Es lamentable observar cómo los mass media (y por extensión, la sociedad) no prestan más atención a lo que supondrá la aprobación del «Tratado por el que se instituye una Constitución para Europa» (una ley que someterá a su arbitrio principalmente en las políticas económicas a la constitución española), mientras que bajo el lema “somos Europa” buscan la identificación de los ciudadanos españoles con Europa, entendida ésta exclusivamente como la Unión Europea. El objetivo de esta propaganda política, acorde con los intereses de los gobiernos y las elites empresariales y financieras europeas, es hacer creer que sólo existe un camino para crear un ente político europeo: la adopción de un mercado y una moneda común. No les importa que esa unión sea a costa de generar profundas desigualdades económicas entre países, regiones y sectores sociales dando lugar a una Europa a distintas velocidades que pone de manifiesto el fracaso al que conlleva esta vía de unión.
Esas diferentes velocidades vuelven a apreciarse al no convocarse un referéndum conjunto en todos los estados europeos y en las mismas fechas sobre la «Tratado por el que se instituye una Constitución para Europa», tal y como ha exigido Izquierda Unida. Así, España será el primer estado en el que se desarrollará tal referéndum (20-F), sin dar tiempo para el debate y buscando que la sociedad española apoye por inercia y sin conocimiento dicho tratado, legitimando así una Unión Europea fuertemente aquejada de déficit democrático (como quedó bien patente en el triunfo de la abstención en las pasadas elecciones al Parlamento europeo el 13-J). En cualquier caso, la mayor evidencia de esa falta de democracia la encontramos al recordar que, salga lo que salga en el referéndum, el proyecto de una Unión Europea basada en la unión mercantil y monetaria buscará seguir adelante, tal y como hemos comprobado en otras ocasiones (así, por ejemplo, cuando en Irlanda ganaron los que se oponían al Tratado de Niza, el referéndum se repitió para que saliera el sí).
Sin embargo, otras Europas (más democráticas, sociales y ecológicas) son posibles y necesarias, como se manifestará en el III Foro Social Europeo que se celebrará en Londres en los próximos días. Lograr deslegitimar aún más esta Unión Europea limitada a los intereses de unas elites y no a los de los diversos pueblos de Europa es el reto que nos exige votar contra el «Tratado por el que se instituye una Constitución para Europa», al mismo tiempo que abrir la reflexión y la acción sobre la construcción de una Europa libre, igualitaria, sostenible y solidaria con el resto de pueblos del mundo.
Jesús Bartolomé. Alcorcón, Madrid.
Cartas de los lectores.
El Inconformista Digital.-
Incorporación – Redacción. Barcelona, 7 Octubre 2004.