siempre insólito y tenaz mar de fondo,
Crispados, violentos y no razonables.
Cáncer ignoto de márgen nefando.
¿Qué soplo de aire tomará el mando?
¡Imposibles mínimas conclusiones!
La belleza de tal encrespamiento
clama por un dique de observación
Sin él, lo humano queda sin tiento
¿Duele? ¿Se conoce? ¿Interpretación?
Natural descontrol y sentimiento
Estar requiere razonar la intuición.
En la enseñanza obligatoria debiera introducirse un nuevo día lectivo,
dedicado a experimentar el valor de una marejada,
su valor intrínseco.
Las sensaciones a bordo serán insustituibles, ese suelo oscilante bajo los pies y siempre la incógnita del próximo movimiento.
Arrecian los vientos desde todos los ángulos, posibles e imposibles.
La intranquilidad deviene en descontrol y en perpetua agitación.
Uno ya no llega a saber si el causante de todo es el viento, las olas o la lluvia,
pero aquello se torna preocupante, angustioso y a veces aterrador.
¿ALGÚN PARECIDO CON NUESTROS AMBIENTES?
¡Ventoleras, haylas!
Con frecuencia asentamos nuestros reales en terrenos resbaladizos. ¿O no?
Eso sí, quizá alcancemos la fruición de actuar sin pausa, frenéticamente.
EN ESA VORÁGINE
¿Para qué pensar?
Las esencias se trasladan a los torbellinos.
¿Naturaleza? ¿Técnica? ¿Convivencia?
Suelen atosigar las decisiones tomadas por otros más grandes
A costa de nuestra borrachera, traducida en una actividad inútil.
Aprovechados,
los hay que piensan y maquinan … aviesamente,
nos hacen el favor de pensar … para sus intereses.
CON TODO ELLO SE AGRAVAN LOS ENCRESPAMIENTOS
De ahí el interés de la clase práctica.
Hoy toca estudiar las MAREJADAS.
Rafael Pérez Ortolá. Vitoria.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 20 Marzo 2005.