue vista como una plasmación de los intereses económicos de las elites europeas, donde el dinero y el poder político se abrazan para su beneficio, pero no para los intereses euro-peos en general.
El otro gran asunto al que hemos asistido a finales del 2005, ha sido la aprobación del presupuesto comunita-rio del 2007/2013, significando una nueva decepción, pues indistintamente de la aportación o de lo que cada país recibe, el conjunto ha sido un rotundo fracaso, porque se ha recortado de manera importante dicho presupuesto. Mientras que los sectores que buscamos una Europa social y política demandabamos que se fuera aumentando el presupuesto para poder desarrollar políticas sociales de amplio calado, la realidad ha sido la contraria, volviendo cada vez más a una Europa de los mercaderes.
El gran triunfador ha sido Tony Blair, pues ha dirigido el proyecto hacia “una Europa del mercado” y menos hacia “una Europa política y social”. Con una demagogia difícil de entender, Blair dice que hay que oír lo que los ciudadanos europeos quieren para así conectar el proyecto con la población. Lo que la inmensa mayoría quiere es una Europa social y política rechazando las políticas neoliberales que nos están aplicando. Blair nos plantea más neoliberalismo, presentándonos como modelo a seguir el económico y social británico.
Ante la resistencia que está presentando la población europea a la práctica neoliberal, estamos asistiendo a un endurecimiento en el campo de las libertades individuales. Se ha atrevido a proponer el cambio de la Conven-ción Europea de los Derechos Humanos, con un recorte de las libertades. Para ello, utilizan el terrorismo como excusa, pero lo que realmente se busca es el control de la sociedad por medios coercitivos.
Cada vez se están dando practicas más autoritarias, como estamos viendo con Bush, Sarkozy, etc. sirviendo como ejemplo, Guantánamo, las cárceles de la CIA, o la actuación en Francia del gobierno conservador.
Otro de los aspectos, que siempre ha llamado la atención en la Unión Europea es la presión que ejercen los distintos lobbies empresariales europeos, como UNICE, haciendo que muchas de las leyes que se aplican en la Unión Europea hayan pasado por el tamiz de estas organizaciones. Sirva como ejemplo, la presión que la Unión Europea ha ejercido sobre muchos países pobres, para que privaticen sus sistemas públicos de aguas a favor de las multinacionales europeas como Suez, Vivendi, o RWE-Thames.
Ahora estamos asistiendo a la aparición de muchos “think-tanks”, todos de origen norteamericano con la finalidad de apoyar el proyecto europeo. Son de origen conservador o neoconservador que potencian la Eu-ropa del mercado, con apoyo expreso a las políticas neoliberales y que intentan desarrollar una política peda-gógica buscando hacer más digeribles las consecuencias traumáticas del neoliberalismo. Un ejemplo de ello, sería la FAES, que dirige Aznar y que está empozoñando la vida política española, recibiendo grandes canti-dades de dinero público.
Dos son los proyectos neoliberales que se intentan implantar actualmente en la Unión Europea, la denomina-da Directiva Bolkestein y el llamado informe Sapir.
La Directiva Bolkestein busca desarrollar todo el potencial del sector servicios europeo, que representa el 70 % del PIB de la Unión, lo que origina que continúe muy fragmentado y con muy poca integración. Intenta el desarrollo de las empresas del sector servicios para que alcancen una gran dimensión económica. Para ello es necesario que se vayan abriendo nuevos mercados como el de la educación, sanidad, agua, las pensiones, etc. al sector privado.
El informe Sapir, analiza los retos de la globalización para Europa, considerando necesario e imprescindible la reforma de los mercados laborales, entiéndase su desregulación, donde cada vez el mundo empresarial tenga más poder y el mundo del trabajo menos derecho y menos estabilidad. Como no podía ser de otra manera, también cuestiona el modelo social, al que considera poco eficiente y poco adaptado para competir a escala social. Lo que pide el informe Sapir es la disminución de los sistemas sociales europeos y encaminarnos al modelo anglosajón que tanto defienden Bush y Blair, significando el empobrecimiento y la inseguridad en el futuro de millones de europeos.
El modelo neoliberal anglosajón potencia la figura de la persona propietaria y consumista, alejada de cualquier modelo social de obligaciones, responsabilidades y cuidados. Lo que ellos estimulan es el llamado principio de caridad individual. En consecuencia, es un agresivo nacional-liberalismo que apela a las identidades nacionales y patrias, en unos momentos en que estas se cuestionan ante los procesos de globalización y por la llamada inmigración, “el otro” que hace desaparecer los principios de grupo por el multiculturalismo.
Este planteamiento neoconservador exige medidas autoritarias con los principios de “ley y orden”, o la “tole-rancia cero”, ante cualquier cosa que no entre en su normalidad, criminalizando en consecuencia a los pobres, los indigentes y especialmente al inmigrante, deteriorando día a día los principios democráticos por los que nos regimos. Todo esto lo estamos viendo con las escuchas telefónicas de Bush, la actuación del ministro francés Sarkozy en París, etc.
Ante la avalancha neoliberal en que estamos inmersos ¿qué podemos hacer los europeístas convencidos? Evidentemente luchar por el demos europeo, apoyando todo aquello que suponga un avance en el modelo político y social en una Europa solidaria y oponernos los intentos de recortar las libertades, democra-cia, derechos laborales y sociales, etc.
Pero esto, en este momento, debería pasar por luchar contra la Directiva Bolkestein y el informe Sapir, exi-giendo el control del Banco Central Europeo, paralizando los procesos de privatizaciones como los ferroca-rriles, agua, sanidad, educación, etc. y aumentando los presupuestos de 2007/2013, buscando la armonización fiscal y el control de los paraísos fiscales.
Otra Europa es posible, pero para transformarla es necesario que los europeos seamos conscientes de ello y como en otras épocas históricas, a través de los movimientos sociales y políticos hagamos frente a aquellos que sólo buscan sus mezquinos beneficios propios, llevando a millones de europeos a situaciones no desea-das.
Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 29 Enero 2006.