China lleva una década con un crecimiento económico anual entre el 9-10% del PIB, lo que está provocando su entrada por la puerta grande en el capitalismo globalizador. Este crecimiento desorbitado tiene un modelo a imitar, el norteamericano, con un gran consumo energético y de materias primas, haciéndolo a medio plazo insostenible.
Este irracional crecimiento tiene unos costes inmensos a niveles sociales y ecológicos, del que nadie quiere hablar, pero que ahí están, provocando en un corto periodo de tiempo su colapso económico. Uno de los puntos débiles de este desarrollismo desenfrenado es el agua, elemento fundamental para la vida.
¿Qué pasa con el agua en China?
China dispone de 2.293 m3 por persona/año. El agua está mal distribuida. En el norte y noroeste es muy seco y tiene una población de 500 millones de personas, poseyendo los ríos Amarillo, Haui, Liao y Hay, que apenas aportan agua al mar. En el sur, bastante húmedo con 700 millones de personas y con el río Yantze y Rojo.
China tiene el 80% del recorrido de sus ríos totalmente degradados, no teniendo vida animal. Sus aguas no son aptas para el consumo humano, habiendo un serio peligro de que los ríos envenenen a la población a través de la cadena alimentaria.
Su rápida industrialización ha puesto en entredicho el control de la contaminación. Por ejemplo, se han vertido residuos de fábricas de papel, refinerías de petróleo, plantas químicas y metalúrgicas, estando impregnadas sus aguas de metales pesados y otros tóxicos que hacen que no sirvan ni para el riego.
En 1997, el Banco Mundial publicó un informe en el que calcula que el coste de la contaminación del aire y agua en China era de 54.000 millones de dólares anuales, cantidad equivalente al 8% de su PIB anual. Mientras los chinos se desangran por la contaminación, con consecuencias catastróficas por enfermedades, desplazamientos, inundaciones etc., todo ello debido a la falta de inversión. el gobierno chino tiene invertidos en bonos norteamericanos más de 600.000 millones de dólares.
Dos son las fuentes hídricas de abastecimiento en China, en el norte el río Amarillo y en el sur el Yantze.
El río Amarillo empieza a dar señales de fatiga hídrica. En 1972, se secó antes de llegar al mar por primera vez en su historia, estando quince días sin verter aguas al mar. Sucediendo esto con cierta frecuencia a lo largo de la década siguiente. Desde 1985, se ha quedado seco todos los años y cada vez por periodos más largos. En 1996, estuvo 133 días sin verter aguas. En 1997, año especialmente seco, estuvo 226 días sin verter aguas. Durante largos periodos ni siquiera llega agua a la provincia de Shandong, que es la última antes de llegar al mar. Este es un hecho preocupante, pues esta provincia produce el 20% del maíz y el 15% del trigo chino.
Los ríos del norte están siendo utilizados al máximo y hay 200 millones de chinos del norte que tienen agua gracias a la explotación salvaje de sus acuíferos.
¿Hasta cuando aguantarán?
Las obras de aprovechamiento, que están previstas en el tramo superior del río Amarillo, entre otras una central hidroeléctrica y un canal que llevara agua a Mongolia, empeorarán la grave situación hídrica del norte de China.
Dentro de los ríos del norte, destaca el río Huai. En 1997, estuvo 90 días sin verter agua al mar. En la última década han estado desapareciendo cientos de lagos y secándose en distintos lugares corrientes de agua, en la misma proporción que bajaban las capas freáticas, dejando de manar las fuentes. Las capas de los acuíferos del norte de China han descendido 37 metros en los últimos 30 años y desde 1990 descienden metro y medio cada año. Al bajar estas capas, millones de agricultores chinos han encontrado que se secaban los pozos.
La pieza angular del sistema hídrico del sur de China es el río Yantze. En estos momentos se está construyendo la gigantesca presa de las Tres Gargantas, sobre las aguas de este río, inundando uno de los lugares más bellos del mundo y que además alberga muchos santuarios y templos. Esta presa tendrá 600 Km. de largo, desplazando a más de millón y medio de personas, sumergiendo no sólo pueblos sino a ciudades completas, con un elevadisimo coste social.
El gobierno chino piensa que la presa de las Tres Gargantas cortará las inundaciones y no las acrecentará como dicen los ecologistas. Se tardara todavía varios años en terminarse.
Los hidrólogos chinos argumentan su necesidad por los beneficios que dará en cuanto a la generación hidroeléctrica, la navegabilidad, la acuicultura, el turismo, la protección ecológica, la purificación medio ambiental, el suministro de agua y la irrigación. Muchos de estos argumentos son falaces y reciben fuertes críticas desde el mundo universitario, científico y de los ecologistas.
La razón definitiva para construir la presa es la posibilidad de trasvasar agua del Yantze a la zona de Pekín y las resecas planicies del norte chino. Pero pasarán más de diecisiete años antes de que llegue allá, siendo ya demasiado tarde para atajar la crisis de agua que se les viene encima. Nadie contesta que pasará con el agua del Yantze cuando haya un año seco.
Todos recordaremos los graves problemas fronterizos de los años setenta entre la Unión Soviética y China llegando a temerse por una guerra entre los dos colosos comunistas. Uno de los problemas de dicho conflicto era el agua. Los chinos veían en los ríos siberianos, Yenisei y Lena, la forma de solucionar sus problemas hídricos del norte de China.
Cabe preguntarse: ¿Por qué se está quedando China sin agua?
La respuesta es sencilla, China no se está quedando sin agua, pero sí aquellos lugares donde más falta hace. Es un problema de asignación, oferta y gestión. Además el gobierno chino debería realizar una fuerte inversión económica en descontaminar, invertir en el reciclaje del agua y regular la oferta y demanda de tan preciado líquido. China necesita urgentemente aplicar la nueva cultura del agua y hacer de ésta un bien al servicio del hombre y de su vida.
Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 30 Diciembre 2004.