¡Inaudito!; estamos rodeados. La santa alianza se hace fuerte y, como siempre, decide sobre los destinos de católicos y no católicos. Malos cristianos son aquellos que no toleran lo que no entienden. Un nuevo Papa que militó en las juventudes hitlerianas, que no está en contra de la pena de muerte y de la guerra. Una jerarquía eclesiástica que pide la objeción de conciencia a los funcionarios católicos y un Partido Popular ultraconservador que jalea las declaraciones de la curia.
A Galileo también le condenaron por dar argumentos sobre los movimientos de la tierra; anciano ya, tuvo que rectificar para que le dejasen morir en paz, aunque siguió diciendo … «y sin embargo se mueve». Esos «santos varones» no entendían que la tierra se moviese alrededor del astro rey; creían que la tierra que ellos pisaban era el centro del Universo y esa era la única que valía.
Tampoco entendieron la evolución de las especies que mostró Darwin. Las leyes de la naturaleza y de la sociedad se imponen, pero ellos siguen con su ceguera.
Continuamente hacen gala de su ignorancia porque son dogmas los que ellos manejan; dogmas alejados de la vida, de los movimientos, incluso de la caridad cristiana a la que tanto aluden. El Tribunal de la Santa Inquisición juzgaba la divergencia religiosa, los usos y costumbres alejados de las coordenadas que la curia dictaba. Los autos de fe y las hogueras, entre otras cosas, era el fin que les esperaba a aquellos que buscaban el conocimiento a través de la razón. ¿Qué caridad es esa.? La Iglesia católica reniega de los cambios sociales; luego llaman fundamentalistas a otros.
Ellos impusieron el celibato, pero muchos clérigos siguieron y siguen haciendo uso, cuando no abuso, de sus apetencias sexuales….
La vocaciones religiosas disminuyen; no les importa que cada vez les queden menos hombres y mujeres que propaguen su fe, ellos tienen la suficiente para sembrarla por doquier; nos guste o no. Para la curia, la letra con sangre y lágrimas entra.
Doña Ana Botella, concejala de asuntos sociales del Ayuntamiento de Madrid, dice que la opinión del Vaticano y de los obispos van a misa; ella lo asume y acusa a Zapatero de estar presionado por el Lobby de homosexuales y lesbianas, que el maridaje entre ellos atenta contra la moral tradicional y contra el matrimonio. ¿Por qué ese miedo a la homosexualidad?
Otros alcaldes del Partido Popular llaman de todo menos bonitos. No entienden que las parejas homosexuales creen en el matrimonio, que quieren vivir esa unión como el resto de los mortales, aunque ellos no lo entiendan. No hay más ciego que el que no quiere ver. A eso se llama intolerancia, falta de respeto al prójimo.
Teresa Galeote. Alcalá de Henares, Madrid.
Redactora, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 29 Abril 2005.