Los kurdos forman pequeñas comunidades en las actuales repúblicas de Georgia, Armenia y Azerbaiyán, constituyendo grupos importantes en Siria con un millón de kurdos, cinco millones en Iraq, siete en Irán y quince en Turquía. Estos han sobrevivido en sus valles y montañas al paso de las distintas culturas y civilizaciones.
Los primeros reinos y organizaciones políticas fueron vencidos, en 1514, en la batalla de Chaldiran y siempre han estado entre las emergentes civilizaciones otomana y persa.
El sentido nacional o la llamada cuestión kurda comienza a tomar cuerpo a lo largo del siglo XIX, con la llegada de las ideas liberales que se extendían por toda Europa y que les hace enfrentarse al poder central de Estambul.
Tras la caída del imperio Otomano, las potencias occidentales prometieron la creación de un Estado del Kurdistán, como compensación por la lucha que junto a franceses e ingleses habían protagonizado en la Iª guerra mundial contra los turcos. Firmándose el tratado de Sévres (1920), que garantizaba el nacimiento del estado kurdo. Pero la consolidación de la revolución bolchevique y la importancia creciente del petróleo en Oriente Medio, hace que no se cumpla tal promesa y sin embargo por el Tratado de Lausana (1923) se reconoce el Estado de Turquía, apoyando al general Kemal Attaturk. El cual hará de tapón al expansionismo soviético, repartiendo el Kurdistán entre cuatro países.
El papel de los kurdos ha tomado importancia por la situación de dos de los países en los que viven: Iraq y Turquía.
Los kurdos iraquíes se han sublevado continuamente contra el poder de Bagdad, encabezados por la dinastía de los Barzani. El presidente iraquí Sadam Hussein lanzó un fuerte proceso de represión, mediante bombardeos de poblados, eliminación sistemática de disidentes y traslados masivos de población para arabizar esta zona del Kurdistán, es el caso de Mosul. Uno de los hechos más horribles producidos por Sadam Hussein fue el ataque con gas mostaza a la ciudad kurda de Halabja, produciéndose varios miles de muertos. Gas proporcionado por empresas occidentales para que fuera empleado en la guerra irano-iraquí.
Ha habido enfrentamientos continuos del PDK y la UPK con los iraquíes en una guerra sin fin, pero también muchas veces se ha asistido a enfrentamientos fraticidas de los propios grupos kurdos.
Tras la derrota de Sadam Hussein, en la primera guerra del Golfo (1991), los grupos políticos del Kurdistán iraquí sentaron las bases de su autogobierno. Este sueño de autonomía duró poco porque ambos partidos se enfrentaron en una guerra civil entre 1994 y 1998 por el control de los recursos económicos. Actualmente el Kurdistán iraquí sigue dividido de hecho en dos administraciones independientes, la del PDK con capital en Irbil y la de la UPK en Suleimaniya. En el 2002, ambos partidos aceptaron reactivar de forma provisional el gobierno autónomo.
El Kurdistán iraquí presenta un nivel de desarrollo económico y de infraestructuras muy superior al del resto de Iraq debido a los 13 años de autogobierno.
En el actual conflicto iraquí, aparecen aliados de los norteamericanos, siendo una de las zonas más tranquilas y esperan que con el nuevo sistema político que surja, sirva para afianzar los niveles de autogobierno que actualmente disfruta. Para las elecciones previstas en enero de este año, los dos grupos políticos han decidido concurrir juntos en una sola lista, esperando obtener el 25% de los escaños en disputa.
Pero la situación es muy complicada, por el rechazo de la comunidad suníe a las mismas, lo que daría una mayoría absoluta a los chiís. Ante esta situación, los kurdos parecen dispuestos a aplazar los comicios con tal de que los suníes estén presentes en el Parlamento y contribuyan a formar un frente de bloqueo contra la todopoderosa lista única de los chiís.
Turquía tiene la comunidad kurda más numerosa, con más de quince millones de personas, que representa el 20% de su población. Después de casi treinta años de guerra no declarada en el Kurdistán turco, con un saldo superior a los 35.000 muertos, han dejado una economía arrasada, con tasas de paro que superan el 50% de la población. Una nueva sociedad civil kurda está surgiendo lentamente debido al cambio que ha propiciado el proceso de acercamiento de Turquía a la Unión Europea, dando un ambiente de libertad hasta ahora desconocido.
Entre los nuevos logros al albur de estas libertades es la autorización de las primeras escuelas kurdas, que constituyen un hito importantisimo. Se ha abierto en Estambul el primer centro para preparar profesorado adecuado que facilite la expansión de su educación. Se está intentando la creación de medios de comunicación audiovisuales en su propia lengua y ya se ha creado una agencia de prensa kurda.
A pesar de estos cambios, muestran un recelo hacia el poder turco pues piensan que los cambios propiciados por Taygip Erdogan, para lograr la aprobación de la Unión Europea, han sido sólo cosméticos, pues la vida de estos sigue igual aunque ahora pueden expresarse con mayor libertad.
El gobierno turco sigue sin invertir económicamente en sus zonas, con ausencia total del sector público y en infraestructuras. Hasta hace dos años, Turquía no eliminó el estado de emergencia que pesaba en esta zona y muestra resistencia a la abolición de las unidades de Guardias Rurales que se han destacado por su brutalidad en la represión.
Como podemos ver, el pueblo kurdo tiene veinticinco millones de habitantes pero carecen de Estado. Este problema como el palestino, son dos de los grandes conflictos políticos que hay en el Oriente Medio y que necesitan ser solucionados.
Evidentemente ninguno de los dos son sencillos, pues involucran a otros países y tienen consecuencias políticas, económicas y sociales muy importantes.
Lo fundamental es que las grandes potencias, Estados Unidos, Unión Europea, China, Rusia y la ONU busquen soluciones equilibradas y justas para unos problemas que son vitales para buscar la estabilidad y la paz en el Oriente Medio.
La postura española debe ser la de alentar y participar, en el marco de la Unión Europea y de la ONU, en la búsqueda de la paz, la justicia y la equidad en la medida de sus posibilidades. Esto se lo merecen los sufridos pueblos de Palestina y el Kurdistán.
Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 15 Enero 2005.