La privatización de la guerra – por Edmundo Fayanás

En el mundo globalizado actual dominado por el neoliberalismo, en el que todo está regido por el mercado, nos encontramos con el fenómeno de que hasta la guerra se privatiza.

A lo largo de la historia podemos comprobar la existencia de los mercenarios, como un fenómeno real pero muy puntual. Sin embargo, los niveles actuales son muy preocupantes, porque actúan fuera de cualquier tipo de control.

En 1998, la Asamblea General de la ONU decidió examinar el papel de los mercenarios como instrumento para violar los derechos humanos y obstaculizar la libre autodeterminación de los pueblos.

El relator nombrado por la ONU, el peruano Enrique Ballesteros, concluía: “el mercenario suele acometer atentados, sabotajes, actos de terror y torturas. Cualquiera de esas acciones son consideradas como netas violaciones de los derechos humanos por los tratados internacionales sobre la materia. Pero la trasgresión es mucho más grave si es cometida por un mercenario, porque el mercenarismo está en el origen de las violaciones mismas, tiene conexión, con gobiernos corruptos que intenta imponer una dominación feroz e ilegitima, y con empresas multinacionales que quieren controlar y hacer negocios lucrativos con los recursos naturales de los países pobres”.

Con la expansión del empleo de los mercenarios y de las Corporaciones Militares Privadas, la globalización da un paso total en su dominio. Ya no sólo se privatiza el agua, los servicios públicos, educación, sanidad, e tc; ahora ya se privatiza el ejercicio de la violencia que estaba reservada en exclusividad a los Estados.

Como dice Daniel Bensais: “En realidad no es sorprendente que la privatización generalizada del planeta tenga por corolario una globalización de la violencia social y militar, así como una privatización de sus usos por mafias, milicias y otras tropas mercenarias”.

La principal característica del mercenario es que presta sus servicios militares a cambio de una retribución económica. No importa quien lo contrata, pudiendo ser un Estado, una empresa, una banda de traficantes o la mafia. A cambio de un dinero, está dispuesto a combatir en cualquier lugar del mundo y contra quien le señalen. Carecen de ética y moral, no respetando ni las leyes ni las convenciones internacionales. No hay respeto por los derechos humanos ni tienen patria ni bandera. Lo único importante es el dinero. Existen dos categorías de mercenarios. Aquellos considerados de alto nivel, entre los que se encuentran ingleses, norteamericanos y ucranianos, y los que ingresan en estas actividades debido a la miseria y el hambre, siendo de cualquier parte del mundo.

Los mercenarios de alto nivel son los que tienen experiencia en combate o que tienen especialidades muy demandas y en consecuencia son bien retribuidas. Suelen recibir una media de 15.000 dólares mensuales y algunos llegan a cobrar 2.000 dólares diarios en función del riesgo de la operación.

Se calcula que existen más de treinta empresas norteamericanas importantes y unas cuantas inglesas, siendo Londres uno de los centros más activos en el reclutamiento. Estas empresas mezclan las actividades puramente militares, proporcionando personal armado y equipado, junto a labores de logística, que realizaban antiguamente el cuerpo de Intendencia, como son las tareas de aprovisionamiento y apoyo de tropas.

La participación de empresas privadas en asesoramiento, entrenamiento y dotación de personal al ejército norteamericano costó en el año 2002, la cifra de 100.000 millones de dólares, cifra importantísima.

Los mercenarios juegan un papel muy importante como especialistas en torturas y rigurosos interrogatorios, no recatándose en saltarse los derechos humanos de las personas.

Veamos donde han actuado últimamente. África es un lugar donde los mercenarios son muy conocidos. En Sierra Leona, actuaron durante los ocho años de su guerra civil. En la república del Congo y en la república democrática del Congo hubo participación en los conflictos internos de estos países, al servicio de las multinacionales europeas y norteamericanas de minería y petróleo, para así garantizar sus explotaciones.

Qué decir del intento de derrocamiento del presidente Obiang en la excolonia española de Guinea, con la participación del hijo de Margaret Thatcher. En la guerra civil angoleña fue notoria su participación en el lado de Savimbi, con un destacado papel en el tráfico de diamantes.

En América, destacaría en la década de los ochenta, el hostigamiento militar al gobierno sandinista, con la creación de “la contra”, donde llegaron a participar hasta 10.000 hombres todo bajo financiación norteamericana.

El llamado Plan Colombia y el Plan Puebla – Panamá donde se intenta implantar el dominio norteamericano en la zona, los mercenarios campan a sus anchas. Un ejemplo a seguir, será en Venezuela donde últimamente se detuvo a 56 mercenarios colombianos vestidos con uniformes militares venezolanos y sabido es las ganas del gobierno de Bush de derrocar a Hugo Chavez.

El gigante petrolero británico British Petroleum ha contratado a mercenarios para proteger sus instalaciones de extracción de posibles ataques guerrilleros.

Otro caso emblemático es el de Cuba, con la intención de derrocar a Fidel Castro, con la actuación de mercenarios en Bahía Cochinos en 1961. La voladura de un avión cubano cuando sobrevolaba la costa de Barbados, en 1976, por el mercenario Posada Carriles, que Estados Unidos impiden su procesamiento, o los continuos intentos de asesinato del propio Fidel Castro.

Pero las dos guerras donde se ha hecho más evidente este proceso de privatización de la guerra han sido en Afganistán e Iraq.

Con la ocupación soviética de Afganistán, comienza una guerra que será patrocinada por Estados Unidos a través de la CIA con la finalidad de debilitar el régimen soviético. En ella, no participó un solo norteamericano, empleándose mercenarios a sueldo, afganos, pakistaníes, árabes de distintos países e incluso musulmanes de China. Es conocido, que Osama Bin Laden trabajó en Afganistán para la CIA siendo uno de sus hombres de confianza y que tras la retirada soviética siguió colaborando, prácticamente hasta la instauración de los talibanes en Kabul.

Se calcula que durante la guerra contra los soviéticos participaron más de 100.000 mercenarios y si hacemos caso al ex-jefe de los servicios secretos pakistaníes fueron hasta 150.000 hombres. Fue un conflicto que duró diez años y que supuso un gasto de muchas decenas de miles de millones de dólares, financiados por los norteamericanos.

En Iraq, la actuación de estos es escandalosa. En marzo de 2004, murieron cuatro mercenarios norteamericanos a bordo de un transporte militar en Faluya, trabajando para la Blackwater Security Consulting Company, que dió origen a que posteriormente fuera arrasada esta ciudad por las tropas norteamericanas.

Actualmente, en Iraq por cada diez soldados norteamericanos hay dos mercenarios, lo que duplica en número al existente en la primera guerra del Golfo.

El Departamento de Defensa ha acudido a las Corporaciones Militares Privadas, que ya en abril del 2004, contaban con más de 20.000 mercenarios y se calculan que irán aumentando hasta los 30.000 hombres en la medida que el ejército norteamericano se vaya retirando. Según informaba The Washtington Post, cada empresa privada tiene organizado un batallón y ahora están coordinándose para crear el mayor ejército privado del mundo.

Las cárceles iraquíes no respetan los derechos humanos, donde la participación en estas de los mercenarios está clara, tienen libertad de movimiento, y por las órdenes que imparten al personal militar, indican claramente que desempeñan papeles de responsabilidad en la conducción de los interrogatorios.

Como vemos, existe un enorme peligro con la privatización de los conflictos armados, porque son fuerzas sin control alguno, impidiendo la posibilidad de arreglo de los mismos, ya que su solución se escapa de los poderes nacionales.

La globalización nos aporta muy pocas cosas positivas y casi todo son problemas, tomemos conciencia y acabemos con esta globalización neoliberal que perjudica a amplios sectores de la población y sólo beneficia a los de siempre.

Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 29 Noviembre 2005.