El magnifico texto de Antoni Segura no se conforma con establecer hipótesis más o menos fundadas sobre el terrorismo global, sino que se adentra en las causas políticas-económicas e históricas que han dado fuerza al terrorismo internacional.
Comenzando por los atentados del 11 S, retrocede hasta la Guerra Fría que mantuvo al mundo enfrentado en dos ideologías irreconciliables comunismo-capitalismo. En dicha pugna EE.UU tenía una clara identificación del enemigo a batir. De ahí partió la carrera armamentística y las alianzas con terceros países; los conflictos de las dos superpotencias enfrentadas se dirimían fuera de sus territorios. La Internacional Islamista y el régimen taliban de Afganistan, fueron el último eslabón de la mal llamada Guerra Fría. La disolución del COMECON y del Pacto de Varsovia ponen fin a uno de los bloques enfrentados. Una vez finalizada la guerra fría, (que fue muy caliente en algunos lugares), y desmembrada la U.R.S.S. por los movimientos nacionalistas, EE.UU se creyó con el derecho absoluto de hacerse con el control de los recursos petrolíferos que abundan en la región y de las vías de comunicación para su traslado. El autor desgrana la última etapa del régimen comunista, la política que llevaron los últimos dirigentes y la repercusión en los países del este europeo. Ahí se integra el conflicto de los Balcanes y la intervención de la OTAN en el conflicto serbio.
Antoni Segura hace un análisis riguroso sobre la situación de los países árabes, del colonialismo sufrido con las fuerzas de ocupación y su posterior independencia. Se adentra en el conflicto que desangra a Palestina desde la creación del Estado de Israel en tierras palestinas y las posteriores guerras de ocupación desde las fronteras establecidas antes de 1948, año en que se dio la gran diáspora palestina a países del entorno árabe. También la caída régimen de Sha de Persia, aliado de los EE.UU, y la sustitución por el ayatolá Jomeini. Dicho cambio da la voz de alarma de las modificaciones que se están dando en Oriente Medio, zona con la mayor reserva de petróleo, (2/3) del mundo. Afganistán se convierte en una zona de gran valor geoestratégico para EE.UU. y no dudó en fortalecer a los talibanes para derrocar al anterior gobierno prosoviético con la ayuda de Bin Laden.
Según numerosos analistas de EE.UU, el control de aquella región era clave para el futuro de los norteamericanos y la caída del comunismo deja grandes espacios fuera de control que pueden ser ocupados. Hay diversos informes y discursos que alimentan la legitimidad de EE.UU en hacerse con aquella zona y no renuncian a cuantas argucias y mentiras hagan falta para justificar sus intervenciones; con dicho convencimiento argumentan las guerras preventivas. La llegada de los ultraconservadores al gobierno de EE.UU, no pasan por alto los análisis y sugerencias; piensan que no deban pedir permiso a nadie, ni siquiera a la ONU, para intervenir donde sus intereses estén en juego. Están convencidos de la «Misión unilateral» que les ha sido encomendada. Claro está que ellos visten dichas intervenciones con el manto de la democracia y de la libertad (…). Si además se realizan y difunden teorías sobre, El fin de la Historia, de Francis Fukuyama, y Del choque de civilizaciones, de Samuel P. Hustington, el terreno queda abonado para que el Nuevo Imperio, que pretende emular al Imperio Romano, comience la lucha contra los nuevos enemigos, el mundo islámico. No importa que para intentar derrocar a la República Islámica de Irán se solicite la ayuda de la República-no Islámica-de Sadam Hussein, que para combatir el gobierno prosovietico,-no islámico- de Afganistán se alíen con los integristas islámicos capitaneados por Bin Laden, o que los gobiernos de EE.UU. sean los mejores aliados de Arabia Saudi. No importa porque gran parte de los petrodólares están invertidos en la bolsa americana y porque son sus fieles aliados, aunque las cosas pueden cambiar y el gobierno de EE.UU lo sabe. El objetivo del gobierno ultraconservador es extender su influencia a las repúblicas independientes de Asia Central, antiguos dominios soviéticos. Pakistán, EE.UU. y Arabia Saudita engordaron a los talibanes, pero éstos les fallaron a EE.UU.
Las aportaciones teóricas de Zbigniew Brezsinski, profesor de la Universidad Johns Hopkins y consejero del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, publicó, El gran tablero mundial. La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos, un libro que colmó las expectativas del pensamiento ultraconservador en el que exponía su teoría, la cual llamaba a EE.UU. a convertirse en la única superpotencia global.
En el capítulo Poder, Antoni segura expone con gran lujo de detalles la gran dependencia de EE.UU de petróleo y de gas, de las coincidencias internacionales con los grupos neoconservadores y la introducción de la mística religiosa en sus discursos; esto último lo señala el escritor, Norman Mailer, en uno de los discursos, Bush dice: «Ya saben que yo tenía un problema de alcoholismo. Ahora debería estar en un bar de Tejas, no en el Despacho Oval. Sólo hay un motivo por el que estoy en el Despacho Oval y no en un bar: encontré la fe. Encontré a Dios. Estoy aquí gracias al poder de la oración».
El texto va acompañado de datos elocuentes que ponen en evidencia las grandes mentiras en las que se sustenta la política norteamericana. La trágica verdad es otra; hacerse con recursos que no les pertenecen creyendo que son suyos. Esa es la realidad de una política dirigida para beneficio de los grandes emporios industriales, de los cuales forman parte los políticos estadounidenses.
Finaliza el libro estableciendo una disyuntiva entre la uniteralidad adoptada por el gobierno de EE.UU y la multiralidad de la Unión Europea con un control internacional. El autor toma partido por la última, sabiendo de antemano que es más complicado, pero mucho más acorde con la Democracia y los Derechos Humanos. Por otro lado, el poder duro que EE.UU. tarde o temprano terminará haciendo aguas.
Un libro imprescindible para entender mejor la situación internacional.
Teresa Galeote. Alcalá de Henares, Madrid.
Redactora, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 1 Octubre 2004.