Creía que todo el mundo tenía a la economía como una ciencia seria. Por eso existen nuestras facultades de economía, donde se supone que salen economistas con una gran preparación.
El problema surge cuando esa economía se ideologiza al máximo y predomina la ideología sobre los principios económicos. Ahora estamos en uno de esos momentos, donde está triunfando los “Harvard boys” aplicando sus teorías a través de la administración neoconservadora de Bush, avalada por el peso de la conocida universidad de Harvard, dominada por los fabianos. Esto ya sucedió con Reagan, con Milton Friedman y sus “ Chicago boys”.
Si los “Chicago boys” plantearon privatizar todo, incluido las pensiones, “los Harvard boys” van más lejos, quieren crear un tipo único fiscal y desmontar todo lo denominado “estado del bienestar”, que se ha ido formando en los países desarrollados. Para ellos, el capital es lo único que importa en una economía de libre mercado, por tanto, el trabajo y los trabajadores son algo a no tener en cuenta.
Su tesis se basa en que el capital debe estar libre de impuestos. De está forma se creará ahorro suficiente para que se produzcan grandes inversiones privadas provocando un crecimiento constante y sin inflación, con un fuerte desarrollo tecnológico y en consecuencia un aumento de la productividad.
Esto es la teoría de un mundo feliz en versión económica, además pagado por los trabajadores en beneficio de los ricos.
Lo que plantean es una vuelta a la sociedad victoriana del siglo XIX, tratando de crear una sociedad de propietarios. La pregunta que hay que hacer a estos iluminados economistas es ¿Qué debe hacerse con el 90% de la sociedad que no es propietaria? La respuesta es obvia, como diría nuestro ínclito Camilo José Cela, “deben irse a la mierda”.
Estas teorías de los Harvard boys son aplicadas a rajatabla por la administración Bush y ya se sienten sus primeros resultados en la sociedad norteamericana. El equipo económico de Bush ha modificado el sistema fiscal, reduciendo la presión fiscal sobre el capital y lo ha mantenido o aumentado sobre el trabajo. Consecuencia, el capital paga menos y cada vez es más rico y el trabajador cada vez tiene menos y peores servicios.
Al haber menor recaudación impositiva, lo lógico sería gastar menos, sin embargo, se ha disparado el gasto público, en la compra de armas, ejército, guerras “Irak, Afganistán”, seguridad. Esto hace, que el déficit llegue ya al 5% del PIB. ¿Quién pagará este déficit? Según Bush, los jubilados y los servicios públicos norteamericanos utilizados por los trabajadores.
El gasto público ha crecido en los tres primeros años de Bush a una media anual del 8,2%, la cifra más alta de crecimiento desde la década de los 60. El superávit del último año de Clinton del 1,7% del PIB en el 2000, se va a convertir en un déficit del 5% de este año y en el 7% en el 2005.
Se han eliminado numerosas leyes que regulaban las relaciones laborales y las actividades medioambientales. La situación laboral de los trabajadores es cada vez peor, así como el medio ambiente, de ahí la negativa de Bush a firmar el protocolo de Kyoto.
El número de pobres crece desde que se aplica esta política, alcanzando el 12,5% de la población norteamericana, es decir, 40 millones de personas. Se considera pobre en Estados Unidos a los que tienen menos de 8000 euros anuales, cifre que hace la vida imposible en cualquier ciudad norteamericana.
El número de norteamericanos sin asistencia sanitaria ha alcanzado los 44 millones de personas, más del 15% de la población y su tendencia es ascendente. En Estados Unidos apenas hay sanidad pública y lo poco que hay está en estado pésimo.
El programa electoral de Bush incide más en esta linea de desprotección social a los trabajadores y a los pobres, proponiendo la privatización de una parte del sistema de pensiones y no garantizando las que quedan. Bush propone que el 2,5% del salario se invierta en planes de jubilación privada.
El sistema sanitario propuesto por Bush gira en torno a los seguros privados ya que nadie que quiera vivir va al sistema público de salud, hasta tal punto ha llegado su degradación.
Esta es la política económica ideologizada de Bush que es igual de arriesgada e injusta, carente del mínimo sentido común, que la realizada en la guerra de Irak, donde decidió que la mejor manera de combatir al terrorismo es crear una democracia a cañonazo limpio.
A pesar de este desolador panorama, aún Bush sigue teniendo posibilidades de salir elegido. Uno se pregunta ¿Los norteamericanos son masoquistas?
Pero este panorama norteamericano descrito es al que nos quieren llevar en Europa los neoconservadores como Aznar, Rajoy, Berlusconi… y los otros llamados socialdemócratas como Blair, Schroeder… La propia Constitución europea que nos proponen con el aval del PSOE y del PP, van en la misma dirección, donde los derechos sociales desaparecen pero si que están reflejados los privilegios del mundo empresarial.
Aquí el PSOE, nos tiene entretenidos con reformas constitucionales, divorcios, parejas de hecho, etc. Evidentemente son temas importantes, pero pequeñas flores dentro de un jardín. Sres. Zapatero, Solbes ¿Cuando harán una reforma fiscal? O apoyan con su silencio las realizadas por el PP basadas en la injusticia redistributiva y favoreciendo a los ricos.
Estemos atentos porque aquí hablaremos de lo humano y de lo divino pero como diría Jordi Pujol “la pela es la pela”.
Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 24 Septiembre 2004.