Hablando de vacunas – por Rafael Pérez Ortolá

Una realidad
Una posibilidad
Una gran frustración

Sencillamente, son muy importantes las vacunas.
Tanto cuando consideramos la cantidad de sujetos que pueden llegar a enfermar -morbilidad-, como ante las cifras de mortalidad final, la posibilidad de disponer de una vacuna constituirá una de las medidas para evitar las consecuencias de una determinada enfermedad. En tanto alcance el proceso a mayor número de sujetos, en tanto ejerza con mayor malignidad, su vacunación adquirirá una notable relevancia.

Con estas bases llevamos litigando contra la gripe, tosferina, sarampión, rubeóla… y añoramos vacunas efectivas contra Paludismo, virus del Sida, Dengue… Son planteamientos cíclicos ante la aparición de nuevos procesos infecciosos. Tenemos uno amenazando, la gripe aviar con su posible extensión a los humanos.

La realidad

La producción de esas vacunas exige una industria, unos montajes e inversiones. Se origina una escalada inevitable, se requieren medios diversos. Entre esos requisitos toma cuerpo la voluntad de llevar a cabo dichos procedimientos -querer- y como coletilla, dos secuelas de profundo calado. Quién se va a encargar de su desarrollo en la práctica. Cuánta producción se va a conseguir. Es decir, a cuántos se puede llegar a cubrir con las cantidades obtenidas. Cuánto tiempo van a poder almacenarse manteniendo su efectividad.

Todo esto lleva aparejada una estrategia compleja. ¿Importan al personal este tipo de cuestiones? No aprecio una preocupación demasiado intensa. Aducimos falta de información y tan contentos. ¿Demandamos esa información? ¿Qué empresas se beneficiarán? ¿A cuánto alcanza el montante dinerario dedicado a todo ello? La tragedia radica en las repercusiones, el diferente grado de seguridad para unos ciudadanos u otros.

La posibilidad

Lo anterior nos introduce en un hecho preocupante, pudieran no existir suficientes vacunas para un momento determinado y un proceso concreto.

Hay varios artículos recientes en el New England Journal of Medicine y varias directrices de la OMS apuntando al riesgo de extensión de la gripe aviar de los pollos hacia los humanos. Por añadidura, la gripe habitual tiende a presentar cada varios lustros un recrudecimiento en sus epidemias.

Parece ser que sólo se fabrica la vacuna antigripal en un centro, sus reservas serán limitadas y se supone que primero cubrirían las necesidades de su país. Tardarían bastante en aprovisionar a TODA la POBLACIÓN, si fuera esa la necesidad y sin salir de su país. Cabe suponer la secuencia hacia el resto de países y hacia el tercer mundo.

Dejando aparte la demagogia, un planteamiento con suficiente claridad informativa abocaría a la búsqueda de medios suficientes. Aquí incide el criterio necesario, el requerimiento desde la población, tanto de los grandes como de los pequeños. Hay que tomar postura, ¿Hasta que punto se implicarán nuestros países y nosotros mismos? El compromiso no es baladí a cualquier nivel que lo planteemos.

Una gran frustación

Empieza la vacunación efectiva contra el paludismo, podemos citar el dengue, pero las dimensiones alcanzadas por el Sida lo convierten en una lamentación enorme y en progresivo crecimiento. Son numerosas y meritorias las investigaciones en curso para solucionar esta pandemia, también buscando una vacuna eficaz. Ahora bien, esta última, sólo se avizora, se presumen años de espera.

En esto necesitamos planteamientos claros, NO dar informaciones confusas con vacunas disponibles a corto plazo, PROMOVER cuantos métodos conozcamos para prevenir los contagios y SERIEDAD en los tratamientos. Aquí resurgen los criterios mencionados sobre lo que pretendamos abarcar.

El posicionamiento general se refleja de forma trágica. No conviene diluirlo, desde cada persona, cada país y desde las organizaciones mundiales, todos estamos implicados. Se acaban las palabras, es una cuestión de preferencias.

En las vacunas y en estos tratamientos deberíamos establecer nítidamente la dirección del camino a seguir. O bien seguimos en plan diletante dirigiendo los recursos mentales, afectivos, organizativos, políticos o dinerarios, hacia actividades de las que quizá hablemos despectivamente, pero al final apoyamos de diferentes formas las tomas de decisión al respecto. Cada uno que analice donde colocaría sus prioridades y donde se colocan cotidianamente.

¿Estamos de acuerdo con las actuales directrices?

Rafael Pérez Ortolá. Vitoria.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 10 Diciembre 2004.