Esta vez es Buenos Aires la ciudad que acoge la X Cumbre sobre Cambio Climático. Comenzó el día 7 de diciembre y se prolongará hasta el 17; diez días de charlas, de mostrar argumentos para elaborar normas de obligado cumplimiento y de intentar frenar el progresivo calentamiento de nuestro planeta. La Cumbre, además de la presencia de numerosos compromisarios de los países participantes, cuenta con 180 organizaciones no gubernamentales. Greenpeace ha instalado una arca de Noé en el centro de la ciudad.
Pero no son todas buenas intenciones, el gobierno estadounidense se resiste a que ningún foro internacional le diga lo que tiene que hacer; primero porque no reconoce el cambio climático que se están produciendo en nuestro planeta, y segundo porque no está dispuesto a que nada se interfiera entre los beneficios de las grandes empresas a las que representa, ni siquiera las catástrofes anunciadas. El gobierno de EE.UU. no renuncia a seguir emitiendo ese 25% de CO2, a pesar de que su población sólo representa el 4% de la población mundial. Australia es el otro país que no ha aceptado el Protocolo de Kioto. Dicho Protocolo entrará en vigor el 16 de febrero del 2005 y una treintena de países industrializados tendrán que asumir los compromisos adquiridos. Rusia, uno de los países que más emisiones de C O2 suelta a la atmósfera, se ha incorporado recientemente al Protocolo de Kioto.
Otra cosa será EE.UU., ya que su gobierno está convencido de que el mundo les pertenece y no repara en argumentos mayores. De nada sirve el informe elaborado por el Pentágono; informe que alerta sobre las catástrofes que se nos pueden venir encima si no tomamos conciencia de la situación real del planeta. Dicho informe es demoledor y asegura que, si no se toman medidas drásticas, dentro de 20-30 años se avecinan catástrofes de todo tipo. Importantes ciudades europeas pueden verse sepultadas por la subida de los mares, inclusive en la parte del delta de California los diques podrían interrumpir el sistema de transporte, la bajada de temperaturas en las latitudes que ocupa Europa y toda la zona septentrional del hemisferio norte (similares a las siberianas), además de persistentes sequías en grandes espacios geográficos y, por tanto, hambrunas mayores de las que se padecen actualmente. Como consecuencia, las migraciones de los países afectados hacia los que tengan mayor capacidad económica serán una constante fuente de conflicto y las luchas por la supervivencia serán el paisaje habitual que se verá en el primer tercio de nuestro recién estrenado siglo XXI. En definitiva, el cambio climático será responsable de la decadencia económica.
Los expertos aseguran que es difícil asesorar a un presidente que niega la mayor, que considera que el terrorismo internacional es el principal peligro del que se tiene que preservar la humanidad, y que lo del cambio climático es una exageración. Nada importa que el informe haya sido supervisado por Andrew Marshall, persona que ha tenido gran influencia sobre la estrategia militar de las tres últimas décadas. Los expertos aseguran que las consecuencias del cambio climático que se avecina rompería todas las expectativas sobre cualquier otro concepto que se estimase prioritario, incluido el terrorismo. La subida de los mares por efecto del deshielo de los glaciales supondría una catástrofe para millones de personas que, hasta el momento, no tienen a la vista ningún otro peligro, como es el caso de los países bajos europeos. Qué decir de la multitud de islas y tierras bajas que actualmente son azotadas por monzones e inundaciones.
Las conclusiones a las que llega el informe del Pentágono son una bofetada para el reelegido presidente Bush. Nada importa que haya sido alertado por numerosos científicos porque las directrices le llegan de los directivos de las grandes empresas norteamericanas y de Dios. Jeremy Symons, de la Agencia de Protección Ambiental, dijo que la ocultación del documento durante meses es una muestra de que la Casa Blanca niega el cambio climático y oculta lo que le interesa. John Houghon, jefe de la oficina de meteorología ha sido uno de los primeros en aceptar y dar la voz de alarma sobre el principal peligro que nos acecha. Otros son más optimistas y creen que Bush, finalmente, aceptará los consejos de los expertos.
Ya se anuncia la escasez de agua y de energía para grandes capas de la población que actualmente disfrutan de ambos bienes. Avisan que las condiciones climáticas pueden ir acompañadas de crisis de todo tipo que harán del hombre un depredador más agresivo, motivado por la necesidad de sobrevivir. «Es una amenaza para la seguridad porque no existe un enemigo al que apuntar las armas, no tiene rostro y puede cogernos desprevenidos», asegura Randall, de la empresa californiana Global Business Network. El presidente Bush considera una falacia el cambio climático. Por otro lado, un informe del propio Pentágono alarma sobre el futuro inmediato; sin duda una situación esquizofrénica que habrá que curar más pronto que tarde.
Symons, que dejó la Agencia de Protección Ambiental en protesta por las interferencias políticas que sufría, asegura que la íntima relación que tiene el presidente Bush con las compañías eléctricas y petroleras es vital para comprender el escepticismo con que es recogido el informe.
¿Puede Bush ignorar el informe del Pentágono por más tiempo? Si es así, ¿se lo consentirá la Comunidad Internacional?
Teresa Galeote. Alcalá de Henares, Madrid.
Redactora, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 9 Diciembre 2004.