Una ley electoral a la carta – por Emilio Sales Almazán

El periódico “El Mundo” provoca en su edición dominical del 6 de noviembre de 2005 una encuesta en su sección “En Red”. Desde el título, hasta el subtitulado, es un dechado de manipulación.

Así titula el articulo: “¿Cambiar la Ley para que los nacionalistas no condicionen la política?” y añade, en un prologo a dos posiciones que escriben a favor y en contra, “El debate sobre la reforma del Estatuto catalán celebrado el pasado miércoles en el Congreso, donde solo un interviniente, Mariano Rajoy, rechazó el texto, mientras que el resto de oradores, hasta 14, defendieron el sí, ha vuelto a suscitar la polémica acerca de un sistema electoral que prima la representación de los partidos nacionalistas. Tal vez nunca como ahora ha sido tan evidente que las minorías nacionalistas pueden condicionar totalmente la gestión del Gobierno, puesto que Zapatero depende de sus votos en el Congreso. Algunas voces se han alzado para cambiar la ley.” En esta declaración de intenciones ya demuestra las falsedades en que se basa la mencionada encuesta.

En primer lugar, y a lo mejor yo no me he enterado, el debate del pasado miércoles en el Congreso no fue para aprobar el Estatuto catalán. Fue, y sin lugar a dudas que es de justicia, un debate para aprobar la toma en consideración para su debate en el Congreso de Diputados y aportar las enmiendas que se estimen oportunas para su aprobación final. Una primera manipulación.

En segundo, y último lugar, la actual ley electoral, por otro lado antidemocrática, no favorece la representación en el Congreso de Diputados a los partidos nacionalistas. Y pasaré a explicarme.
Después de más de veinte años de elecciones de todo tipo (locales, autonómicas, generales, europeas, etc..) deberíamos hacer una reflexión sobre la nula cultura electoral que existe en muchas personas, y la culpa la tienen la desidia que las diferentes administraciones han tenido y tienen para formar e informar a la ciudadanía de todos los mecanismos que fijan el sistema electoral, ya que lo que más se han preocupado en formar maquinarias electorales para que la ciudadanía vote y calle. Los que, por suerte o desgracia, tenemos que “chuparnos” elección tras elección en las Juntas Electorales, vemos como hay miles de dudas ante la presencia de una papeleta (en especial en lo tocante a las del Senado). Por no decir la carencia absoluta de multitud de personas en lo que se refiere a la Ley Electoral, al sistema D’Hont o al tema de las circunscripciones.

Antes hablaba sobre lo antidemocrática que es la Ley Electoral por la ausencia de un principio fundamental: Una persona un voto.

Y como en esta “encuesta” hace referencia a un cambio en la Ley Electoral en referencia a la representación de los partidos nacionalistas en el Congreso de Diputados, sería conveniente hacer una serie de puntualizaciones. El problema fundamental no está en el sistema D’Hont, desde luego que sería más justo (a mi modo de ver) el proporcional puro, pero se podría aceptar. El problema es la circunscripción provincial, tanto en cuanto hablamos de unas elecciones generales, la circunscripción debería se el propio territorio nacional, de esta manera todos y cada uno de los votos sería del mismo valor y no se “perderían” en las provincias. Partiendo de esta premisa, los partidos nacionalistas tendrían en estos momentos, aproximadamente, los mismos escaños que tienen en la actualidad. Más bien tendrían representación en el Congreso de Diputados algún otro partido que en la actualidad no ostenta representación, por ejemplo el PA (Partido Andalucista). La Organización Política que en esta situación está siendo castigada por un sistema injusto es (y nadie puede desmentirlo), IU (Izquierda Unida) que tendría unos 18 Diputados y Diputadas. Sin embargo los grandes beneficiados de este sistema son el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) y el PP (Partido Popular) que obtienen más representación de la que proporcionalmente deberían tener por el número de votos.

Por todo ello lo que habría que plantear es un cambio en la Ley Electoral (que precisamente los dos “grandes” partidos se han negado a realizar) para que la representación en las Instituciones representativas de la ciudadanía fueran la plasmación real del número de votos que los ciudadanos depositan en la urnas. Y esto se ve con claridad también en las representación en los Parlamentos Autonómicos (que no son uniprovinciales). Llega a tal tamaño la pretensión de negar la evidencia que Doña Esperanza Aguirre quiere reformar la elección en su Comunidad “parcelando” la provincia/autonomía. Una reforma de la Ley Electoral que no sea contra nadie, si no que sea a favor de una verdadera representación del sentir de la ciudadanía.

O más bien lo que se desea es una Ley “a la carta” de los dos principales partidos políticos para tener ese deseado, por algunos, bipartidismo que suponga la alternancia (que no es la alternativa) para cambiar sin cambiar.

Emilio Sales Almazán. Talavera.
Redactor, El Inconformista Digital

Incorporación – Redacción. Barcelona, 7 Noviembre 2005.