La caída del Imperio – por Edmundo Fayanás

Estados Unidos es hoy líder mundial en economía, comercio, poderío político y militar. La toma de posesión de George Bush nos recuerda mucho a las grandes ceremonias y boatos que se realizaban en otros antiguos imperios.

Pero todos los imperios han tenido un final. Estudiados todos ellos, presentaban unos problemas muy parecidos que están en la causa de su caída. A mi modo de ver, estos síntomas ya se están dando en los Estados Unidos.

Tanto historiadores como economistas están de acuerdo en la importancia del equilibrio económico de estos, así como en las prioridades que deben tener en el gasto. Cuando este equilibrio se da es fácil mantener el poder.

Como dice el historiador norteamericano Paul Kennedy, de la universidad de Yale: “ Una gran potencia que olvida su economía puede convertirse en el peor enemigo de sí misma”. Reconociéndole el papel actual de líder mundial económico y en comercio, no es menos cierto, que su situación presenta síntomas altamente alarmantes que pueden impedir su ejercicio imperial, señalando el inicio de su decadencia. Veamos.

Por primera vez en muchos años, su moneda, el dólar es ampliamente cuestionada como moneda mundial. El nivel de dólares depositados en los Bancos Centrales está en continua disminución a favor del euro. La depreciación del dólar en los dos últimos años es muy importante y sigue perdiendo valor, por lo que su atractivo es cada vez más escaso. La capacidad de ahorro de los norteamericanos es prácticamente nula, viviendo gracias a la inversión exterior, con miles de millones de dólares en bonos, países como Japón, China, Rusia, Arabia Saudita, etc.., pudiéndose decir que su funcionamiento económico depende de los mismos. ¿Qué pasará si estos países dejan de financiar gratuitamente los déficits norteamericanos?

Su situación económica es todavía más insana, presentando los llamados déficits gemelos (fiscal y comercial) representando un 5% negativo cada uno de ellos. Necesitando rápidas soluciones sino se quiere ir a una grave crisis económica. La actual administración no está aplicando practicamente ninguna solución (salvo la llamada contabilidad creativa, que produce sonrojo), y las que toma van a servir para precipitar esta crisis.

Paul Kennedy dice “Cuando las potencias se ven amenazadas por la decadencia, tienden a aumentar su gasto en seguridad y en consecuencia quitan financiación a su economía”. Estados Unidos representa el 30% del PIB mundial mientras que la porción del gasto militar de los norteamericanos es del 44%. Este sobre gasto militar tiene a la larga consecuencias muy negativas. El aumento del gasto de la guerra de Afganistán e Iraq, se suman al ya elevado gasto del ejército y de la seguridad nacional, aportando una tercera parte del déficit fiscal.

Como dice este historiador “Sin un cierto equilibrio entre las demandas competitivas de defensa, consumo e inversión, es improbable que una gran potencia conserve durante mucho tiempo su posición”.

Pero otro dato realmente alarmante es la situación social en los Estados Unidos, donde se está produciendo una bipolarización social con un proceso acelerado de desaparición de las llamadas clases medias y un empobrecimiento de las clases bajas. Durante los cuatro últimos años, la pobreza en Estados Unidos ha aumentado un 14%. Uno de cada ocho norteamericanos viven en la pobreza. Cada año aumenta el número de los que no disponen de un seguro de enfermedad (actualmente ya son 50 millones). La vivienda es poco asequible y se encuentra fuera del alcance de amplios sectores sociales. Los más pobres van cayendo por debajo del umbral de la pobreza mientras que los más ricos obtienen cantidades mayores de renta y de la riqueza nacional, con lo que la situación de injusticia social empieza a ser extrema.

Esta dualidad social está creando un fuerte malestar y es fuente de conflictos y violencia. Este fenómeno está siendo controlado y canalizado momentáneamente por amplios movimientos religiosos, generalmente de corte ultraconservador, pero con fecha de caducidad.

Como vemos, presenta todos los síntomas degenerativos que en su tiempo presentaron otros grandes imperios que han existido a lo largo de la historia. Pienso que no son conscientes de ello, y que las últimas decisiones políticas tomadas por Bush les acercan al final de su ciclo como Imperio.

Sean espectadores históricos de la caída de un Imperio, en un tiempo prudencial. La cuestión es: ¿Que nos deparará el futuro después de la hegemonía norteamericana?

Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 1 Marzo 2005.