El Congreso del Partido Comunista Chino, de 1978, se planteó transformar el país en una potencia mundial, llevando a cabo un proceso de profesionalización de cuadros, la modernización del ejército, de la industria, favorecer el desarrollo científico tecnológico y una fuerte política de modernización en determinadas áreas.
Consecuencia de esto, China lleva la última década creciendo a un ritmo entre el 9-10% anual del PIB, convirtiéndose en el motor impulsor de la economía mundial. Con sus 1.300 millones de habitantes y su fuerte desarrollo, necesita cada vez más materias primas para poder seguir manteniendo su elevado crecimiento, basado en la producción y exportación de productos con alto valor añadido.
China ya no se conforma con importarlas sino que está invirtiendo para quedarse con su propiedad y así reducir costes. La elevada demanda china de materias primas está en el origen del encarecimiento de sus cotizaciones, caso del petróleo, gas, acero, etc. La expansión de la economía china ha comenzado en todo su esplendor, con el proceso de internacionalización de sus empresas, desde el inicio del siglo XXI.
Se espera que la economía china sea la segunda del mundo, para el 2013, detrás de Estados Unidos y muy por delante de la India.
China asusta debido a la combinación de su alta tecnología de producción y lo que más aprecian en el mundo empresarial capitalista, su mano de obra barata. Todo el mundo los teme en sectores como el calzado, textil, juguetes… El gigante chino es pues una gran amenaza cuando se compite con él en los mercados, que se lo pregunten a los norteamericanos.
Lo que ha llamado la atención sobre China es el intento de expansión por Latinoamérica, con el reciente viaje del presidente Hi Jintao, dejando a su paso promesas de inversiones en la región de más de 100.000 millones de dólares. Inversión ésta, dedicada mayoritariamente al sector de materias primas y planteando la apertura de sus respectivos mercados, suponiendo un aumento del comercio, con la posibilidad de más empleo y desarrollo en una región tan necesitada.
La llegada de los chinos al patio trasero de los Estados Unidos ha producido una fuerte preocupación en la administración de Bush, ante el nuevo competidor que les ha llegado, en lo que los norteamericanos consideraban su territorio, produciéndose signos de nerviosismo evidentes en el mundo empresarial.
¿Cómo han reaccionado los países latinoamericanos?
Podemos decir que con entusiasmo, salvo en el caso de Colombia. Está claro que la administración republicana de Bush no levanta ninguna pasión en esta región, salvo en el caso de Uribe (presidente colombiano que destaca por su nulo respeto de los derechos humanos).
Pero no todos son alabanzas, dos son los tipos de críticas que levanta esta presencia china. Por un lado, haciendo memoria histórica, todos recuerdan como a comienzos del siglo XIX los independentistas latinoamericanos se apoyaron en Inglaterra (potencia emergente) para sacarse de encima al imperio español. Es decir “pasaron de guatemala a guatepeor” y ahora se cuestionan pasar de Estados Unidos a China.
Por otro lado, China tiene un modelo definido de lo que son y a donde quieren llegar, pero no hay un solo país latinoamericano que tenga claro su modelo social, ni cual es su presente ni cual será su futuro. De ahí el peligro en que se encuentra Latinoamérica, pues aunque está desarrollando modelos interesantes como MERCOSUR, su proceso es muy lento, lo que la debilita e imposibilita para hacer frente a modelos perfectamente definidos. Esto hace que no tenga el peso que debería tener en el sistema económico mundial, estando al albur de las decisiones que otros toman por ella.
Considero importante que en este proceso globalizador de la economía, Latinoamérica se plantee lo que són y cual sería su proyecto de futuro, desarrollándolo de forma decidida y firme.
En su visita a Latinoamérica, el presidente chino ha ido a asegurarse su suministro energético, ganándose al mismo tiempo un mayor reconocimiento internacional. Brasil, Argentina y Chile le han dado el status de economía de mercado, lo que facilitará enormemente su comercio.
China busca en Brasil su soja y acero. De Argentina quiere el aceite de soja, todo tipo de alubias, además de carne, lana, hierro y acero. De Chile es obvio que busca el cobre del que es el principal productor mundial. En los últimos años hay crecimientos anuales del 60% de sus intercambios comerciales.
A esta agresividad comercial hay que unir que su moneda, el yuan, esta ligada al dólar, la debilidad del dólar favorece el comercio chino.
China tuvo, en el año 2003; un superávit de 340.000 millones de dólares. ¿Qué hace con este superávit? Entre otras cosas, lo invierte en bonos norteamericanos, calculándose, que ronda el billón de dólares, la cantidad de bonos norteamericanos que tiene su Banco Central. ¿Qué pasaría si China vendiera estos bonos? La respuesta es sencilla, provocaría una caída sin precedentes del valor del dólar y un terremoto financiero que afectaría gravemente a su economía. Resulta sorprendente que la muy neoliberal economía norteamericana este sostenida por su enemigo irreconciliable, el comunismo chino.
Pero estas sorpresas económicas del mundo neoliberal norteamericano no acaban aquí, se calcula que los países árabes de la OPEP poseen billón y medio de bonos norteamericanos.
Nos encontramos, que para los neoconservadores de la administración Bush, “el santo sanctorum” del neoliberalismo teórico y práctico, se encuentra en manos de sus enemigos irreconciliables, el comunismo y el mundo árabe.
¿No resulta gracioso?
Podemos decir, que el bravucón pistolero tejano George Bush tiene buenas pistolas, pero que en cualquier momento lo dejarán sin munición, si se pone muy pesado.
Estén atentos al dólar, en menos de tres meses, estará a 1,50 euros. ¿Qué pasará? Imagínenselo.
Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 30 Noviembre 2004.