¿Qué pensiones tendremos? – por Edmundo Fayanás

Desde los organismos oficiales, FMI, BM, OCDE, y también desde la Unión Europea, se ha estado pidiendo a los distintos gobiernos españoles que reformen rápidamente nuestro sistema de pensiones.

Su argumentación nos habla de la precaria situación económica, entendiendo que el actual sistema social es muy generoso. Analizan la futura situación demográfica que viene, la mayor esperanza de vida y la llegada a la jubilación de la llamada generación del baby boom (1960-1970). Aduciendo que nos lleva a la quiebra del sistema de pensiones al aumentar mucho el número de jubilaciones y disminuir el número de trabajadores en activo.

Es cierto, que la esperanza de vida de los españoles es alta y aún seguirá aumentando, en consecuencia aumentará el número de jubilados. Pero los análisis demográficos utilizados están fallando, por ejemplo la OCDE preveía para España en el año 2010 una población de 39 millones cuando ya estamos en el 2005 en 43 millones y la previsión es que en el 2010 pasemos de 45 millones. Esto es debido a que la OCDE no ha considerado el fenómeno de la inmigración y otros aspectos demográficos importantes. Daria la sensación de que lo que se busca son justificaciones para hacer una política determinada que intenta una disminución del Estado de Bienestar.

Estamos asistiendo mes a mes al aumento de afiliados a la Seguridad Social, los niveles de superávit que presenta este organismo anualmente sirven para cuadrar las cuentas del Estado. Vemos como los fondos de reserva de pensiones aumentan continuamente.

¿Qué están haciendo los gobiernos europeos respecto a las pensiones?

Se está incrementando las cotizaciones a diversos colectivos como el de los autónomos, o los trabajadores agrarios, etc. Y también se está alargando la vida laboral. Estableciendo un nuevo cálculo para el cobro de la pensión, extendiéndolo a todo el periodo cotizado, significando una disminución muy importante en su cuantía, que empeoran las condiciones de jubilación.

Al mismo tiempo se está incentivando los regímenes profesionales privados y los fondos de pensiones y de jubilación, como grandes salvadores de nuestro futuro.

Esta política de privatización de las pensiones es la que Bush está planteando en EEUU. Este sistema consiste que en vez de financiar las pensiones públicas con un sistema al que contribuyen trabajadores, empresarios y gobiernos, es cambiado por otro en que millones de trabajadores empezaran a pagar el 10% de sus sueldos a fondos de inversiones privados, dejando de pagar el sistema público.

Los que se inclinan por este sistema de privatización dicen que los fondos producirián más si se invirtieran en la Bolsa de valores, pronosticando ganancias del 9% anuales. Pero la Bolsa no garantiza ningún rendimiento, como se puede ver con lo que ha pasado en los últimos cuatro años con los fondos de inversión. Los sistemas de Seguridad Social protegen a los trabajadores de los caprichos del mercado y la inflación, dándoles una forma de seguro que el mercado privado no ofrece.

Este sistema de privatización de pensiones fue puesto en funcionamiento en Chile desde hace 25 años, bajo la dictadura de Augusto Pinochet. No podía ser de otra forma por el ataque tan frontal que es a los intereses de los trabajadores.
La implantación de la privatización llevaba la promesa que con estas inversiones en las entidades privadas se estimularía el crecimiento económico y generaría mayor rentabilidad, otorgando pensiones más sustanciales que las que podría ofrecer el sistema tradicional público.

Pero una cosa son las promesas y otra es la realidad. Se están jubilando la primera generación de trabajadores que dependen del nuevo sistema y lo están comparando con los que siguieron en el sistema público. Veamos:

Un técnico de laboratorio de 66 años que piensa jubilarse en marzo, que actualmente tiene un salario de 730 euros al mes, su fondo de pensiones le ha dicho que con sus 24 años de contribución, recibirá una renta de tan sólo 240 euros al mes durante veinte años. Sus compañeros con el mismo sueldo y que permanecieron en el sistema público se están retirando con pensiones de 540 euros al mes, hasta que se mueran.

Este técnico tenía un sueldo que le permitía vivir con dignidad y de pronto se ve sumiso en la pobreza porque cometió el error de creer las promesas que le hicieron en 1981.

El sistema es bueno para Chile pero malo para la mayoría de los chilenos, esto lo afirma un alto cargo del Gobierno, especializado en pensiones y que acaba reflexionando de que si la gente tuviera de verdad libertad de elección, el 90% volvería al sistema público.

Este proceso de privatización de las pensiones proviene de los neoliberales que denostan lo público y alaban lo privado. Lo único que nos ofrecen es caer en manos de las entidades privadas de ahorro.

Ahora más que nunca, sufriendo una campaña de desprestigio de lo público, debemos defender la Seguridad Social como una garantía para nuestro futuro, no hagamos caso a esos cantos de sirena de lo privado, ejemplos ya tenemos, pues aprendamos y valoremos lo público.

Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 24 Febrero 2005.