Se suele decir que la vida humana es proyecto, como somos capaces de pensar, ideamos posibilidades para dar forma aun futuro lo más halagüeño posible. El detalle nefasto radica que por diversos frentes nos aturden, nos atacan y nos delimitan una programación. La idea vendría de fuera y el proyecto dejaría así de ser nuestro. Por lo tanto ese pretendido futuro ¿Será nuestro? ¿Qué pintarán las personas en esa ideación venida desde fuera de cada individuo?
Entre los diferentes promotores de ese asalto a la persona, cada cual puede fijarse en aquellos que perciba como más próximos. Así comento algunos de ellos:
1. ENTRAMADOS POLÍTICOS. Hoy no me planteo una crítica política, ni de la tecnocracia, ni de las oligarquías de partido, ni de tantas otras ramas que pudiéramos citar del mejor árbol conocido, el democrático. Simplemente quisiera sacar a la palestra un hecho, delegamos con excesiva facilidad.
Una elección-delegación cada cuatrienio, como estandarte al viento y quedando al márgen los ciudadanos. Muy apartados de las decisiones de postín y como a los poderosos se les va la mano, muy apartados también de las decisiones de menos enjundia. Pasado el voto, nos tienen muy olvidados… hasta las nuevas elecciones. Hay que dejar trabajar a las desinteresadas redes políticas.
Con este cariz decisorio y de cara al futuro, se decida una cosa u otra, el ciudadano será un extraño en ese futuro. Desde luego, ni debiera ser así, ni es obligado que ocurra de esa manera. Pero visto lo llovido en los sucesivos temporales políticos… ¿Nos tienen muy en cuenta? ¿Somos muy exigentes desde abajo?
2. EMPORIOS COMERCIALES. Se trata de un capital erigido como señor de todas las cosas. Su forma de extrañarnos, de alejarnos de la realidad decisoria, llega a ser muy sibilina. En una primera valoración porque adquiere diferentes apariencias, grandes empresas, el presupuesto como cerebro mayor de una institución olvidando la participación democrática, entramados financieros con mil anonimatos y todas las exigencias de cara a los excluídos.
En segundo término, juega un papel paradójico y nocivo, la actitud de dar por bueno ese dominio economicista, tanto de los grandes gestores como de los ciudadanos en general. Simplemente, no van a contar con Vd. ni conmigo para tomar decisiones. Eso sí, tienen el arte de conseguir la anuencia de todos. Una especie de sadomasoquismo.
3. APISONADORAS CULTURALES. Ya está sucediendo a diario, hasta en los grupos pequeños de gestión, municipales y con mayor impunidad en gestores de mayor calado, comunidades, ministerios u otros grupos poderosos. Unos ilustres acartonados echan mano de sus ordenadores y deciden cual debe ser el bagaje cultural de los ciudadanos de base. Suprimen según sus conveniencias y pareceres. Inflan los globos que sea menester. Y así llegamos al colorín-colorado de una cultura mostrenca increíble.
¿Cómo se puede llegar a tamaña insensatez? Es verdad que aún ocurren cosas peores. ¿Cómo podemos tragar todo eso? Aquí sí que rumío mucho la idea de un regusto general, nos va la marcha. ¿Como no reaccionan los grandes medios informativos? ¿Cómplices? ¿Desidia? ¿Ineptitud? Aún nos exigirán creer en esa cultura creada por los engominados de turno.
Algunos llegábamos a ilusionarnos con un futuro cultural abierto, con las aportaciones necesarias para que cada sujeto pueda elaborar mejor su realidad personal. Esa mejor educación forja gentes menos maleables y esa puede constituir una de las claves. No gusta eso en las alturas que no dejan de ser pedestres.
¿Qué pintarán los ciudadanos en esa cultura prefabricada?
4. ROBOTIZACIÓN EN ALZA. Hasta cierto punto refleja las múltiples repercusiones de los desdenes implícitos en los apartados anteriores. Se comienza a etiquetar como anormal a todo aquel que intente un camino propio, desdeñando todo lo artesanal. Se instalan unos horarios y encasillamientos para todo. Los viajes, la diversión, la hora de participar con el voto, las diversiones, los laberintos bancarios, tienen muy delimitados los momentos y las formas del juego.
Cada uno ejercerá de robot y cuanta menos capacidad innovatoria, será recibido con más fuerza. Como esa rutina va exigiendo cada vez más, se acelera, llegando a coger un ritmo que no permite salidas de tono.
Semejante carrusel es capaz de diluir al más tenaz. En este giro de la noria ya no se ven personas, se ve la noria en pleno esplendor. Todo un reinado de los automatismos injustificados.
De ahí, extraños del ayer, extrañados hoy y extraños en el futuro. En vez de orientarnos a unas vivencias solidarias e ilusionantes, diversas y enriquecedoras, abocamos hacia esos extrañamientos que más bien suponen un choque destructor del núcleo humano. Si somo felices de esa manera. ¿Por qué no ha de ser así?
Posiblemente quedará algún rescoldo cavernario para volver a encontrarnos con unas ideas de convivencia, ilusionantes, solidarias, con suficiente potencia para ayudarnos en ese enfrentamiento con los avatares de lo cotidiano.
Rafael Pérez Ortolá. Vitoria.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 1 Septiembre 2004.