El “síndrome de la colza”: entre la distancia y la mentira – por Teresa Galeote

Hay cuatro hechos significativos que ocurrieron en el año 1981 y que desembocaron en un hecho trascendental: el Famoso Referéndum de la OTAN y nuestra entrada en la Organización:

1) Dimisión de Adolfo Suárez el 29 de enero. 2) Intentona golpista 23 febrero. 3) Ingreso precipitado en la OTAN por el gobierno de Calvo Sotelo. 4) Como telón de fondo una masiva intoxicación a la que se llamó primero “Neumonía Atípica”, de origen desconocido y después “Síndrome Tóxico” del aceite de Colza.

El que fue magistrado y vicepresidente de Banesto, Rafael Pérez Escolar, en su libro Confesiones, hace un recorrido por diferentes etapas de nuestra reciente historia ofreciéndonos revelaciones interesantísimas, muchas de ellas sospechadas por el ideario colectivo. En ese sentido, los ensayos de José Luis Morales, La alternativa militar y Soberanos y sometidos de Joan Garcés, ya apuntaban las tesis que Pérez Escolar, confirma en su libro de memorias.

En el capítulo dedicado al “Síndrome Toxico”, el envenenamiento que afectó a veinte mil personas y que causó la muerte a dos mil quinientas no fue cómo nos lo contaron. Según Pérez Escolar todo fue una trama política con intereses muy concretos; la entrada de España en la OTAN. En ese sentido, un escape de gases tóxicos de la base en Torrejón era un gran inconveniente para la incorporación de nuestro país a la Alianza Militar y desviar la atención de la polémica base torrejonera era importante.

El doctor Muro contradijo los resultados dados por el laboratorio de Atlanta, ubicado en EE.UU., centro de investigación al que llevaron los datos que contenían los primeros síntomas de los afectados de la intoxicación. El prestigioso investigador no encontró en las anilinas del aceite de colza la causa del envenenamiento, sino en una partida de tomates; concretamente en los organofosforados. Dicho compuesto se sintetizó como gas bélico durante la segunda guerra mundial y producía los mismos síntomas que los intoxicados estaban padeciendo. Muro había presenciado la autopsia de uno de los afectados y constató que el veneno se había introducido por vía digestiva y no por el aire como decían las autoridades del momento. El persistente disenso del doctor Muro y el cese como director del Hospital del Rey fue todo uno; allí realizaba sus investigaciones con un exhaustivo seguimiento de los pacientes intoxicados. Le cortaron las alas y con ello la posibilidad de que a los enfermos se les diese el tratamiento adecuado. Se ocultó, premeditadamente, que un centenar de militares de la base también sufrieron el “síndrome” y que fueron trasladados inmediatamente a hospitales de EE.UU. y de Alemania.

Un accidente de esas características en la base militar, cuando la opinión pública y los partidos de la oposición de izquierdas estaban en contra de dichas instalaciones, ponía en peligro el ingreso de nuestro país en la OTAN. Para tan eficaces estrategas, era necesario desviar la atención y estudiar la fórmula más efectiva de hacerlo; el mortal gas reconvertido en insecticida-pesticida llegó a cierta plantación de tomates de Roquetas de Mar, en Almería. La distribución posterior hizo el resto.

Suárez siempre dijo que su dimisión estaba ligada al tema OTAN, incluso lo aseguró en un Congreso de la Internacional Liberal que se celebró en Italia, aunque nunca admitió que fuesen las presiones estadounidenses sobre la entrada inmediata a la Alianza las que motivaron dicha dimisión. Él sabía que el gobierno que presidía no se encontraba con una fuerza parlamentaria suficiente para imponer en el Congreso la entrada de España en la OTAN, máxime cuando los partidos socialista y comunista estaban en contra.

Dimisión y sustitución; el gobierno que preside Calvo Sotelo nos mete precipitadamente en dicha Organización después de la intentona golpista. Los acontecimientos dejan ver la situación de debilidad en la que permanece España a pesar de haber hecho una transición política hacia la democracia «modélica», según las versiones de la oficialidad.

Rafael Pérez Escolar asegura que la intentona estuvo diseñada por la CIA, organización muy avezada en estas lides y muy asentada en nuestro suelo patrio desde que EE.UU. y Franco hicieron los convenios que permitieron la instalación de bases americanas en España; lugar estratégico para la OTAN. Se aprovechó así el descontento de los sectores más reacios del ejército al cambio y se metió el miedo en el cuerpo a los españoles para poder maniobrar en favor de dicho ingreso. El Referéndum de la OTAN dio carta de naturaleza democrática a un cambio de dirección muy importante en el principal partido de la oposición en aquel momento. «De entrada NO» hasta ese SÍ final. La transición española, según Pérez Escolar estuvo diseñada junto al río Potomac, sede de la CIA. Vigilando muy de cerca los últimos años de la vida de Franco y los sucesos políticos que pudiesen darse en España después de su muerte; todo tenía que estar controlado para que nada contraviniese los intereses estadounidenses.

NO sólo fue el doctor Muro el que marcó las distancias con las tesis oficiales sino que otros investigadores, el doctor Francisco Martínez Ruiz y la doctora Maria Jesús Clavera, entre otros, también discreparon de la versión oficial ofrecida. Después, un muro de silencio y complicidad se alzó para dar cobertura a unos planes muy bien trazados desde las cloacas del poder. No importaban las víctimas. La entrada de España en la OTAN estaba en juego y lo demás poco importaba para los mal llamados Intereses de Estado. Desde la distancia de los hechos y ante las cercanías de las atrocidades que se siguen cometiendo, existen suficientes evidencias para acercarnos a las Confesiones que Pérez Escolar nos ofrece en su libro.

Teresa Galeote. Alcalá de Henares, Madrid.
Redactora, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barelona, 27 Octubre 2005.