Y la luz se deshizo… – por Pedro Prieto

Los fortuitos cortes de luz producidos en España durante los últimos tiempos han puesto en entredicho la capacidad operativa de la actual Red, la responsabilidad de las empresas eléctricas, y el déficit energético del país. En este reportaje Pedro Prieto trata de dar respuesta a algunas de estas cuestiones.

Reportaje – Deficit e irresponsabilidad energética española
Y la luz se deshizo… – por Pedro Prieto

El pasado jueves asistimos a un corte parcial del suministro eléctrico en la ciudad de Madrid, que afectó a entre 250.000 personas y un millón, según las diversas fuentes y criterios de medida.

En la lengua inglesa, cuando hay un corte total, como el que se produjo en Nueva York, lo llaman “blackout” (pérdida de conocimiento, que significa también apagón total) y cuando es parcial, ahora lo bautizan como “brownout”, que va muy bien con el concepto popular de “tragarse o comerse el marrón”, que es lo que le pasó a una buena parte de la ciudadanía que se suministraba de uno de los varios operadores que ahora existen en este mercado, teóricamente liberalizado.

La responsable del marrón fue Unión FENOSA, llamada sarcásticamente por algunos “Unión Penosa” y el asunto saltó con la explosión de un transformador cercano a la estación de Méndez Álvaro, donde nuestro reportero tomó las instantáneas que les ofrecemos.

 

El apagón duró varias horas, más o menos y variando de un barrio a otro. Con el apagón llegó una riada de declaraciones tranquilizadoras y un aluvión de explicaciones técnicas, desde las más elementales hasta las más prolijas y complejas.

“Abriremos una investigación” dijeron unos, que ya dijeron lo mismo en el incendio anterior de otra subestación.

Gobierno y oposición se apresuraron a decir que “habían colaborado magníficamente, aplaudiéndose mutuamente, cuando el humo todavía ascendía hacia el cielo de Madrid. El aspirante al poder autonómico se apresuró a declarar que “Éste no es el primer incendio de esta subestación ni es la primera vez que esto pasa este año en la capital. Habrá que hablar con la empresa para que esto no vuelva a suceder” Un vicepresidente y consejero de Justicia e Interior exigió que se depuren responsabilidades. La oposición minoritaria, que se revisen las subestaciones y se hagan públicas las conclusiones. Otros piden comisiones de investigación. Ya se decía que si quieres no llegar a ninguna conclusión, nombra una comisión. Gusta mucho eso de nombrar comisiones y se ve lo efectivas que son con lo del 11 M. A ese expeditivo ritmo, podríamos tener todas las subestaciones de España ardiendo antes de que se hubiese interrogado al conductor del autobús que pasaba por donde el incendio.

El delegado de Gobierno en Madrid estuvo algo más atinado y llegó a decir la obviedad de que no era casualidad que se hubiesen quemado dos subestaciones eléctricas en cuatro meses y que eso pone en cuestión la calidad de los sistemas, así en general.

Vayamos por partes.

Lo que se sabe del asunto es que ardió una subestación y que eso hizo caer en cadena a varias más repartidas por Madrid.

Pero incluso antes de que se nombren comisiones, se investiguen las causas o se depuren responsabilidades, hay algunas cosas que son de cajón y que deberían haberse comentado a salido a la luz y no lo han hecho.

En primer lugar, no es concebible que por un lado profesemos una fe tan ciega en la tecnología y que luego se pueda aducir que no se había previsto una sobrecarga en la red eléctrica, algo, por otra parte no muy plausible si se ve el siguiente gráfico del consumo de Red Eléctrica Española de ese día y que el apagón fue a las 16.50 horas. Algo lejos del mayor pico que se produce diariamente hacia las 8 de la tarde, cuando se cargan simultáneamente los sectores comercial y residencial y el industrial todavía no ha caído del todos.

En segundo lugar, tampoco es razonable que hayan caído a esa hora varias subestaciones más en cadena, si no es porque la red está mal dimensionada.

No se puede aceptar que, dado el estado de la tecnología actual y sabiendo que cualquier conexión de importancia en la red tiene que contar con la autorización previa del operador, que tiene perfectamente catalogado el mapa de consumos por clientes que están conectados a cada subestación, la subestación se les haya ido de las manos y menos a esa hora de un día no especialmente frío. Los ingenieros están obligados por normas muy estrictas a diseñar las redes para que unas subestaciones puedan cubrir a las otras, no para que se caigan en red, sino justo para lo contrario, para que el mallado de las mismas evite la interrupción del suministro. Y eso, está claro que no funcionó.

Y ahora toca preguntarse por qué. Ahora toca exigir aquellos profetas del liberalismo que auguraban que con la “libre competencia” nos iría mejor a todos, que nos expliquen cómo esa libre competencia, que ha sido previamente engrasada por billones de las antiguas pesetas, para que estas empresas se pudiesen preparar “para competir”, está dando lugar a estos “marrones” que nos tenemos que tragar los ciudadanos y que son cada vez más frecuentes.

Toca preguntarse por qué alguna operadora o compañía eléctrica, tan liberalizada ella, hace llamamientos a consumir con responsabilidad y a apagar las luces siempre que sea posible. Si no hay restricciones, si esto es un mundo de libre competencia y si cuanto más se consume más facturan y ganan ellos, ¿no resulta sospechoso que estén pidiendo “moderación” en el consumo? ¿Qué está pasando con la infraestructura eléctrica española?

¿Por qué estas empresas están dejando la red tan cerca de los picos máximos de consumo y no han invertido en infraestructuras, sabiendo que el consumo sigue una determinada línea ascendente en este mundo capitalista y teniendo la obligación de planificar de antemano la demanda? ¿Por qué no respetan los márgenes de seguridad respecto de los máximos picos de consumos, que son bien conocidos y se pueden prever bastante bien de antemano, y que hay que calcular incluso para los días más críticos (en veranos por el aire acondicionado y en invierno por las calefacciones)?

Estamos todos esperando ver como se depuran estas responsabilidades, más allá de esas multas anecdóticas, con las que estos gigantes se limpian el trasero y qué pueden decirnos de interesante, más allá de que “lo importante es que no ha habido víctimas”, algo que es otra de las grandes perogrulladas, similares a la de “le acompaño en el sentimiento”.

Si salimos a la búsqueda de culpables, habrá que hacerlo sobre la base de su personalidad jurídica y física ,o social, a saber:

1. Los políticos

2. Las Administracciones Públicas (AAPP)
(Este estamento y el anterior, conforman, con otros varios, lo que se da en llamar los poderes públicos).

3. La Sociedad.

4. Las empresas eléctricas.

5. La Prensa y sus medios de propaganda de masas.

6. Las empresas intermediarias (de ingeniería , de inspección, etc).

7. Las empresas constructoras.

A continuación se muestra una breve descripción al respecto para que introduzca al lector en la funesta manía de pensar.

1. Los políticos.

A los políticos españoles actuales, simples administradores y gestores, les gusta denominarse con sentido posmoderno, de la “res publicae”, de “la cosa pública”, aunque más bien cabría decir de los negocios privados, ya que siguen, a pie juntillas, el principio básico de la ideología dominante (y autentica culpable del apagón), el liberalismo, aquello que ya dijo su profeta Adam Smith: “El liberalismo se traduce en acumular el capital en manos de unos pocos”. Aunque luego llegaron discípulos aventajados, como los políticos “neotransicionales”, que añadieron “ siempre que esos pocos sean amiguetes” . Esto es lo que se conoce como principio básico del neoliberalismo.

Para ello han creado el modelo ( obsérvese la perversión del lenguaje actual “se lleva mucho esto de modelo”) económico-político que podríamos denominarla democracia hormigonera, en complicidad con empresarios de las empresas Constructoras, Promotoras , Bancos, Revendedoras de Pisos , etc., donde la Potencia instalada por vivienda media ha pasado a ser , en los últimos 20 años de unos 30 Kilovatios por metro cuadrado construido a 55 KW/ m2.

Para ello han hecho desaparecer el Estado, sobre todo el Estado Garantista, aquel nacido originalmente de la revolución Francesa y otras revoluciones posteriores, que garantizaba, entre otras muchas cosas, “la seguridad y la regularidad del suministro de energía eléctrica”, mediante la figura legislativa de considerarlo un servicio público. Eso ya no existe en la actualidad. En la Ley de la Energía Eléctrica se habla de “Servicio Esencial”. (¡aguanta la pedrá!).

Esa pertinaz liberalización liberalizadora se ha completado con la desmembración del Estado en 17 estadillos, donde una caterva de politicastros tienen el objetivo único de vivir de la cosa pública, salvo honrosas excepciones, que también los hay. Aquí es donde entra la culpa de las AAPP.

Se invita a que relean las declaraciones nerviosas y un tanto frívolas de elementos representativos de la clase política madrileña, en los momentos críticos del apagón. Lo podríamos incorporar al catalogo de “comunicados de consumo”, en lenguaje políticamente correcto “comunicados para prevenir la alarma social”, vamos lo que vulgarmente se conoce como puro marketing societario.

2. Las Administraciones Públicas (AAPP).

Son el brazo ejecutor, manejador, componedor, muñidor y todos los “or” que se quieran añadir, pero que, paradójicamente, cada vez lo son menos, por mor de que ante el desprecio y el “abaratamiento” de la cosa publica, esas funciones de las propias AAPP se van “externalizando”, para que las realicen becarios y personal de dudosa formación y no menos dudosa procedencia, y no los denostados y otrora probos funcionarios. A esto se añade la proliferación de funcionarios “de gatera” en contra de los de “carrera” que antaño ejercían, aunque con muchos inconvenientes, entre otras, la tarea inspectora de las AAPP, derivada de una de las mas importantes funciones genéricas de las AAPP, la función de policía, en este caso de policía industrial.

Estas tareas que antaño realizaban los funcionarios del Ministerio de Industria, pasaron a las Entidades Colaboradoras de la Administración, que se relanzaron con propios previo pago de los abonados (“obsérvese que el liberalismo es como el comunismo, pero de pago ¡eh!”). posteriormente se transfirieron las competencias a cada Comunidad Autónoma (CCAA) y estas a su vez “delegan” la tarea a Entidades de Inspección Reglamentaria, las antiguas Enicres. Lo mismo pero con mas complicación, dudosa eficacia y mas caro. Todo esto por no hablar de la potestad legislativa y normativa, que aunque es responsabilidad de la Administración General del Estado, a la hora de la verdad cada CCAA lo interpreta y aplica como mas les place.

También hay que hablar de organismos como el IDAE y otros para la conservación de la energía que, aparte de dedicarse a dar subvenciones de dudosa eficacia para el interés general y, sobre todo para el de los sufridos abonados, tienen unos resultados desconocidos, como desconocida es la eficacia de su gestión, enfocada teóricamente con la óptica del interés general. La forma de adjudicar, por ejemplo, una desproporcionada cantidad de proyectos de energía solar principalmente en Navarra, que tiene un 30% menos de irradiación que todo el sur español, es, cuando menos sorprendente y aducir que los proyectos se adjudican por estricto orden cronológico de entrada cuando a los pocos días de salir el decreto, ya estaban presentados proyectos bien formulados conforme al mismo, por varias veces el presupuesto del año 2004, es cuando menos, chocante. Sobre todo, habida cuenta de que se debe guardar secreto sobre las deliberaciones del Consejo de Ministros, que es de donde salen estas cosas

Por lo tanto, no se trata ya de la privatización de empresas publicas como Red Eléctrica de España, o de la falta de control sobre las empresas privadas del sector eléctrico, amén de las funciones y resultados de organismos como el Operador del Mercado de Electricidad (OMEL), o la Comisión del Mercado Eléctrico, en las cuales, al ser de gestión privada ya no tienen funcionarios, pero tienen directivos, que no se sabe como son elegidos, cobran más y al final, no son mas útiles para satisfacer el interés general de los sufridos abonados, que pagan vía tarifas y vía impuestos los salarios, las inversiones y los beneficios de todo este conglomerado técnico-administrativo, que mas bien parece una red de expolio de los sufridos abonados, ahora llamados con la ley del sector eléctrico, clientes. Cara y mala nos ha salido la liberación y la “desgestion” del anterior Servicio Público por parte de las AAPP.

En este punto, conviene hacerse varias preguntas:

¿Qué tipo de técnicos realizan las tareas de inspección y control de las instalaciones eléctricas?.

¿Qué conocimientos tienen estos técnicos de los Reglamentos que supuestamente han de garantizar, para eso está el Estado, la regularidad del suministro?; ¿Quienes son los responsables, en su caso, de que dichos técnicos sean competentes y estén capacitados para el ejercicio de esas funciones?; ¿Quienes vigilan y controlan la gestión de las instalaciones eléctricas una vez concedidos los pertinentes autorizaciones, si es que son concedidas, cosa que hoy en día comienzo a dudar?; ¿quienes elaboran los Reglamentos Técnicos y las normas técnicas que nutren las Instrucciones Técnicas Complementarias de dichos Reglamentos?. En este cúmulo de preguntas se pone de manifiesto que existe una cadena larga de organismos de las AAPP y privados, es decir que cobran aunque se definan como asociaciones sin animo de lucro y, que dichos órganos tienen “bicho”dentro, es decir, un responsable de que la regularidad del suministro no sea tal.

Por último, ¿que fue del Reglamento de Verificaciones y Regularidad del Suministro eléctrico, después del tan cacareado sistema de calidad en el suministro que contaron los máximos responsables del Ministerio de Industria y Energía cuando se legisló sobre la liberación del Mercado Eléctrico y sus famosos Costes de Transición a la Competencia? Porque esos enormes costes los estamos pagando todos .

Del Ayuntamiento, como tal AAPP ni siquiera hablamos. Habla por sí solo.

La conclusión evidente es que el liberalismo nos está saliendo más caro y ofrece menos regularidad del suministro. ¡Ah! Y eso de la calidad de que tanto se habla ¿qué es?.

3. La Sociedad.

La sociedad actual, desde el punto de vista del consumo energético, en términos generales:

a.- Carece del sentido del ahorro energético.

b.- Carece de la sensibilidad mínima para intentar entender que es un problema de límites, es decir carece de conciencia social energética. Esto se sintetiza en la expresión “ no apago las luces porque no me da la gana y además puedo pagarlo”.

c.- Sociedad sugestionada por la publicidad y la propaganda de los electrodomésticos y de la electrificación desmedida. ¿Por qué? Pues porque se creen que son el ombligo del mundo y que tienen derecho al derroche y además no hay nadie (el Estado) que ponga coto a sus desmanes y, que ellos no está para esos “rollos”, que ellos tienen que trabajar y aguantar a sus jefes y pagar las hipotecas, y que además “yo pago mis impuestos” (malhadada expresión proveniente de las series norteamericanas que inundan las televisiones) y que si gastan pues bien, que el que venga atrás que arree. Vamos, lo que se dice una alineación absoluta.

d.- Concentración de viviendas exagerada en determinadas zonas, como la que nos ocupa por el apagón, debido principalmente al fenómeno de la especulación inmobiliaria, promovida por las constructoras, la banca y la permisividad, si no la anuencia de algunos poderes públicos del ramo.

Esto ha traído como consecuencia que en una zona en la que hace 20 años los usos del suelo eran de carácter industrial y de una industria en decadencia y en completa recesión ( Isodel Sprecher; Standard Eléctrica; La Comercial de Hierros; etc, por citar las de mayor dimensión) y cuya gran mayoría eran Pymes cuya potencia Instalada no superaba en la mayoría de los casos los 15 Kw con una superficie de uno 200 m2 (eran pequeños talleres y almacenes, así como empresas de transportes, salvo alguna excepción), en la actualidad los usos del suelo son para vivienda urbana, habiéndose construido bloques con un numero de viviendas superior a la centena en superficies de apenas 1.500 ó 2.000 m2.

Dado que el nivel de electrificación de las viviendas ha aumentado a un valor superior a los 5,5 KW (placas vitrocerámicas, aire acondicionado, etc.), esto supone un valor de unos 5.500 KW por , pongamos por unos 2.000 m2 de superficie de suelo construida, aparte de la urbanizada (alumbrado público, que gasta lo suyo). La relación por los cambios de usos del suelo es la siguiente: usos industriales 0,075 KW/ m2, es decir 75 vatios por metro cuadrado construido; usos domésticos 2,75 KW/ m2, es decir 2.750 vatios por metro cuadrado construido. Baste con decir que cada bloque de estos tiene una potencia instalada de unos 5,5 megavatios.

¡Para qué seguir! ¡Ah! y no paran de construir bloques de viviendas: los solares de la antigua fábrica de Flex enfrente de la estación Sur de Autobuses y lo que, al decir de las malas lenguas, hay en ciernes, “que los terrenos de la estación de contenedores del Abroñigal, al otro lado de la M-30, han sido “concedidos” a una empresa constructora para edificar viviendas”. La democracia hormigonera puede con todo.

e.- La escasa o nula participación ciudadana en las organizaciones y asociaciones de defensa de los Consumidores y Usuarios. Aquí cada uno va a lo suyo, poniéndoselo fácil a estos liberalizadores de tres al cuarto.

4. Las empresas eléctricas

También son principales culpables, porque:

a.- En su intento de reducir coste en la distribución de energía han reducido plantillas y van directamente a la subcontratación de sus servicios técnicos. Esto lo hacen en todos los ámbitos, pero principalmente en las áreas de ingeniería; mantenimiento; instalaciones; y administración, así como en la inspección de equipos construidos y lo que es obvio es que estas empresas externas van a ganar dinero y a su vez contratan a personal a bajos precios y con horarios infernales y en muchos casos becarios, si no aficionados, ya se ha perdido el respeto hacia los ingenieros y aquel sano temor hacia la electricidad, “porque mata”. Ahora vale todo y, eso sí, gestionado por mindunguis sectarios y posmodernos, que es dudoso que sepan lo que llevan entre las manos, por muy certificadas que estén, por empresas a su vez acreditadas, que cubren así, con un pseudomanto de apariencia legal, la ausencia de ese rigor reglamentario propio de un sector vital y estratégico como es el del suministro de energía eléctrica.

b..- Las eléctricas, en este caso Unión Fenosa, establecieron a su vez programas de calidad para sus suministradores de material y equipos, ¿ No fue con el Plan de Calidad Concertada de UE, presentado a bombo y platillo a primeros de enero de 1995, en el antiguo Ministerio de Industria y Energía? ¿No habrá fallado dicho plan y el transformador que les vendió la empresa suministradora y que ha sido, al parecer, la causa de la avería? ¿No habrá funcionado deficientemente o no funcionado en absoluto, todo su sistema de certificaciones y demás parabienes realizado por empresas acreditadas por la ENAC?. ¿Qué pasa, que todo se debe a la estadística, es decir a que todo falla porque las “causas son fortuitas “ y hay que aceptarlo como dogma de fe?. Entonces sí, sobran los ingenieros y los técnicos, pero sobre todo sobra la tramoya de las certificaciones y demás “aparato pseudolegalistico” que encarece el proceso de suministro y que no garantiza el suministro y, ya que no existe el Estado garantista como tal, pues que nos dejen el enganche libre como a los chabolistas y tarifa libre y sin complementos varios.

c.- La diversificación de actividades e inversiones, véanse: consultoras; área de telecomunicaciones; áreas de Sudamérica, etc.

En este mundo liberalizado, son libres de hacer lo que les de la gana en el mercado, pues para eso estamos en democracia, faltaría mas, pero lo grave es que ya que no hay nadie (el Estado) que pueda controlar estos desmanes. Puede que piensen que somos estúpidos, alegando que las tarifas son bajas, y que la distribución no es negocio, pero sí la generación. Pero puede que, entonces, nos de por pensar que estos apagones tienen un fin perverso, cual es el de aceptar una subida loca de tarifas para los sufridos abonados domésticos. Exactamente como dicen los entendidos del sector que hizo EDF en Francia allá por los 60-70, que con unos cuantos apagones y se desarmo la resistencia de la opinión publica para instalar Centrales Nucleares. Ahora la EDF tiene unas seis o siete decenas en servicio, eso si la EDF es una compañía estatal del estado Francés, centralista y Jacobino. Algo es algo, aunque les salga el plutonio por las orejas.

5.- La Prensa y sus medios de propaganda de masas.

En época de la oprobiosa, se recelaba de los periodistas afectos al régimen. Eran conocidos y estaban al abrigo y al calorcito de los periódicos del régimen; prácticamente todos. Así que no engañaban a nadie. Pero hoy, con el abundante periodismo de pesebre, trabajando en las lavanderías de cerebros, es difícil extraer el poco trigo de la mucha paja, con apariencia de diversidad informativa. Todos se limitaron, en este caso, a reproducir las declaraciones exculpatorias y de promesas de no repetir de costumbre. Hay incluso periodistas, que seguro han obtenido algún “master” por el “paster”, que van a cubrir la noticia y confunden los kilovatios con los voltios, que Dios los confunda y hablaban de “una subestación de 1.000 voltios de potencia” o algo así.

6.- Las empresas intermediarias (de ingeniería , de inspección, etc).

Que comprenden las famosas externalizaciones y que se supone que atienden a los principios de especialización y eficacia. Pues bien, en realidad el principio de especialización se lo ha cargado el Liberalismo imperante. Por qué debería contratar una empresa de éstas a un Ingeniero Industrial eléctrico formado en una escuela seria como las de Madrid, Barcelona, o Bilbao, cuando el “mismo trabajo” lo facturan con una criatura que a saber Dios qué formación tiene, amén de la necesidad imperiosa que tiene de trabajar para ganarse la vida y, pues se deja mal explotar, porque eso es lo que hacen las empresas subcontratistas. Pena, porque en tiempos, Unión Fenosa tenía en su plantilla los mejores ingenieros industriales, con carácter mundial, especializados en subestaciones.

En cuanto al principio de eficacia la máxima está clara: ”pillar como sea y cuanto mas mejor”.

7.- Las empresas constructoras.

Como diría alguien con sentido satírico: “Al epígrafe me refiero”. Su misión es hormigonar el mundo. Y si pudieran, a fe que lo harían.

Conclusión:

Esto no tiene arreglo, mientras no volvamos a un Estado con carácter y sentido común, capaz de planificar a más de cuatro años y de meter en vereda a los exprimidores de jugo y a los buscadores de oro, que manejan sus codiciosas bateas, en el retorno de la inversión en cuanto menos tiempo, mejor. Esta semana hemos hablado del Estado, que no del gobierno; la próxima, hablaremos del gobierno, como decían los fabulosos Tip y Coll y de cómo ese gobierno no quiere ni ver que el principal problema que tiene por delante, es el del agotamiento gradual de los combustibles fósiles en el planeta, no sólo de la electricidad en una zona de Madrid, de Sevilla o de Barcelona. A ver cómo lidian ese toro.

Pedro Prieto. Madrid.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 24 Noviembre 2004.