El que, para vergüenza ideológica de los integrados entonces bajo su organización, fuera vicepresidente de la Internacional Socialista, Carlos Andrés Pérez, ex presidente del Gobierno de Venezuela procesado por corrupción en rebeldía, tuvo la gallardía democrática de proponer públicamente el asesinato “como un perro” del actual presidente Chávez. De la misma catadura mental me parece, visto lo visto, buena parte de la rabiosa oposición, insatisfecha y frustrada por los resultados del referéndum revocatorio celebrado en aquel país.
El señor Chávez tiene en su haber una primera elección ganada por amplia mayoría, tras el hartazgo popular de reiterados gobiernos corruptos repartidos alternativamente entre socialdemócratas y democristianos. Logró además que se aprobara una constitución en la que la inclusión del referendo revocatorio constituye todo un aval de garantía democrática, cuya puesta en práctica recientemente ha supuesto una nueva victoria clara e inobjetable del actual presidente. A Chávez lo apoya buena parte de ese 70 por ciento de la población que en una nación rica sobrevive en la pobreza.
Pese a ello, hasta la católica iglesia se ha permitido la hipocresía de poner en entredicho la esperanza de los humildes. Argumenta el cardenal Rosalio Castillo que la victoria de Chávez se debe a una limosna de setenta dólares recibidos por cada votante. Abochorna ese comentario en quien representa a una institución que ha hecho de los desheredados su pilar fundamental de larga y nada precaria existencia. Con adversarios tan cargados de sospecha y sólo la ciudadanía más desfavorecida a su lado, temo por Chávez en un continente donde muchas han sido las utopías desfloradas.
Félix Población. Salamanca, España.
Cartas de los lectores.
El Inconformista Digital.-
Incorporación – Redacción. Barcelona, 24 Agosto 2004.