Noviembre del 2008 – por Edmundo Fayanás

Estamos ante unas nuevas elecciones norteamericanas, envueltos en un ambiente de absoluta crispación, después de un mandato de ocho años de George Bush. Están marcadas por las dudas del sistema electoral, por tercera vez se puede dar un pucherazo.

¿Cómo por tercera vez?

La primera vez ganó Bush, con unas elecciones en Florida claramente manipuladas desde el poder que ostentaba su hermano como gobernador de Florida, siendo estas avaladas por el Tribunal Supremo, que habían sido nombrado muchos de sus miembros por su padre.

Las segundas se produjeron con un resultado aparentemente claro. ¿Fueron limpias? NO. En Florida y en Ohio hubo miles de votos que se retiraron por acusación de no estar registrados. En muchos Estados no se contaron miles de papeletas supuestamente estropeadas, sucediendo todo ello en distritos electorales mayoritariamente demócratas. En el voto electrónico, que fue empleado por un 50% de los electores, el votante vota pero no queda registro de lo que vota, con lo cual es fácilmente manipulable. ¿Quién asegura que esto no se hizo? Curiosamente estas máquinas están fabricadas y mantenidas por una empresa cuyo propietario es un importante donante del Partido Republicano.

Esta es la tercera elección en la que los síntomas de pucherazo son más ostensibles, no sólo está detentado todo el poder por un solo partido, sino por un grupo dentro del partido. No se ha hecho nada para que los hechos anteriormente descritos no volvieran a suceder.

Son pues unas elecciones atípicas. Los Estados Unidos tienen que hacer frente a guerras de ocupación en Iraq, donde van cerca de medio millón de muertos iraquíes, y varios miles de soldados norteamericanos, sigue sin visos de solución.

Afganistán se ha convertido en un caos continuo, extendiéndose por las repúblicas ex soviéticas de Uzbekistán, Tayikistán, etc., haciendo ingobernable una región llena de petróleo. Lo mismo está sucediendo en la zona del Cáucaso, en la que Putin sigue teniendo serios problemas.

El problema del Oriente Medio sigue sin solución, con una escalada de ataques y represalias de palestinos-judíos, dado el carácter claramente projudío de Bush. En África se desarrollan dos grandes conflictos, uno en Nigeria con una guerra civil de consecuencias humanitarias incalculables, mientras que en el resto del continente se están desarrollando conflicto étnicos y por la lucha del agua.

Las intervenciones de Bush a lo largo de sus ocho años de mandato están basadas en dos conceptos. Uno es el mesianismo armado de los Estados Unidos, el otro la paranoia nacionalista, con el concepto de PATRIA como agente unificador. Según él, su poder emana de Dios, a través de la mayoría.

La situación económica es desastrosa. No siguiendo ningún principio económico, sólo el de beneficiar a las clases pudientes, llegándose al principio de igualdad fiscal de todos, es decir, ricos y pobres pagan lo mismo, retrotrayéndonos a criterios fiscales del siglo XIX.

Esta política ha hecho que la situación estallase con la caída del dólar a unos niveles insoportables para la economía mundial. Hundiendo no solo el sistema productivo del país sino de todo el mundo, principalmente el europeo, con unos niveles de paro que nos recuerdan la época de la crisis del petróleo en la década de 1970 y con un descenso del bienestar en todo el mundo.

¿Cómo fue posible? Porque los llamados déficit gemelos, el fiscal y el comercial, no se arreglaron en el 2004 sino que se han seguido profundizando en ellos, provocando un fuerte ataque al dólar, a pesar de la defensa que los chinos hacen comprando bonos norteamericanos. Resulta sorprendente, que un país comunista el estado haya sustentando la economía neoliberal de Bush, hasta que en el 2007, el sistema ha saltó por los aires. Ahora lo estamos sufriendo todos.

A parte de la simplificación fiscal, favoreciendo a las clases pudientes, se han producido continuas desregulaciones, que nos han retrotraído a los inicios del capitalismo salvaje. El sistema de la Seguridad Social ya escasa, ha sido privatizado, para alegría de las empresas privadas. Estas empresas invierten en Bolsa y como esta se ha hundido, significa que millones de norteamericanos se han quedado sin pensiones.

El déficit presupuestario ha llegado al 9% debido a los continuos gastos militares y antiterroristas, haciéndose un recorte muy fuerte de los programas sociales de asistencia, provocando la desesperación de millones de norteamericanos, estando en el origen del malestar social que existe en el país, con continuas manifestaciones y un aumento de la delincuencia y la mendicidad.

Llevamos asistiendo a la total precarización y flexibilidad del trabajo con una continua incertidumbre, con la concesión por parte del trabajador de empeorar sus condiciones laborales, a pesar de que esto nos han llevado al desastre actual. A todos aquellos que nos hemos opuestos a estas políticas nos llaman antiguos, según ellos, no entendemos la modernidad.

Es curioso, que muchos pobres votaron en el 2004 a Bush, porque este supo utilizar un lenguaje popular, basado en unos valores tradicionales, siempre tranquilizadores en épocas de desesperanza. Ahora pagan su equivocación a un precio altísimo. ¿Les dará el Dios de Bush de comer?

Este noviembre electoral del 2008 es la culminación de “un proceso democrático” cada vez más pervertido por estrategias publicitarias donde el debate político de la ideas no existe, asistiendo a los ataques personales. Las acusaciones moralizadoras se han convertido en un todo, se habla de Dios continuamente ¿de qué Dios? Esta es la muestra de que el individualismo es el corolario de la incultura política.

En nombre de este proceso moralizador en nombre del Dios de Bush, se ha prohibido el aborto, se impide la investigación con células madres, se impide el matrimonio homosexual e incluso se obstaculiza el matrimonio civil. Se vuelve al crucifijo en las escuelas y al rezo en clase. Se ha depurado todo aquello sospechoso en la universidad y el mundo de Hollywood, haciendo buenos los tiempos del macarthismo, todo ello en nombre de Dios. Las libertades han sido recortadas en base a la seguridad del Estado.

Algunos al leer este artículo, les parecerá un relato negro, pensarán que es el resultado de una alucinación. Les invito que lo guarden cuatro años y comparen lo que ha sucedido entonces y lo que fue escrito cuatro años antes. Verán que en algún caso me he quedado corto.

Tengamos esperanza, porque para que esto suceda dependerá de nosotros. Empecemos por lo mas cercano a nosotros porque sino vean lo que dicen los del PP, la conferencia episcopal, la prensa cómplice ABC, La razón, El mundo, LA COPE, ¿No es parecido a lo que propone Bush?

En nuestra mano está escribir la historia de estos cuatro años, hagámosla pues e impidamos que nos la escriban unos pocos iluminados.

Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 21 Noviembre 2004.