Siempre nos quedará París – por Emilio Sales Almazán

Antes de que en el país hermano se celebrara el referéndum sobre el Tratado Constitucional Europeo, tuvimos la “fortuna” de ser los primeros en votar el texto por el que se instruye una Constitución para Europa.

En nuestro país pudimos comprobar como desde el poder se manipuló de manera artera la petición del voto afirmativo al texto. Por una parte el gobierno español no hizo lo que se presuponía de un gobierno de todos y todas, debería haber promovido la participación de ciudadanía, haber informado sobre el articulado, pero no pedir el voto favorable ya que era una consulta donde era de suponer que cualquier posición era lícita.

Pero se actuó criminalizando las opiniones favorables al NO, se hurtó de medios económicos a las organizaciones que pedían el voto negativo, y la manipulación fue cruel hacia los que nos posicionábamos en estas actitudes. Se manipuló el voto negativo entroncándolo con posiciones anti-europeas, se negó la información de todo el articulado, se llegó a decir que no hacia falta leerlo y que nos fiáramos de la palabra de nuestros próceres.

Qué sorpresa cuando la famosa directiva Bolkestein, esa por la que se pretendía desmantelar los servicios públicos, y de la que nadie quería debatir, se “edulcora” para que en Francia se pueda colar el texto a votar. Mi pregunta es sencilla, ¿no sería motivo para invalidar el referéndum español si hemos votado sobre temas que luego se han retocado para que se vote en otros países? Es, cuanto menos, para sentirse estafado. Pero no hay problema, ya hemos votado como borreguitos. Sin debate, sin conocimiento, sin…

Una vez consumada la farsa se vendió el triunfo del Sí, cuando la mayoría del electorado se había quedado en casa y cuando la abstención (57,68%) fue la triunfadora, sin desdeñar el importante voto negativo. El problema reside en la nula cultura política de nuestra nación, el franquismo sociológico, la burla a la ciudadanía respecto a un referéndum donde se decía que no iba a ser vinculante y, quizás, al complejo de súbditos que tienen algunos de nuestros compatriotas.

Ahora se produce la votación en Francia. Escuchaba a un joven español intervenir al teléfono en un programa televisivo (ante las muecas de desaprobación de Dª Isabel San Sebastián “de la que me guardo los comentarios”) y comentaba los debates que se habían producido en el país vecino sobre el tratado. Según este ciudadano el nivel había sido altísimo y de una gran profundidad. Quizás en nuestro país hermano la cultura Republicana se nota, por la conciencia de ciudadanía, por la defensa de la res pública, por la participación de los ciudadanos en la vida política, por tantos y tantos motivos. En definitiva, por que nos llevan decenios de libertad, igualdad y fraternidad. Porque, a pesar de la Sra. Sansebastián, han sido capaces de pensar por si mismos y no por dar ninguna patada en el trasero a los demás países europeos. Un detalle, mientras en España se repartían textos en versiones de 40 o 50 hojas, en Francia cada ciudadano recibió en su casa una edición íntegra de 200 páginas.

También por haberle dicho al Sr. Chirac que ellos y ellas votan libremente y con conocimiento de causa. No sé si al final los mandamases del cotarro harán lo que les venga en gana. No creo que sean capaces de volver a votar (como había dicho el jefe de estado francés).

En definitiva, y a pesar del pensamiento plano imperante, el resultado francés es un soplo de esperanza en otra sociedad, en otra Europa, en otro Mundo posible.

Emilio Sales Almazán. Talavera.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 2 Junio 2005.