Que el General jefe de la fuerza Terrestre del Ejercito de Tierra, amenace al Gobierno, al Parlamento electo, y a todo el pueblo español, con intervenir militarmente si el poder político, haciendo uso de la soberanía popular, legisla en contra de su postura personal, no es entrar a tiros en el Congreso, pero se parece bastante.
Cuando el Teniente General Mena ha dicho textualmente que “las Fuerzas Armadas, la Armada, y el Ejercito del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad y el ordenamiento Constitucional” advirtiendo de “las graves consecuencias, tanto para las Fuerzas Armadas como institución como para las personas que las integran, que conllevaría la aprobación del Estatuto de Cataluña en los términos en que está planteado”, no especifica bien si formula un compromiso de sometimiento al régimen democrático representado por el gobierno nacido de las urnas, o si por el contrarío lo amenaza con un golpe de estado, a la vez que arenga al ejercito a un levantamiento, pero se entiende perfectamente. En cuanto a su “problema” con el uso del catalán por parte de los militares que ejerzan en Cataluña, es la ley la que determina este idioma en Cataluña como lengua oficial junto con el castellano, y todos los funcionarios están obligados a entenderla.
El atrevimiento de Mena no sólo es grave, es inadmisible para un Teniente General de un ejercito democrático, que asume una constitución, a la que se somete, no a la que pretende someter, y al que con su actitud pone en una situación incómoda, que sólo puede avergonzarlo y conducirlo a la una perniciosa fractura.
Sus advertencias son en sí violentas, y parecen ignorar las existencias de un procedimiento legal, y de una Institución competente para determinar la constitucionalidad de las leyes, que no es otro que el Tribunal Constitucional.
Si cualquier ciudadano de la calle sabe que la ignorancia de la ley no exime de la pena, imagino que el Sr. Mena tendrá muy claro que su desconocimiento de los procedimientos legislativos, no justifican que, en su calidad de Teniente General, y como General Jefe de la Fuerza Terrestre del Ejercito de Tierra, se permita amenazar al poder político y provocar un conflicto con tales declaraciones.
La “Capacidad Legislativa”, es competencia en este país ?actualmente democrático? del Congreso y del Senado. Las declaraciones de Mena son sobre todo una coacción, que pretende manipular la capacidad Legislativa de las Cortes.
En cuanto a la Constitución Española, que hoy nos ampara, recordemos que no es más que un documento consensuado por la mayoría democrática, pero legalmente susceptible, aunque difícil, de ser modificado, siguiendo unos claros mecanismos que ella misma determina. Siendo competencia del Parlamento y de los españoles decidir estas reformas, cuando lo consideren oportuno, si llegara el caso. Lo que por otro lado, no es una idea descabellada, de hecho, es previsible que suceda al final de la legislatura, para modificar el orden de sucesión de la Corona, y hacer posible que la Infanta Leonor siga a su padre, el Príncipe Felipe, en la línea sucesoria al trono.
La inmensa mayoría de los españoles, independientemente de sus inclinaciones políticas, somos demócratas, y disfrutamos de un próspero régimen, que garantiza unas libertades públicas, y una capacidad de decisión que no estamos dispuestos a perder, y que no nos gusta ver amenazado. Y amenazados nos sentimos muchos españoles cuando Tejero aquél señalado 23 de Febrero de 1981 ?que nunca olvidaremos? entró, pistola en mano, en el Congreso, secuestrando a los representantes políticos, elegidos por el pueblo español, y al Gobierno en pleno. En aquella ocasión, le tocó a Gutiérrez Mellado representar a ese sector mayoritario y responsable del ejercito, que se sienta integrado en la vida democrática del país, asumiendo la legalidad vigente.
Tras las declaraciones del Teniente General José Mena Aguado, algunos españoles, entre los que me incluyo, hemos vuelto a sentirnos amenazados como entonces. Pero ahora, sabemos ?por mucho que Mena haya insinuado lo contrario?, que su amenazante postura antidemocrática, sólo “comprendida” por la derecha más reaccionaria, no tiene nada que ver ni representa al grueso de nuestro ejercito; y que el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, que es el rey y Jefe de Estado de nuestra Monarquía Parlamentaria, respalda la democracia, como ya demostró frente al intento golpista. Dos diferencias tranquilizadoras, entre lo de Mena y lo de Tejero, aparte de la graduación.
Milagrosa Carrero Sánchez. Caceres.
Colaboradora, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 9 Enero 2005.