¿Qué pasa con la OPA sobre Endesa? – por Edmundo Fayanás

Estamos asistiendo a un aluvión de opiniones, tanto mediáticas como políticas sobre la OPA hostil de Gas Natural sobre Endesa. Vemos una lucha feroz con todo tipo de argumentaciones, muchas de ellas interesadas y falaces.

El grupo Endesa se formó en 1983, siendo ministro de Economía, Miguel Boyer, bajo la presidencia de Felipe González. Unieron en torno a Endesa a otras empresas de tipo regional como ERZ, Enher, Gesa, Unelco, y ENCASUR que pertenecían todas al INI. En su proceso de privatización se realizaron dos ofertas públicas de venta de acciones, en los años 1988 y 1994, quedándose solo una pequeña parte el Estado (un 2,5% actualmente). Para protegerla del intrusismo exterior se planteó la llamada acción de oro. Actualmente el 60% de su capital está en manos de la inversión extranjera.

Gas Natural se formó, también bajo el gobierno de Felipe González, en 1992, realizándose mediante la fusión de Catalana de Gas, Gas Madrid y los activos de gas canalizado de Repsol Butano. Estas empresas aportaban beneficios a todos los ciudadanos. Se realizó el proceso de privatización, poniéndose precios muy inferiores a su valor, saliendo beneficiados los de siempre en perjuicio de todos los españoles.

Alguna vez se conocerán los procesos de privatizaciones de empresas públicas que se hicieron a precios de saldos para perjuicio y escarnio de la Hacienda española y de todos nosotros. Con el tiempo, habría que escribir esta historia para entender los procesos empresariales e industriales posteriores.

El PSOE fue el que realizó la mayoría de las privatizaciones del sector público, como consecuencia del llamado social-liberalismo que impregnó su programa económico y del cual no hemos salido. Nos vendieron estos procesos privatizadores con dos argumentos principales. El primero, que para entrar en Europa era necesario privatizar lo público para hacerlo más eficiente. Argumento falaz porque podemos comprobar como Francia conserva todas sus grandes empresas públicas y algunas como France Telecom acaban de comprar la empresa de telecomunicaciones Amena, una filial que creó la pública Retevisión poco después de privatizarse.

El segundo argumento es que se debía acabar con los monopolios, puesto que estos eran malos sobretodo si eran públicos, ya que quitaban competitividad al sistema.

Todas estas empresas públicas privatizadas han tenido dos características muy llamativas, en primer lugar, que sus presidentes han sido nombrados desde la sombra por el gobierno de turno ( ya sea del PP o del PSOE) contradiciendo cualquier independencia entre el poder político y económico. El segundo aspecto muy llamativo es la falta de competencia existente en los sectores donde actúan, poniendo en evidencia la argumentación que se dio para su privatización.

El problema que origina esta OPA y otras pasadas, es que buscan la concentración de la propiedad y en consecuencia se produce una clara limitación de la competencia, “tan fundamental para los llamados defensores del mercado”. Es sorprendente que tanto los socialistas como los conservadores que defienden el dominio del mercado, en la practica hacen lo contrario, apoyando todo aquello que signifique un mayor beneficio para las clases dominantes.

Hemos pues, sustituido un monopolio público por un monopolio u oligopolio privado que genera una total indefensión de los consumidores.

Los procesos de concentraciones empresariales, fusiones, OPAS, que se están produciendo en estos sectores regulados por el Estado, están suponiendo un problema porque limitan cualquier tipo de competencia. Estas concentraciones nos las venden dentro de la globalización internacional de la economía con la necesidad de tener cada vez mercados más extensos. Esto es engañoso y falaz, porque este conjunto de servicios tienen todos una estructuras como mucho nacionales o regionales.

Los defensores de está política de concentración valoran la existencia de unos mercados regidos por la perfección, sometidos a las leyes de la concurrencia y con unos empresarios que gestionan sus propios recursos. Pero esto se no produce y menos en sectores tan estratégicos como el energético, el financiero,etc. que son los que están protagonizando estos procesos de concentración.

Aquellos políticos y medios de comunicación, que los alentaban, que en la década de los ochenta y noventa privatizaron todo lo privatizable del sector público, son los mismos que ahora autorizan y aplauden la OPA sobre Endesa, sin que recuerden ya su discurso sobre la competitividad y la maldad de los monopolios. Ahí vemos a Pedro Solbes o la línea editorial del diario El País que sin el menor rubor defienden lo contrario que defendían hace poco más de diez años. Lo que tienen en común ambos procesos es que en los dos casos los beneficiarios son los mismos.

Las consecuencias de estas concentraciones son: ninguna competencia, nula bajada de precios, ninguna mejora del servicio, más despidos de trabajadores, más quejas de los clientes, etc.

Mala situación la de nuestra democracia, cuando se interfieren los poderes políticos y económicos, donde las opiniones, los sentimientos y los intereses de la mayoría no son escuchados.

Se va viendo que la globalización no nos aporta nada positivo pero sí muchos aspectos negativos, peores condiciones laborales y económicas, reducciones de las condiciones sociales, agresiones al medio ambiente, etc.

La batalla por Endesa en resumidas cuentas es la lucha entre las élites económicas españolas que nada nos dicen ni nos aportan al resto de españoles.

Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 8 Octubre 2005.