Bizitzamendi: 6. Arbolados tenaces – por Rafael Pérez Ortolá

La firme apariencia se pone a prueba,Comba las ramas la recia ventisca,

El arbolado pone su voz ronca,

Ruge la tempestad, el viento silba.

Fuerte tensión, gran dilema al alba.

¿Poderes superiores? Fuerza bronca,

que nuestro anhelo tranquilo trunca,

Penas y dudas que el rayo conturba.

El arbolado resiste ante la turba

Su potencia con la raíz entronca

Con savia limpia, con flujo sin traba.

Un tronco enhiesto de protección terca,

Su rama dobla pero no se acaba.

Al fin llegará nueva fruta fresca.

Más que hablar de plantaciones, se practican talas de árboles sin demasiados miramientos; otras veces se trata de cremaciones; y en la más rabiosa actualidad deberemos mencionar a esas construcciones especuladoras que invaden amplias zonas de monte y de arbolados.

¿A que viene interesarse por el arbolado enhiesto y firme?

Otro mal similar agrede al personal humano;
favorecido por las actitudes acomodaticias de casi todos,
y siempre contando con las presiones foráneas desconsideradas.

¿Tendrá algún sentido aquello de morir de pie?
Alejandro Casona nos ilustró sobre como es de importante mantener el rumbo.
El árbol se puede mantener de pie hasta muerto y seco.
¿Podremos asumir esa reciedumbre como seres humanos?

En tiempos turbulentos nos volvemos estratosféricos.
Es preciso bajar a la tierra, exprimirla, …
… recobrar las raíces
¡Volver a sentir como es la propia savia circulante! ¿Existirá eso?

Es ahí donde cada uno se muestra, participa, aporta…
…para eso no puede esquivar su desarrollo personal.

Ya crepitan gran cantidad de troncos,
humanos y de los otros.
¡No puede continuar esto así!

¡Inalterables los jinetes apocalípticos!
Por eso resulta cruel nuestra pasividadComo escribe Joaquín Ortega Parra en sus versos: «Yo soy de aquella gente de la raza del árbol. / Honda gente que muere de frente y por derecho. /
…Un grito jornalero…»Esa tenacidad de mantener la figura humana
nos abre las esclusas para navegar por los diferentes horizontes.
Si abdicamos de esos impulsos,
descarrilamos, nos quedamos en las cunetas hediondas.
Esa figura, con raíces y ramas,
es la que nos podrá abrir a una vida…
… que se pueda nombrar como tal.