Intolerancia – por Emilio Salés Almazan

Así se titula una obra maestra del cine, filmada en el lejano año 1916, y cuyo director, D.W.Griffith, está considerado como uno de los precursores en el llamado 7º Arte. Es una narración sobre cuatro historias que, los guionistas (el propio Griffith y Tod Browning), cuentan sobre lo que ellos consideran cuatro injusticias: la Masacre del Día de San Bartolomé, en Francia durante el siglo XVI, la crucifixión de Jesucristo, una huelga de trabajadores y una historia de la antigua Babilonia. En esta cinta actúan varios artistas que, con el paso del tiempo, han sido considerados iconos del celuloide, caso de Lillian Gish o Mae Marsh. En aquel momento, la complejidad de la estructura, hizo palidecer ante el público el mensaje pacifista del director, justo en el momento que los EE.UU. iban a entrar en la Iª Guerra Mundial y, por lo tanto, provocó su fracaso (bastante interesado).

Me viene a la memoria esta cinta por varios aspectos, pero principalmente por el titulo y su aplicación a las obras de arte, ya sea una película o una obra de teatro.

En la ciudad inglesa de Birmingham se ha cancelado una obra de teatro, titulada Deshonor (Behzti en el idioma de la etnia sij) por el escándalo que la comunidad religiosa de esa etnia ha “montado”. La autora de la obra, llamada Gurpreet Kaur Bhatti, ha tenido que huir ante la amenaza que sobre su vida se cernía. Esta escritora ya había estrenado una obra en 2001 cuyo título era Sin vergüenza (Behsharam) y es una de sus muchas facetas, ya que además de su actividad teatral ha sido actriz, periodista y asistente social para refugiados.

Según leo en los periódicos que se han hecho eco del “escándalo”, la obra, definida como una comedia negra, se desarrolla en un templo de esa creencia religiosa y hay alguna escena donde la mujer protagonista es violada por un sacerdote del gurdwara (templo).

La productora de radio y televisión, Anne Edyvean, relata que “personalmente la obra me pareció dura… Es reflexiva y apasionada. Muestra a un hombre que se presenta como bueno ante la sociedad pero no lo es”. En definitiva, un ataque a la hipocresía.

Pero los mandamases religiosos (el arzobispo católico de Birmingham, reverendo Vincent Nichols, ha aplaudido la decisión de retirar la obra) no pueden permitir que en el seno de sus congregaciones haya tales denuncias. Faltaría más, ellos son los poseedores de las más amplias virtudes y a la hora de reprimir el corporativismo manda.

El asunto no es nuevo. Baste recordar la fatwa (sentencia a muerte) que el ayatolá Jomeini lanzó contra el escritor Salman Rushdie tras la publicación de su libro “Versos satánicos”.

Nuestro país no está exento de actitudes reaccionarias por parte de los altos cargos eclesiásticos, y no me refiero a la campañas (o mejor dicho, las campañas) que se están realizando contra las decisiones sobre uniones homosexuales o la eutanasia. En la pasada primavera la obra de Ramírez de Haro, “Me cago en Dios”, fue retirada de la cartelera del teatro Bellas Artes tras una campaña feroz y el ataque violento de grupos fascistas que ocasionaron, no solo el destrozo del escenario, sino heridas al autor y actor de la obra. Ya en su momento aludí al contenido de esta obra, la cual ni vi, ni era una cuestión de prioridad su contemplación.

Parece ser que la violencia de estos segmentos de las religiones consiguen sus fines. Los sijs, que según informaciones, son de propio pacíficos, alentados por sus “jefes” emplean una violencia inusitada para “salvar el honor mancillado”. Una supuesta moral que solo a ellos les atañe y que quieren aplicar a todo “bicho viviente”.

Es curioso, como sucede en las guerras, se emplea la violencia, se mata, a personas que no se conocen, incitados por personas que sí se conocen, luchando por intereses que sólo atañen a los que, a la postre, “comen” juntos en la misma mesa.

Para finalizar una curiosidad. Sale en la Tv. una pequeña entrevista a unos ciudadanos iraquíes de religión cristiana. Hablan de la persecución que, en estos momentos, sufren por seguidores del Islam. La abuela del clan dice que se van a tener que ir por la persecución a que están sometidos. Pero hay una frase que demuestra muchas cosas. La anciana dice que los islamistas hacen la guerra (matan) en nombre de Dios, cuestión que, según ella, no practican los cristianos. La lastima es por las personas, la ignorancia es un mal propiciado por las propias religiones. ¿Sabrá la anciana las teorías místicas de Bush?. Porque las prácticas si que las está sufriendo.

Emilio Sales Almazán. Talavera.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 29 Diciembre 2004.