La danza de la economía – por Teresa Galeote

El porcentaje de trabajadores ocupados en la industria europea es cada vez menor; paralelamente se incrementa el sector servicios. Los expertos dicen que es una fase más del desarrollo económico de los países avanzados; llevan parte de sus empresas a otros países, aunque se sabe que el motor de la economía es la industria. También se decía y se sigue diciendo que las reconversiones se hacen para salvar empresas; suele ser cierto si sólo se tiene en cuenta la parte de la empresa que representa capital-rentabilidad; otra cosa es la empresa como integradora de capital y trabajo.

Al parecer, Europa padece el ciclo superior de su desarrollo económico; la deslocalización, aunque en nuestro país es más grave si tenemos en cuenta que nuestra industrialización siempre ocupó un porcentaje inferior a nuestros socios comunitarios. El grueso del sector naval ha pasado a manos de los países asiáticos, aunque en Europa se sigue manteniendo las embarcaciones de disfrute y otras de similares características. Hoy surgen como grandes referentes industriales India y China.

Mientras el 80% de la población de los países más pobres se dedican a la agricultura de subsistencia, el sector terciario en los países de la Unión Europea ha aumentado hasta alcanzar el 64%, en Japón el 62% y en EE. UU el 74%. En los años 60 las reconversiones introdujeron las nuevas tecnologías con la consiguiente reducción de puestos de trabajo en la industria, aunque en España llegó más tarde. Otro factor que ha introducido modificaciones en las grandes empresas industriales es el de la fragmentación de la producción, disgregando así a los trabajadores y con ello los posibles conflictos laborales. Actualmente, la desindustraliación es producida por la deslocalización de las empresas multinacionales, que son las que marcan las reglas del juego. Se marchan hacia países con mano de obra barata y con legislaciones más permisivas para su implantación; así pues, los servicios captan parte de la mano de obra sobrante o se hacen los famosos planes de pre-jubilaciones. A esos elementos se suma que el capitalismo tradicional productivo hace años que ha dado paso a un capitalismo especulativo; el dinero adquiere vida propia: juega en bolsa, compra bienes que retiene hasta que se revalorizan para dar el gran pelotazo. Ya no interesa arriesgar dinero creando empresas. Con dichos métodos, todo un entramado construido durante tanto tiempo puede desaparecer porque las multinacionales así lo quieren y los gobiernos no lo impiden.

Europa, asume la situación, aunque aconseja que la deslocalización se haga por orden de preferencias, es por ello necesario que haya una fuerte competitividad para hacer frente a los nuevos colosos. Hay diversas recomendaciones y la Constitución Europea así lo recoge. La industria disminuye, pero los servicios aumentan.

Nuestro país pasa a formar parte de ese entramado de intereses formando parte de una distribución y comercialización, además del soleado turismo de nuestras costas, aunque hay más. El sector inmobiliario no para de crecer; se reproducen viviendas como hongos que la mayoría de los trabajadores no pueden comprar; es otra de las fórmulas especulativa de hacer dinero. Se lleva mucho tiempo hablando de la burbuja inmobiliaria, de que puede explotar en cualquier momento, pero no deja de inflarse. En esto llevamos mucha delantera a Francia y Alemania que no entienden cómo pueden hacerse viviendas que no representan una demanda real. Naturalmente son compradas como mera inversión, aunque don Rodrigo Rato nos dijo que el precio estaba ajustado porque hay dinero para comprarlas. Lo que no dice es que sectores son los que compran, y qué decir de las doradas costas; allí se asienta el ladrillo sobre costas y montes bajos para dar cobijo a cuantos quieran disfrutar del descanso esporádico o permanente. Previamente, han de llegar las benditas recalificaciones de terrenos; otro gran negocio especulativo.

Cinismo sobre cinismo, se deslocaliza, se recalifica y se privatiza para beneficio de unos pocos. Nada interesan los trabajadores, ni sus depresiones, ni sus suicidios. Sólo interesa la «Economía, estúpidos, la economía», como dice Francisco Matín Seco. A los demás que les parta un rayo.

Teresa Galeote. Alcalá de Henares, Madrid.
Redactora, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 23 Diciembre 2004.