Se acaba de publicar el informe PISA, sobre la educación en la OCDE. Los resultados son malos se mire por donde se mire. No valen las críticas o justificaciones de los políticos, estén en el poder o en la oposición. La educación es el reflejo del país y no hay más. Ahora, todos buscarán soluciones, habrá nuevas leyes (para volver loco a los docentes), etc., nos dirán y prometerán el oro y el moro.
Lo primero que debemos contestarnos es: ¿Qué país queremos?, ¿ A donde queremos ir como país?, ¿Qué medios vamos a poner a disposición para cumplir nuestro deseo? Señores, este país está en crisis y todos somos responsables. En un mundo globalizado y competitivo como el actual, nos debemos preguntar: ¿qué papel jugamos en él?
No podemos competir con muchos países porque sus salarios son muy bajos y tampoco podemos competir con otros porque tecnológicamente están a años luz. Es decir, estamos en una indefinición de modelo como país.
¿Qué país debemos aspirar a ser? Muy sencillo, queremos estar con el mundo de la ciencia y la tecnología, de la humanística, de la cultura. En todos mis artículos sobre la educación he sido muy critico con el poder, tanto con el PSOE como con el PP, aunque mucho más con estos últimos, cuya labor educativa ha sido nefasta y totalmente errónea.
¿Qué hacer? Debemos definir de una forma clara y sencilla, sin medias palabras que la educación es el pilar básico de nuestro proyecto, definiendo ¿ qué educación queremos? Siendo necesario un consenso en nuestra sociedad sobre la competencia que queremos para lograr el éxito social y personal.
La inversión es más que necesaria en educación, siempre que sepamos como y para que invirtamos, pero no es toda la solución. Actualmente el nivel de inversión es de un escaso 4,5% del PIB, cuando el de la Unión Europea ronda el 6%. Cuando ganó el PP en 1996, la inversión educativa era del 5% del PIB. Como vemos los gobiernos de Aznar nos han llevado por la senda contraria de lo que debíamos, error que ahora queda reflejado en el informe. Los presupuestos del PSOE del 2005, no van en la línea de mejorar ostensiblemente el dinero destinado en educación.
Tenemos que intentar un compromiso no solo político sino también social, por el cual el gasto educativo alcance los niveles europeos, en un periodo de cuatro o cinco años.
Si conseguimos una mayor financiación ¿a donde debe dirigirse? En primer lugar, disponer de centros bien dotados y mantenidos, convirtiendo a estos en referentes culturales de la comunidad a la que sirve, no como ahora que son mayoritariamente entes cerrados, con un escaso aprovechamiento.
El otro aspecto, en el que hay que invertir es en el profesorado y el alumnado. Estos dos son los actores principales de la educación. Hay que invertir en diversidad mucho, fortaleciendo la educación individualizada.
Es evidente la diversidad de los alumnos que actualmente asisten a nuestras escuelas e institutos, todo ello ahondado por la gran cantidad de inmigrantes que estamos recibiendo. La respuesta a esta diversidad que se da en nuestro sistema es muy rígida. Los países avanzados optan por las clases heterogéneas, pero disponiendo de unos muy buenos programas de atención a la diversidad, así como del personal necesario para llevarlos a cabo.
En España, las clases son heterogéneas pero muy poco flexibles. Los Departamentos de Educación, para nuestra desgracia, consideran a nuestros alumnos como números. Para ellos, estos números no son personas, dándose situaciones realmente sangrantes. Mientras no se llega a 30 alumnos no se desdoblan las clases, pero Sres., ¡miren como son los alumnos!, sean flexibles, escuchen a los docentes.
Se habla de programas de diversidad, todos los docentes hablamos de ellos, pero la realidad es que se hace muy poco. ¿Por qué? La respuesta es sencilla, no hay profesorado para llevarla a cabo, es decir, falta dinero. Esta falta de personal se debe a que no se está preparado para realizar estos programas de forma correcta. Nuestro sistema educativo no prepara realmente a nuestros docentes para hacer frente a la diversidad.
¿Qué pasa con nuestros docentes? Podemos decir, que los docentes de nuestro sistema educativo, en general, tiene una buena preparación científico humanística, pero una muy escasa en psicología y pedagogía. Planteándose actualmente unos nuevos diseños de carreras universitarias, se podría diseñar que todos aquellos que ejerzan su futuro laboral como docentes se les exigiera como mínimo un curso entero de materias, que les preparen para su labor (psicología, pedagogía, etc.). Todo ello unido a un periodo de practicas remuneradas en centros, bajo la supervisión de un profesor titular.
Otra cuestión importante es la falta de estabilidad laboral, siendo el número de profesores interinos entre el 20-25% de las plantillas, con constantes cambios de centros, impidiendo una mínima integración en el centro educativo.
Los docentes nos encontramos con una falta de apoyo por parte de las autoridades y de reconocimiento social a la labor que realizamos.
Tenemos muy pocos estímulos para desarrollar nuestra labor. Desde una escasa remuneración económica, de ahí la frase “pasas más hambre que un maestro de escuela”, que por fortuna ya no se da, pero seguimos siendo un colectivo maltratado económicamente. Como de falta de estímulos profesionales. Desde que entras en el cuerpo de docentes, ahí permaneces hasta que te jubilas, no valorándose lo que haces por mejorar, ni si investigas, si haces publicaciones, tu compromiso con el proyecto educativo, si eres tutor, etc.
¿Por qué no hay una carrera docente? Ésta estimularía y valoraría el esfuerzo y el trabajo bien hecho.
La autonomía de los centros es fundamental, no solo en el apartado económico sino en la forma de educar. Todos los centros deben llegar a unos objetivos comunes, pero el diseño no tiene porqué ser igual. La participación democrática (padres, alumnos, profesores, personal no docentes, entes locales…) es vital, así como la existencia de unos equipos directivos con capacidad de decisión, autoridad y proyecto educativo.
Este país debe optar por la educación y por la investigación. Tenemos un ejemplo claro a seguir, Irlanda, que partiendo de los últimos puestos europeos en todo, economía, educación, ha pasado a ocupar el segundo puesto en desarrollo de Europa en veinte años ¿Cuál ha sido el milagro? Invertir en educación e investigación. Digo invertir, no gastar. La educación como la investigación son inversiones que dan sus frutos a medio y largo plazo.
Esta crisis educativa, que vivimos actualmente, es fruto de lo que hemos sembrado. De estos errores debemos aprender y sacar las conclusiones pertinentes. Aun estamos a tiempo de mejorar, exigiendo a toda la sociedad, fuerzas políticas y sindicales un gran acuerdo nacional sobre la educación, dotándola de los fondos y proyectos estables necesarios para llegar a una mejora ostensible. Nos jugamos el futuro, espero que hayamos aprendido.
Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 11 Diciembre 2004.