Los amos del imperio, guardianes de nuestra vida, salud y seguridad, nos dan la posibilidad de ver su preocupación por nuestra existencia y en muestra de ello nos otorgan el entusiasmo de significar días del año y dedicar cada uno de ellos a una escenificación de un tema concreto. Es moda tener cada día a una aspecto de la vida. El día del árbol, del agua, de la salud mental, etc.
Así podemos comprobar como nos dedican un día “sin coches” o bien el día de la “bicicleta”. De esta manera podemos tomar conciencia de los problemas que creamos por no dejarnos llevar por sus sabios consejos.
Es curioso como el día sin coches provoca el efecto contrario y, según datos de los medios de comunicación, en la capital de nuestro país el incremento del tráfico rodado en ese día señalado fue importante. Parece ser que cada cual, y ante el tufo de que el vecino iba a cumplir a rajatabla las recomendaciones dadas, sacó el vehículo, encontrándose con un atasco superior al habitual. Al final el efecto fue el contrario. Parches y propaganda.
Hay quejas continuas sobre los perniciosos efectos del vehículo, tanto en lo referente al medio ambiente, al consumo energético y a la gran cantidad de muertes y heridos por los accidentes de tráfico, muchos de ellos provocados por la velocidad excesiva. Y llegado a este punto me pregunto: si prohíben ir a más de 120 km/h, ¿por qué fabrican coches que pueden ir a más de 200?
A lo que vamos. En la localidad donde vivo, Talavera de la Reina (Toledo), tenemos una cierta “coherencia” en las distancias. Somos una ciudad de tamaño medio, con una orografía muy llana, como la palma de la mano, lo que la convierte en ideal para el paseo, para desplazarse andando, en bicicleta o en transporte público. El problema es que no nos lo creemos. Poco a poco el caos circulatorio ha ido en aumento y promete que va a empeorar.
Tenemos unos autobuses urbanos de muy buenas prestaciones. Pero el problema empieza cuando tienes que acceder a ellos. Coches aparcados en las paradas hacen que el acceso al vehículo sea difícil y penoso. Paradas que, en su mayoría, carecen de marquesinas adecuadas para la espera, y con un único poste luminoso que desmotiva la espera, sobre todo si el tiempo es desapacible (tanto por calor como por el frío).
He aquí que en una de esas marquesinas contemplo un anuncio, primero con asombro y luego con indignación, que demuestra la seriedad de las propuestas para animar a la ciudadanía en el afán de prescindir del coche en sus desplazamientos.
En ese cartel, un caballero de amplia sonrisa, posa al lado de una moto de gran cilindrada. De esas que no solo tienen caballos de potencia, si no que poseen todas las razas equinas juntas. Al lado un lema: “EX PEATÓN”. La campaña la patrocina la Lotería Nacional y estimula la participación en los sorteos. Parece ser que al señor en cuestión le ha tocado el premio gordo y ha dejado de ser un desgraciado peatón, un mísero viandante, para poder gozar de los placeres de surcar las calles y carreteras con un vehículo a todo gas.
Así nos ven desde esa propaganda de una entidad como es la de Loterías y Apuestas del Estado. Qué más se puede añadir.
Emilio Sales Almazán. Talavera.
Colaborador, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 6 Octubre 2004.