En las últimas sesiones del juicio que se sigue contra Adolfo Scilingo, testimonios sobrecogedores dados por los supervivientes de los campos de concentración han rebasado sobradamente las razones de la acusación por genocidio, torturas y terrorismo. Las declaraciones dadas por Lisandro Raúl Cubas, Ana Martí –secuestrada con sus dos hijos de 6 y 8 años-, y Rosario Quiroga, coincidieron una y otra vez en los procedimientos utilizados en la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) y en la participación de todos, absolutamente de todos los oficiales, suboficiales, alumnos, personal de otras de fuerzas, civiles inclusive.
Cecilia Pilar Fernández de Viñas, madre de la detenida y desaparecida Cecilia Viñas de Penino confirmó que el niño que su hija tuvo en la ESMA fue apropiado por el capitán Jorge Bildoza, uno de los jefes principales de los grupos de tareas de la Armada, y a quién Scilingo en sus primeras declaraciones afirmó haberle visto en un club náutico con un niño pequeño del que se comentaba “que era hijo de una desaparecida y se lo había quedado Bildoza”. Estas manifestaciones Scilingo las realizó en 1985, y en el año 2000 con los análisis realizados en el Banco de Datos pudo probarse que el hijo de Cecilia Viñas y de Hugo Penino fue apropiado por Bildoza.
Otro testimonio estremecedor lo dio Daniel Tarnopolsky. Sus padres Hugo Tarnopolsky y Blanca Edith Edelberg, su hermano Sergio, la esposa de éste y su hermana Bettina de 15 años, fueron secuestrados en julio de 1976. Sergio Tarnopolsky se encontraba en 1976 realizando el servicio militar obligatorio en la Armada y fue destinado a trabajar como ayudante de Jorge Eduardo Acosta, jefe de Inteligencia en la ESMA, y al encontrar que dicha escuela era un campo de concentración y exterminio de prisioneros políticos, decidió desertar. Y es por esto que Sergio, su esposa Liliana De Luca, sus padres y su hermana son secuestrados. Se realizó un video mientras era torturado Sergio, y dicha cinta era exhibida en forma “ejemplarizante” tanto a conscriptos como detenidos-desparecidos.
Nora Morales de Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora. Su hijo Carlos Gustavo fue secuestrado a fines de 1976, y es a raíz de la búsqueda antes las diversas instituciones comienza a relacionarse con otras madres que estaban en igual situación, con hijas e hijos desaparecidos. El 30 de abril de 1977 y a impulso de Azucena Villaflor de Vincenti, se conforma el Movimiento Madres de Plaza de Mayo, ya que en dicha plaza que se encuentra frente a la casa de gobierno Buenos Aires, se concentraban semanalmente. En el mes de julio haciéndose pasar por hermano de un desparecido se infiltra en el movimiento de familiares, el teniente Alfredo Astiz miembro de los grupos de tarea de la ESMA. “Nosotras lo cuidábamos especialmente porque era joven, iba a casa de Azucena y a las reuniones que hacíamos en la iglesia Santa Cruz, y es allí donde se realiza el operativo de secuestro de las madres Esther Careaga, Mary Ponce, y las monjas francesas Leonnie Duquet y Alice Domon. Astiz personalmente las fue señalando una a una. Al día siguiente fue publicada una solicitada en la prensa y Azucena Villaflor es secuestrada en la esquina de su casa. Sufrimos amenazas, represión, detenciones, golpe, y lamentablemente crecíamos. Sentíamos igualmente que las personas que debieron exilarse nos protegían. No nos hemos estancado. Teníamos expectativas al finalizar la dictadura, pero vinieron las leyes absolutorias de punto final y obediencia debida, y posteriormente con Menem los indultos a los generales. Nadie abrió los archivos. Sabiendo que la ausencia es irreparable, seguimos exigiendo justicia, justicia con los detenidos-desaparecidos, con los torturados, con los exiliados, que devuelvan las identidades a los que niños que se apropiaron…tiene que haber una condena para tanto crimen… Justicia, Justicia, Justicia».
El pañuelo blanco de las Madres de Plaza de Mayo quedó prendido en la emoción que colmó la sala de la Audiencia Nacional.
Finalmente testimonió el periodista y escritor Uki Goñi, (José Luis Goñi Marengo) quien estuvo como corresponsal del periódico Buenos Aires Herald desde 1975 a 1977, y era el encargado de recibir a las madres y familiares que acudían al rotativo para que fueran publicados los hábeas corpus ya que en otros medios no los recibían. Por esta actividad informativa eran constantemente amenazados, soportaron coacciones y represalias. Relató que en varias oportunidades pasaba delante de la ESMA donde veía llegar camiones y camionetas de los que hacían descender a personas con las manos a cabeza mientras eran apuntados con armas de todo tipo.
Pero lo más relevante de la declaración de Uki Goñi fue lo relacionado a las entrevistas que mantuvo con Scilingo.
Goñi escribió el libro “El infiltrado Judas”, editado en 1996, referido a Alfredo Astiz y el trabajo de penetración que éste había realizado en el movimiento de las Madres de Plaza de Mayo. En la primera oportunidad entrevistó a Scilingo durante casi tres horas; y posteriormente en varias ocasiones en la casa del propio Scilingo. Uki Goñi reiteró los extremos que públicamente Scilingo dio en la televisión sobre su participación en los vuelos de la muerte; en uno de ellos uno de los prisioneros al que llamaban Barbudo intentó aferrarse y fue en ese momento en el que ex–militar casi pierde el equilibrio. Reseñar que Scilingo había participado con Alfredo Astiz en el secuestro del hombre barbudo, y que a pesar de haberlo herido no lo llevaron al hospital “porque se sabía cuál iba ser su destino”.
En otros encuentros abordaron el tema de los automóviles de la ESMA, allí se disponían de 202 vehículos pero sólo 59 eran de la Armada, los demás había sido robados a los secuestrados. Scilingo se enorgullecía de haber mejorado el estado de una camioneta que fue devuelta a la familia Lennie.
Uki Goñi a las preguntas sobre la credibilidad de los dichos de Scilingo, afirmó que su impresión era de un hombre quebrado por los horrores en los que participó, y que su arrepentimiento se expresó en la lista de 40 oficiales de la Armada que habían colaborado con el nazismo y que Scilingo le entregó para un trabajo de investigación que posteriormente Goñi plasmó en un libro.
Aparentemente estas son notas que se suceden unas a otras tras las sesiones en la Audiencia Nacional. Aparentemente estas notas quieren expandir lo que en la sala ocurre, transformar las voces de los silenciados en amplificadores, y es en este objetivo y en el que se agolpan coincidencias históricas, se funden años apartados e inclusive idiomas diferentes.
Pero en el tiempo y lugar en que transcurre este juicio, donde no es que se pueda hablar sociedad justa pero si más “civilizada”, las víctimas que siguen verbalizando y corporizando la injusticia, han sido la mayoría de las veces ignorados o en otro grado, aceptados como aguafiestas. Porque la estrategia de los campos de concentración era la eliminación física y la destrucción moral, pero también la negación de la barbarie.
Por todo esto, aunque para muchos resulten muy duros los testimonios, para otros trámites judiciales del montón, para otros mercancías de currículums, para otros figuraciones y utilizaciones políticas, en verdad en la voz de los sobrevivientes donde la memoria quiebra las acotaciones temporales -expone la vigencia de una injusticia más allá del tiempo transcurrido- y, también las espaciales –no se atiene a los términos territoriales de un Estado-. Entonces si es la memoria la que permite que una injusticia pasada siga vigente, tomarse en serio la justicia significa tener que recordar todo.
Andrea Benites Dumont. Madrid.
Redactora, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 21 Febrero 2005.