Augusto Pinochet, que fue nombrado senador vitalicio, después de haber ejercido de dictador durante años, se retiró de la política en el año 2002; una vida pública teñida de sangre. Dicha retirada conlleva la pérdida de la inmunidad que le otorgaba el cargo de senador por lo que la justicia chilena puede juzgar los crímenes que cometió durante su mandato y el protagonismo que tuvo en la Operación Cóndor, red que persiguió a cuantos reclamasen sus derechos, o alzasen la voz contra las políticas represivas que se instalaron en el cono sur de América. También el juez Garzón siguió los pasos de Pinochet para sentarle en el banquillo por los españoles muertos y desaparecidos durante su mandato, aunque mil avatares lo impidieron.
Los archivos, hasta hace poco secretos, de EE.UU. han desvelado lo que muchos sabían y presentían; 24.000 documentos dan para mucho. La criminal Operación Cóndor se creó en 1975, dos años después de que Pinochet diera el sangriento golpe de Estado en Chile para derrocar el gobierno democrático de Salvador Allende.
Los Servicios de Inteligencia de Chile, Argentina, Paraguay Bolivia y Uruguay se reunieron para elaborar una de las más sangrientas operaciones que la mente humana puede fraguar. La Dirección de Inteligencia Nacional de Chile capitaneó la operación de represión encarnizada contra la oposición democrática; represión que ya existía antes de formarse la red Cóndor. La caza de socialistas, comunistas, anarquistas, o simplemente demócratas era el principal objetivo. «La Escuela de las Américas» (Centro de Formación de oficiales latinoamericanos), auspiciado por EE.UU. fue el embrión de las políticas represivas que se llevaron a cabo en el cono sur de América. Ya en 1974, fue asesinado, en Buenos Aires, el comandante chileno, Carlos Prat, el método; una bomba en su coche.
Comenzaron a caer miembros importantes del ejército o de la política, reconocidos por su aversión a las formas que se habían impuesto en los mencionados países. El coronel uruguayo, Ramón Trabal, fue asesinado en París por oponerse al régimen instaurado en su país. En 1975, la DINA chilena intentó asesinar en plena calle de Roma a, Bernardo Leigton y a su esposa, opositores demócratas; no lo consiguieron.
En 1976, en Argentina triunfó el golpe militar y desde ese momento la dictadura persiguió a cuantos opositores de los países vecinos se encontraban en el país. La Operación Cóndor atrapaba a sus víctimas para devorarlas y, no contenta con ello, trasladaba los cadáveres a otros países del cono sur para dificultar su búsqueda y crear confusión entre quienes habían sido sus asesinos. En 1978, Ecuador y Perú se sumaron a la red Cóndor y en Argentina se centralizó la base de datos y su coordinación.
La Escuela de las Américas fue el que gestó dicho embrión, aunque fue en Chile, una vez que Pinochet remodeló los Servicios Secretos y puso al mando al general Manuel Contreras, la DINA alumbró y amamantó a la criminal red. El siniestro Cóndor nació para matar; no hacía falta notificar ni juzgar; ejecutaban al reo por no ser de la misma camada, por no querer entrar en el juego, por pensar. La red contó con elementos fascistas de numerosos países. Se decía que Pinochet, Dios y la DINA era el poder que decidía quiénes podían vivir y a quiénes debían eliminar.
La Dina fue la que organizó el asesinato de, Orlando Latelier, exministro del derrocado Salvador Allende; en el atentado murió también una gran colaboradora, Ronni Moffitt. Ambos hacían campaña contra Pinochet y murieron en su coche, cerca de la Casa Blanca, como consecuencia de una bomba colocada en el barrio de las embajadas. El asesinato marco un antes y un después entre las relaciones del Chile de Pinochet y los EE.UU., ya que supuso una gran conmoción internacional. Dicho atentado dio argumentos al partido demócrata de EE.UU. para marcar distancias entre ambos países; los demócratas eran contrarios a la estrecha relación que el gobierno norteamericano mantenía con el dictador chileno. Ante la presión internacional, el dictador se vio forzado a entregar a Townle, reconocido agente de la DINA y uno de los que organizó el atentado. No obstante, dicho agente tenía los recursos suficientes para zafarse de las consecuencias de la justicia; las negociaciones y una nueva cara le facilitaron las cosas. Pinochet se vio obligado a disolver la DINA, aunque ésta dio paso a la Central Nacional de Inteligencia; también tuvo que distanciarse de Manuel Contreras.
La Operación Cóndor, entre 1975 y 1977, dejó un reguero de asesinatos, desaparecidos y torturados, aunque no desapareció totalmente ya que en 1980 secuestraron a Noemí Gianntti, una de las madres de la Plaza de Mayo; más tarde apareció muerta en un hotel de Madrid.
Henry Kissinger fue preguntado sobre las implicaciones de EE.UU. en el golpe militar de Chile y las buenas relaciones que mantuvieron con el dictador y su respuesta no pudo ser más elocuente: «Los Derechos Humanos no eran entonces una cuestión internacional en el mismo grado que lo son ahora».
Peter Kornbluh, autor de, Pinochet: los archivos secretos, ha sido el promotor de la desclasificación de los documentos secretos de EE.UU. que contenían información sobre Chile durante esos años. El juicio al dictador puede abrir nuevas pistas para llegar hasta los cómplices del norte que alentaron y apoyaron dicha red asesina, aunque también deberían servir para que operaciones de ese tipo no se repitieran en el futuro en ningún lugar del mundo.
Teresa Galeote. Alcalá de Henares, Madrid.
Redactora, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 9 Enero 2005.