Mas allá de 30 años: la herencia que nos dejó el Franquismo – por Teresa Galeote

Hablar de Franco, de la distancia de esos treinta años entre su muerte y la actualidad es decir poco porque todo no ha muerto con él. Hay un poso denso que el franquismo dejó sobre las mentalidades; sedimento que habla con frecuencia, aunque las palabras que digan los políticos sean diferentes. Nostálgicos del pasado que ahora pretenden abanderarse como defensores de la Constitución; Constitución maltratada de mil formas cuando a ellos interesa. Son los poderosos de siempre; las mismas dinastías que ponen, quitan y mueven las piezas de ajedrez a su antojo sin que el Estado de Derecho les mueva a ellos de sus feudos. Algunos son baluartes consolidados en el franquismo que miran la historia con sorna. Otros son herederos del OPUS; esa doctrina que se adueñó de la enseñanza para adoctrinar a las generaciones futuras; lo hicieron bien. Nos recuerdan que ellos no cesan en su empeño, que España son ellos y que los demás, o se pliegan a sus designios o serán pastos de la ira y de las mentiras; ellos siguen manejando los resortes del poder. La Educación debe ser como ellos la entienden y la Unidad de España como ellos la inventaron.

¿De dónde les llega esa fortaleza? Se alimentan del poso, de la España asumida y añorada donde no había más que cárcel y muerte para los que no estuvieran de acuerdo con su doctrina. Exilio, depuraciones, encarcelamientos, presos dedicados a trabajos forzados, fusilamientos y torturas. En definitiva, supresión total de los otros. La oligarquía financiera y la terrateniente en la cúspide del poder junto a los militares y la alta jerarquía eclesiástica. La Iglesia cumplía la misión legitimadora del régimen y el dictador paseaba su poder bajo palio y en compensación se les dejaba la educación de las nuevas generaciones de españoles. A esos educadores dirigió Franco estas palabras “Hay que recristianizar a esa parte del pueblo que ha sido pervertida, envenenada por las doctrinas de corrupción. Para hacer esta la labor antes había que luchar contra los gobiernos. Ahora podéis apoyaros en el poder para realizarla, porque uno mismo es el ideal que nos une”.

Mientras Andalucía y Extremadura se morían de hambre se daban brindis al sol y se hacían proclamas patrióticas. El valor de los salarios en las ciudades era la cuarta parte de los de antes de la guerra. La desnutrición y las enfermedades eran cotidianas en las clases populares y “la caridad cristiana” del franquismo sustituyó a la justicia.

Una resistencia numantina interna esperaba la victoria de las naciones demócratas y la liberación del pueblo. Un gobierno en el exilio; primero en México después en Francia también esperaba que la derrota de los fascistas culminase con la restitución de la legalidad republicana; legalidad pisoteada por el fascismo español, apoyado por Alemania e Italia. Ocurrió sólo parte de lo deseado; el año 1945 los países fascistas son derrotados, pero la liberación no llega a España. Ante el temor de que los países vencedores le exijan un cambio de gobierno, Franco comprende que debe hacer algún gesto cara al exterior; ese mismo año se aprueba el Fuero de los Españoles, fiel exponente del Movimiento Nacional. La confesionalidad del Estado, respecto a la religión católica, garantizaba la educación en dicha la doctrina y prohibía el culto de otras religiones.

Don Juan de Borbón ve posible un cambio de gobierno a su favor y comienza un peregrinaje por diferentes países para establecer lazos que le permitan restaurar la monarquía. Se forma una coalición monárquica. También debe dar respuesta a esa corriente que sabe está viva; debe acallar ese sentimiento. Crear una Ley de Sucesión que garantizase la moral cristiana. La ley debía dejar claro que España era un Estado católico, social y representativo y también garantizar la jefatura del estado de forma vitalicia para el dictador. Los mecanismos de sucesión dependían enteramente de Franco; él y sólo él podía designar heredero, pudiendo rectificar el nombre del designado hasta el último momento de su vida. Para tal efecto se creó el Consejo del Reino y el Consejo de la Corona.

Franco respiró tranquilo cuando vio que los gobiernos de occidente no le impusieron un cambio de gobierno. Chulchill fue su más firme defensor en la reunión que mantuvieron los aliados en Postdam; el mandatario ingles argumentó que Franco no se había implicado en la guerra junto con los estados fascistas y que había permitido el desembarco en el norte de África de los aliados. Los países que pedían mayores sanciones contra el régimen franquista tuvieron que conformarse con que España no formase parte de Naciones Unidas. Aquel desplante enfureció a Franco, aunque la condena del régimen franquista por la ONU llevaba aparejada la no-injerencia en los asuntos interno del país. Pero el bloqueo político no quería decir que Franco estuviese solo. El comienzo de la guerra fría con Rusia hizo que el régimen del General Franco fuese visto por EE.UU. desde otra perspectiva.

El año 1947, la Asamblea General de la ONU se ablanda y no ratifica la condena del año anterior. EE.UU. hace ciertas consideraciones, pero vota a favor del régimen. El tadem Franco y EE.UU. ha nacido; las propuestas anticomunistas les unen. Un año más tarde, Francia abre sus fronteras y el gobierno estadounidense ya habla claramente de la importancia estratégica de la España de Franco y el dictador aprovecha la coyuntura haciendo declaraciones del mismo tenor.

En 1948 don Juan de Borbón y Franco se entrevistan en el yate del dictador, Azor, y deciden que el príncipe Juan Carlos se eduque en España. Un año más tarde, una representación estadounidense visita a Franco y cuando llega a su país, el senador Chan Gurney declara: “Todos los que resisten al comunismo deben comprender el interés que existe para que España entre en las Naciones Unidas”. Pero la mayoría de los países integrantes, de momento, no querían admitirla en su seno. Poco después, una flota estadounidense llegaba hasta aguas gallegas como signo de amistad con el dictador. Incluso aconsejan a Francia e Inglaterra que mejoren sus relaciones con Franco. El 1950 la Asamblea de Naciones Unidas, deroga el acuerdo de sanciones de 1946 con el respaldo de 38 votos a favor, 10 en contra y 12 abstenciones, entre las últimas se encontraba Francia e Inglaterra.

Los últimos movimientos de apoyo al régimen franquistan deja debilitado al gobierno republicano en el exilio. Prieto, visiblemente afectado, presenta su dimisión como presidente del PSOE y dijo: “Mi fracaso es completo. Soy responsable de haber inducido a nuestro partido a fiarse de poderosos gobiernos democráticos que no merecían esta confianza, como acaban de demostrar. Por mi culpa, mi partido ha sido víctima de una ilusión que me ha deslumbrado”.

Así el fascismo inicial se viste con ropaje más lustros y se maquilla frente al exterior, pero manteniendo los Principios Fundamentales del Movimiento y del levantamiento nacional del 18 de julio del 36. En las décadas 50-60 son millones de emigrantes los que se alejan de esa España depauperada que no puede garantizar las necesidades básicas de subsistencia. El gobierno facilita la salida ya que resuelve dos cuestiones; la económica y los posibles conflictos laborales. Aún así serán años en los que las protestas estudiantiles y las de los trabajadores toman fuerza. Los tecnócratas y el capital financiero copan gran parte del poder en España quitando protagonismo a la Falange hasta que llegó la transición. Transición en donde políticos del régimen franquista, agentes torturadores, jerarquía eclesiástica y oligarquía económica siguen ostentado los resortes del poder.

El Movimiento Nacional no murió con el dictador; sólo estuvo agazapado. Los ocho años del gobierno de Aznar han supuesto un afianzamiento del ideario político añorado, muy afín a las ideas del gobierno estadounidense de Bush. El expresidente es fiel embajador de la metrópoli estadounidense y de las jerarquías eclesiásticas. Toda su obra ha fomentado el sentimiento nacional-católico extremo, haciendo gala de un nacionalismo españolista a ultranza, y excluyendo otras nacionalidades históricas. Pero a la vez incurre en la mayor contradicción permitiendo dictados del Imperio como si fuese un mero gobernador de provincias. Los movimientos últimos del PP están impregnados de añoranzas, de sentimientos intransigentes y de mentiras. Quieren abanderar un patriotismo exacerbado y la defensa de la Constitución que ellos incumplen obligando a un Estado aconfesional a dar religión católica en las escuelas públicas, sin entender más razones que las suyas. El sedimento de tantos años de educación ha quedado casi intacto y lo más grave es que no se ha sabido reaccionar. De aquellos barros quedan estos lodos.

Teresa Galeote. Alcalá de Henares, Madrid.
Redactora, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barelona, 27 Noviembre 2005.