¿Qué votar en la Constitución europea? – por Edmundo Fayanás

Este país es el paraíso perfecto, con unos niveles de anestesia social, difícilmente soportables. Mientras que en el resto de Europa hay amplísimos debates, sobre la Constitución, la adhesión de Turquía, las políticas industriales de deslocalización, etc., aquí no hay nada de eso. Esta falta de debate afecta a todos los partidos, indistintamente sean de derecha o izquierda. El pensamiento único y uniformador tanto del PP/PSOE, impiden cualquier disidencia, marcando a los disconformes como gente rara que están fuera de la modernidad.

Leo todo lo que se publica sobre la Constitución europea y cuanto más leo a los que defienden el SÍ más me reafirmo en el NO.

El presidente del grupo socialista en el Parlamento europeo nos recuerda a George Steiner, que decía “ entre agosto de 1914 y mayo de 1945, desde Madrid al Volga a Sicilia, desde el Círculo Ártico, alrededor de cien millones de hombres, mujeres y niños perecieron por guerras, hambrunas, deportaciones o matanzas étnicas”. De estas palabras Barón dice “que hay que defender con pasión un proceso que ha producido la paz y la unión en el continente sobre la base del enfrentamiento político frente al choque militar”. Los Barón de turno nos llaman a los que no apoyamos esta constitución, antieuropeos. Planteando inmediatamente que sucederá si no se aprueba, ¿quién gestionara el NO?. Ya lo hicieron en la OTAN, ¿lo recuerdan?. Si sale el NO, lo que debe hacerse es redactar otra nueva que represente mejor los intereses generales de los ciudadanos y no solamente el de unos pocos.

La inmensa mayoría de los que digamos NO a esta Constitución somos tan europeístas como los que digan SÍ. Queremos una Europa no sólo económica, pero no ésta que certifica el neoliberalismo como modelo europeo. Deseamos una Europa democrática y con controles políticos, una Europa que garantice los derechos sociales de todos y una ciudadanía europea sin cortapisas. Un proyecto cultural que nos lleve al DEMOS europeo. ¿Por qué NO a esta Constitución?

Hablamos de una Constitución que consta de 448 artículos, a los que hay que añadir varios protocolos y declaraciones, haciendo que esta constitución sea inmanejable. Si algunos constitucionalistas piensan que la española es ya muy extensa, teniendo 169 artículos, cuatro disposiciones adicionales, nueve transitorias, una derogatoria y una final. La Constitución europea a los constitucionalistas le produce sonrojo por no decir otras palabras.

Podemos decir, que ésta que nos presentan desafía cualquier concepción o modelo mínimamente aceptable como norma fundamental.

El texto fue elaborado y aprobado de espaldas al ciudadano europeo, de la sociedad civil y de la opinión pública.

En sus aspectos económicos. Reconoce la libertad absoluta del movimiento de capitales, da completa independencia al Banco Central Europeo que no tiene que responder ante ningún órgano democrático. Limita las competencias de los Estados a organizar sus propios servicios públicos. La política de empleo busca una mayor flexibilización del mercado laboral, significando peores condiciones para el trabajador. Los inmigrantes autorizados a trabajar tendrán derechos “ equivalentes” a los de la Unión Europea. ¿Por qué no ponen “IGUAL”? En todo el texto se utiliza términos ambiguos porque se busca consolidar las discriminaciones actuales. Lo mismo sucede cuando se habla de la igualdad hombre-mujer.

Los grandes objetivos de la Europa social no figuran en el Tratado (el derecho al trabajo, el pleno empleo, la eliminación de la precariedad, la renta mínima garantizada….). Esto que no aparece no aparecerá en el futuro, habiendo un solo Estado que no este de acuerdo, nunca serán efectivos en Europa.

El sistema institucional que se propone es complicadisimo y poco claro. Siguen sin existir sistemas de control democrático, buscando organismos difusos.

La falta de legitimación que padece la Unión Europea no es debido a la falta de “un demos europeo”, sino a la colusión de los gobiernos nacionales en el campo comunitario. La Unión Europea es empleada por los Estados para hacer en nombre de Europa los que no se atreven a hacer. Algunos gobiernos son expertos en estas tácticas, incluido el español tanto del PP como del PSOE. Aludiendo a compromisos europeos para facilitar la implantación de reformas que sus ciudadanos no quieren.

La política de defensa está pensada para el mundo de los negocios, no siendo el Parlamento Europeo quien tome la importante decisión del recurso a la guerra para solucionar los conflictos, sino que lo hará el Consejo.

La política de seguridad interior y justicia sigue las mismas pautas de control y represión de los movimientos de oposición que cuestionan su lógica económica. Toda disidencia al capitalismo y sus efectos es considerada terrorismo. Para ello, se aumenta el control sobre la población, se incrementan los poderes policiales sin control democrático alguno, se recorta la libertad de comunicaciones y de movimiento, se blinda las fronteras de la Unión Europea. Se marca el concepto de ciudadanía con diversas categorías. Libertad sí, pero para las mercancías, no para las personas.

A todo ello, hay que decir que es una Constitución cerrada, de muy difícil cambio, porque requiere la UNANIMIDAD, cuestión imposible. Esta pensada para que nunca pueda ser reformada, con lo cual, lo que quede aprobado es lo que tendremos durante muchos años. Laurent Fabius, ex primer ministro francés, socialista, que destaca por su moderación ha pedido el NO a esta Constitución. Más del 50% de los militantes socialistas franceses están en contra. La realidad es que el contenido del proyecto constitucional lo ha facilitado porque hay que dejar claro que ésta desafía cualquier concepción o modelo mínimamente aceptable para el progresismo europeo.

¿Qué pasa con el socialismo español? No se oye ni una sola voz discordante, recordándonos la vieja canción franquista de “prietas las filas”, esto es un síntoma más de la pobreza intelectual del mismo.

Asistiremos pronto a la apelación a los supuestos sentimientos europeístas de los españoles o a la extravagancia de que Europa con esta Constitución nos hace más fuertes frente a los Estados Unidos. A todos los que expresamos nuestra oposición a esta Constitución nos llamaran antieuropeos o como alguno ya me ha llamado “jacobino reaccionario”.

La razón de ser de la Unión Europea no puede ser aumentar el comercio mundial y asegurar una competitividad sin barreras, sino intentar reconciliarse con el medio natural, promover el bienestar de los países, consolidar la solidaridad con las personas y contribuir a la paz del mundo. Europa SÍ pero NO a esta Constitución.

Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 18 Noviembre 2004.