Visca España, viva Catalunya – por Edmundo Fayanás

Actualmente estoy asistiendo “al debate” sobre el Estatut de Cataluña, viendo atónito el nivel de mezquindad, injusticia y falta de verdad en muchas de las opiniones que se están vertiendo en tertulias, artículos de opinión, etc. No me gusta las cosas que dicen personajes tan oscuros como Aznar, Rajoy, Zaplana y Acebes, cuya capacidad intelectual la empiezo a poner en duda. Tampoco comparto las opiniones de socialistas como Ibarra, Bono, Alfonso Guerra. Dos son las claves de este debate estatutario: Constitución y Estatut.

La Constitución de 1978, fue aprobada en unas condiciones históricas muy especiales, lo que originó limitaciones que actualmente son ostensibles. La amenaza de golpe militar era evidente, provocando una redacción del Capítulo VIII muy determinado, optándose por un sistema de organización territorial que quiso contentar tanto a centralistas como a federalistas, creando duplicidades políticas y administrativas.

Podemos decir, que el llamado Estado de las autonomías ha cumplido su papel, pero que necesita un cambio para adecuar su estructura al tiempo actual.

El presente debate estatutario ha estado mal planteado, pues antes de proceder a los cambios se tenía que haber planteado una amplia reforma constitucional. La Constitución de 1978, estableció unas condiciones tan duras para modificarse, que hace practicamente imposible la misma pues plantea que casi debe existir unanimidad. Podemos decir que se blindó contra sus propios errores. Pero en ello está el germen de su propia destrucción.

Muchos piensan en la Constitución como un documento infalible, sagrado e intocable. Craxo error. Todo es modificable y nada es eterno. Aquellos que hoy defienden la Constitución como si fuera la Biblia, son los mismos que la han prostituido y la han incumplido, los Aznar, Rajoy, etc. se la saltaron de forma vergonzosa y oscena, los mismos que ahora la defienden como una verdad absoluta.

Hay multitud de ejemplos de incumplimientos constitucionales, veamos algunos. El artículo 47º afirma «los poderes públicos… regulando la utilización de suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación”. ¿Es esto cumplido por el PP o por el PSOE? El artículo 6º establece “que la estructura interna y el funcionamiento de los partidos serán democráticos”. En las últimas elecciones del PP de Madrid, las listas alternativas fueron descalificadas y presionadas para que se retirarán, consiguiéndolo. ¿Es eso una práctica democrática?

Está claro, que la Constitución actual ha cumplido su papel, pero es evidente que necesita una clara renovación, sobre todo el capítulo VIII. Esa es la mejor forma de defenderla, y no como hacen otros mencionandola cuando la necesitan, e incumpliendola cuando pueden.

Del Estatut que ha presentado el Parlamento catalán, me gustaría hacer algunas precisiones y reflexiones.

Es una propuesta excesivamente reglamentista, con 218 artículos, frente a los 57 del actual estatuto de Sau. Recuerda a la fallida Constitución europea. Se produce una gran formulación retórica y genérica de derechos y se reglamenta excesivamente aspectos linguísticos y culturales. Hacen de él un texto difícilmente leíble.

Es un Estatut, que intenta resaltar a la Generalitat frente a otras instituciones, pero no deja espacio a la participación de personas e instituciones menores. No hay avances importantes en derechos sociales y laborales.

El Estatut intenta un blindaje de los presupuestos de la Generalitat frente al Estado. Son más bien propuestas confederales al plantear un modelo de corte foralista entre Cataluña y el Estado. Sin embargo, se olvida de blindar los derechos económicos de los ciudadanos más humildes, careciendo de principios de suficiencia y de garantía de los derechos sociales.

No hay referencia a la progresividad del sistema fiscal, ni de equipararlos al alza con el resto del estado, o de los países europeos socialmente más avanzados. Permitiendo que se siga produciendo dumping fiscal, con rebajas a empresas y sociedades, debilitando así la financiación pública.

No establece los plenos derechos para la inmigración, y socava así mismo el carácter laico de la educación pública catalana.

Otro aspecto, que me ha sorprendido, es la nula participación de la ciudadanía, siendo este Estatut elaborado por los burócratas de los partidos, con un gran déficit de transparencia, lo que ha provocado el aburrimiento y la desconfianza ante tanto chalaneo político.

Ya tenemos Estatut aprobado por el 89% del Parlamento catalán. No me han gustado las reacciones de la derecha española y de algunos sectores del socialismo. En primer lugar, porque intentan negar la posibilidad a los catalanes de diseñar su futuro. En segundo lugar, al tomar la Constitución como si fuera la Biblia, siendo ésta imperfecta fruto de las circunstancias del momento histórico. En tercer lugar, me alarma y desagrada los llamamientos VISCERALES que hace esta derecha negra de Aznar y compañia, al tocar los sentimientos más bajos de las personas, para sus fines políticos. Debemos recordar, que campañas de este estilo ya fueron realizadas por la derecha en tiempos de la II República y se acabó como todos sabemos. Señores de la derecha, calma y entren a dialogar para que entre todos lleguen a acuerdos, sin maximalismos y con flexibilidad.

Debe acabarse con campañas en este país de boicoteo a todo lo catalán y a la inversa también. Esto no nos lleva a ninguna parte y lo único que hace es emponzoñar todo el proceso.

Está claro el derecho de los castellanos, catalanes, aragoneses, vascos, etc. para buscar fórmulas de convivencia evitando cualquier tipo de confrontación. Siempre he defendido el modelo federal, como el más apropiado para nuestro país, como sucede en Alemania o Estados Unido. Ahí nadie se siente incomodo. ¿Por qué no se plantea una modificación de la Constitución de corte federalista? Es la que mejor se adaptaría al momento actual.

Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 27 Octubre 2005.