Así se explica como hay propuestas que para el prójimo son aceptables, pero que en nuestra casa son descabelladas.
Vaya por delante mi concepto internacionalista para desaprobar las propuestas de grupos nacionalistas. Por ello no comparto el llamado Plan Ibarretxe (ese del que todo el mundo habla, y poco se conoce), ni comparto planes del nacionalcatolicismo españolista.
El manoseado Plan del Lehendakari vasco, está siendo la coartada para ocultar otros asuntos de mucha más trascendencia para la mayoría de los ciudadanos de este Estado. Cuando se invoca el proyecto soberanista se transforma en un ataque a la Constitución española, algunos, incluso, abordan el tema como una agresión a la europea, y eso que prácticamente nadie la ha leído y está en proceso de aprobación. Pero “olvidan” que ellos mismos atacan a diario nuestra Carta Magna en otros apartados del texto constitucional. El problema territorial es un pretexto perfecto para pasarse por el “arco de triunfo” todos los artículos que proclaman los derechos de todos los españoles.
Leyendo la prensa me encuentro con declaraciones del gran violonchelista y director de orquesta Mstislav Rostropovich. El músico, de origen azerbaiyano (Bakú 1927), se extiende en disquisiciones sobre la actualidad política, de los problemas rusos, y analiza la situación de Ucrania. Opiniones que remata con la alusión de que la independencia de los países bálticos fue “un hecho natural” (gran sarcasmo) y que las naciones tienen derecho a su independencia si así lo quieren. También alude a lo que le gusta lo que está sucediendo en su país (Rusia) y que ahora es hora de actuar y poner orden. Con ironía responde que le produjo incredulidad el hecho de tener que pedir un visado para entrar en el país ucraniano, ¿qué esperaba?
Me refiero a este gran músico por su vinculación a España. Es persona “mimada” por nuestra Corte, admirado por el poder (dejando sus méritos artísticos a parte) tiene en su haber el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia, compartido en 1997 con Yehudi Menuhin. No sé si las declaraciones del maestro habrán sentado bien a los altos cargos políticos sobre todo en las fechas que estamos, con el debate del famoso Plan.
Por eso debemos analizar si las varas de medir son idénticas para todo el mundo. No estoy por ningún procedimiento secesionista ni independentista, ya lo dejo claro al inicio, pero sin violencia, sin presiones del terror, no creo que sea malo el hablar de todo. Dejar claras las posturas, eso sí, dando la oportunidad por igual de explicar cada uno cual es su modelo de estado. No es admisible el momento de crisppación a lo que nos están sometiendo, con declaraciones casi golppistas.
La memoria es muy frágil. Ahora, desde la opposición, se clama como el centro de convivencia en Euskadi el Estatuto de Gernika, el mismo que ha sido atacado de manera desppiadada. El mismo que la entonces Alianza Popular votó en contra. Memoria.
No es malo, todo lo contrario, que, bajo las premisas anteriormente apuntadas, se hagan consultas populares. Que se pregunte a la ciudadanía cual es su opinión sobre temas que afectan a su devenir como personas. Es una raíz de la democracia, no es necesario esperar a las convocatorias electorales para opinar sobre lo que sea necesario. La Constitución en su artículo 149.1.32, habla de la competencia exclusiva del Estado para la autorización de convocatorias de consultas populares vía referéndum. Pero me pregunto, ¿no estaban dispuestos, si hacía falta, a cambiar nuestra Carta Magna para adaptarla a la mal llamada Constitución europea? La democracia debería ser algo más que votar cuando te lo mandan y después a “dormitar”.
Mi admirado Eduardo Galeano escribe: “Un par de días antes de que al norte de América se eligiera al presidente del planeta, al sur de América hubo elecciones y hubo plebiscito en un país ignorado, un país casi secreto, llamado Uruguay. En esas elecciones ganó la izquierda, por primera vez en la historia nacional; y en ese plebiscito, por primera vez en la historia mundial, el voto popular se opuso a la privatización del agua y confirmó que el agua es un derecho de todos”. (Artículo publicado originalmente en La Jornada. Montevideo. El Viejo Topo enero 2005).
Viene a colación ya que ese pequeño país, llamado un día “la pequeña Suiza en Sudamérica” votó a un partido distinto de los dos mayoritarios, el Blanco y el Colorado. La gente se dio cuenta de que se intercambiaban el poder y al final eran lo mismo uno y otro. Galeano cuenta una anécdota que a mi me sucedió de al misma manera. Un paisano, después de la primera victoria de Aznar me dijo: “Queríamos que ganaran las izquierdas, y hemos ganado las derechas”. Allí, en Uruguay, lo decían de idéntica forma: “Yo creía que habíamos ganado los blancos, pero ganamos los colorados”.
El movimiento de izquierdas encabezado por Tabaré Vázquez, ganó las elecciones y, cumpliendo con lo prometido, se convocó un plebiscito para que el pueblo dictaminara el futuro del agua, si pasaba a manos privadas o era un servicio público. Ganó el sentido común.
Aún así yo tendría mi voto definido. Votaría NO a este Plan por que no representa lo que a mi entender debe ser un Estado solidario. Los trabajadores y trabajadoras tenemos otros problemas mucho más acuciantes que la preocupación que los dueños del cotarro tengan para parcelar la península como si de un coto privado se tratara. El terrorismo empresarial con su secuela de muerte diaria, cerca de tres trabajadores mueren al día por el delito de sacar un salario para malvivir; en Burgos ocho trabajadores de la empresa Arranz Acinas murieron en un tugurio que servía para almacén, deposito de combustible y vestuario. Seguro que el patrón tiene acondicionada mejor la caseta del perro (o a lo peor considera a los trabajadores como podencos). El terrorismo de quién considera la revisión del SMI (así llamado al salario mínimo interprofesional, pero que en realidad significa SALARIO MÍSERO INDECENTE), como un estipendio demasiado oneroso para sus cuentas de resultados. La sanidad pública con deficiencia de personal, demostrado en algunas salas de urgencia (con doce horas de espera) y con unos profesionales que emigran en masa a países como Inglaterra. La vivienda como artículo de lujo, donde la mayoría de los ciudadanos venden ese derecho constitucional a la avidez de los bancos, los cuales si no ganaban poco quieren aumentar las comisiones o crear nuevas para mantener sus privilegios. Una enseñanza pública deteriorada y que ve como se potencia a la privada, y en donde no se cumple ni los ratios, ni la aconfesionalidad en sus centros. Estos y otros son los problemas que sufrimos los súbditos de este país, porque de súbditos es la manera como se nos trata.
En definitiva, que entre las prioridades de la mayoría no entra este debate. Siéntense a debatir, negociar, en definitiva, a hablar. Propongan los cambios constitucionales en materia de reformas estatutarias, la Constitución no es un dogma inalterable. Y mientras tanto resuelvan, si les interesa, los problemas de la ciudadanía.
Emilio Sales Almazán. Talavera.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 14 Enero 2005.