Presentamos una traducción de un artículo del periodista libanés Joseph Samaha, donde nos habla de las implicaciones chiítas en la guerra de Iraq y la amenaza latente que recae sobre Irán de ser el próximo país en la lista de la guerra.
Traducción – Guerra en Iraq y el asunto iraní
América / Irán: el partido de la guerra – por Joseph Samaha
“¿Han asesinado los seguidores de Al Sader en Nayaf, alguna cuestión vital para los intereses nacionales estadounidenses?” Se preguntaba el comentarista Richard Riffz. La pregunta es estúpida según la definición estadounidense de “el partido de la guerra”. Solo es planteable, por quien insiste en cerrar los ojos ante la política decidida por Washington en los tiempos en que se transformó la guerra de escarmiento en Afganistán, en la guerra escogida a voluntad contra Irak.
En Nayaf, EEUU examina la solidez de la base sobre la que se apoya en Irak, para organizar su anexión y transformarlo en plataforma de lanzamiento para la reestructuración del “Gran Oriente Medio”. Si la ocupación tiene éxito en garantizar una amplia cobertura en Irak, particularmente la chiíta, para liquidar la corriente opositora de Al Sader, particularmente en Nayaf, significaría que los pilares de la agresión son sólidas. Al Nayaf, en este contexto, sería el escenario para un intento de “kurdizar” a los chiítas de Irak, es decir, empujarles para abrazar popularmente a las fuerzas invasoras de la misma forma en que estas fuerzas, están siendo tratadas en el norte del país. Si esto ocurriera, Irak habría caído efectivamente, quedándose la resistencia limitada hasta cierto punto y más bien manejable, así mismo, la puerta quedaría abierta ante la exportación del modelo iraquí. No sería necesario, tal vez, centrarse en que lo que se persigue es invadir militarmente Nayaf, sino acometer la invasión bajo la sombra de una conspiración local interesada.
Cualquier observador de la situación interna estadounidense podría notar que los “neo conservadores” viven un encogimiento parcial. Son de una clase de seres humanos con quien se acometen las batallas, no me refiero a las electorales. Pero este encogimiento es insidioso, lo es por dos razones. El primero, es que algunos elementos de la agenda de los “neo conservadores”, ya están incluidos en el programa de trabajo de la elite estadounidense, en su ala más radical, por su enemistad hacia los árabes y los musulmanes. El segundo, es que esta misma corriente trata de reorganizar sus filas fuera del círculo que marca el foco de la luz, preparando las nuevas batallas “ideológicas” que se divisan en el horizonte.
Hemos de recordar bien que “el partido de la guerra” estadounidense se dividía en dos corrientes: una se pronunciaba a favor de la guerra sobre Irak primero, la segunda, sobre Irán primero. Venció la primera corriente por varias razones que, al explicarlas, nos extenderemos demasiado, pero asistimos, hoy, a la reagrupación de la fuerzas para colocar a Irán en la cabeza de la lista del “banco de objetivos”. Lo que llama la atención, es que hay quien cree que el éxito de los estadounidenses en Irak es el prologo para encontrar una formula para abrir un segundo frente. En frente, hay quien considera que el fracaso en Irak reafirma la teoría que dice que es imposible la victoria en un lugar, mientras no se garantice la suficiente protección en los lugares de retaguardia: Esto es, en realidad, la teoría del dominó adoptada por “el partido de la guerra”, la cual, tiene una débil conexión con lo que los árabes “liberales” piensan con pasión de llevar la democracia de un país a otro. Ahora bien, si tanto el fracaso iraquí como su éxito conducen, mas o menos, al mismo resultado, entonces la victoria de Bush o de John Kerry no cambiaría nada de una verdad que se supone que ha quedado bien clara: Irán será el principal asunto de la política exterior norteamericana durante los próximos años.
“El partido de la guerra” estadounidense, con su comportamiento y todos sus pronunciamientos contra el mundo árabe e islámico, refleja una corriente que atraviesa los dos partidos republicano y demócrata, pero que tiene adversarios, también, dentro de los dos partidos. Si, el centro del peso es la derecha norteamericana, pero debemos recordar que el partido demócrata nos ofreció algunos de los halcones más halcones en la época de la guerra fría y, que estos halcones demócratas, forman y con creces, el nervio latente de lo que hoy en día se viene a llamarse los “neo conservadores”.
Se podría decir, en la actualidad, que “el partido de la guerra” ha constituido su sala de operaciones. Su actual nombre es el mismo que el anterior: “Comité del Peligro Inminente”. (Se ha vuelto a anunciar su lanzamiento el pasado 20 de julio). “El Comité” se constituyó en los cincuenta para predicar sobre la política radical contra “el peligro comunista”. Se la volvió a constituir después de la elección de Jimmy Carter para combatir contra la “fragilidad” y, lanzar una incesante campaña contra la política de distensión realista adoptada por Henry Kissenger. Cuando Ronald Reagan inició su campaña electoral, ésta incluía a 46 miembros del comité que luego se trasladaron con él, a la administración, volviendo más adelante ellos y sus herederos ideológicos para llenar las segundas y las terceras filas de la administración Bush hijo. Así que, se ha vuelto a lanzar al comité con 41 personajes que coinciden en que EEUU vive “la cuarta guerra mundial” y, que la política a aplicar contra “el terrorismo fundamentalista islámico”, tiene que ser la misma que se aplicó contra “el imperio del mal”. Consideran los teóricos del comité, que está formado, prácticamente, por teóricos, que el nuevo enemigo trata de “reconstruir un imperio islámico totalitario en Oriente Próximo” (del artículo escrito por el senador demócrata Joseph Liberman y el senador republicano John Kale). Por ello, es imprescindible la construcción de un observatorio que evite cualquier condescendencia norteamericana y, llama a ampliar el escenario de la confrontación para incluir a estados árabes e islámicos, principalmente, Irán y Siria (Arabia Saudí y Egipto, también, pero en menor grado).
Decir que dicho comité es “una sala común de operaciones” para “el partido de la guerra”, sería para advertir que todos los nombres que son de personas, de centros de investigación y de medios de comunicación que habían tocado los tambores de la guerra para Irak y, que se reencontraban en esta nueva-vieja ubicación para evitar que esta guerra se limitara tan solo a las fronteras iraquíes. Desde “American Interprise”, vinieron Jane Kirkpatrick, Joshua Moravshick, Lorry Mallory, Daniel Nelitka y Michel Robin. Desde “el Consejo de las Políticas de Defensa” (pertenece a Donald Ramsfield y fue presidido en una etapa por Richard Pearl antes de sus escándalos financieros), vinieron James Woolsy, Keneth Adelman, Newoot Gingerich. Desde “el Centro de la Política de Seguridad”, vinieron Frank Gafny, Douf Zakhim y otros. Desde “la Institución del Patrimonio”, “el Comité de Liberación de Irak”, “el Centro Nacional para las Políticas en General”, “el Centro Judío para los Asuntos de Seguridad Nacional (JINSA), “el foro de Oriente Medio” y “el Comité Americano para el Líbano libre” etc. Desde estas ubicaciones vinieron el resto.
Deberíamos añadir a Norman Budworitz y a su esposa Midge Dickter para estar ante la lista de nombres americanos likudistas que, desean toda la expansión posible para Israel y, toda la “democracia” para los árabes y para los musulmanes. Uno de los críticos de este grupo, Jim Lob, observó que algunos no estaban incluidos: Richard Pearl, Michel Lidin, Wiliam Cristol, Robert Caghan, Gharry Schmit. Sin embargo, Lob no explicó, suficientemente, que a dichos nombres, podría no haberles gustado, suficientemente, el grado de radicalidad del “Comité del Peligro Inminente” y que algunos de ellos, criticaron a Bush por su ¡elevada moderación!
Este coro lleva una sola partitura: Cual es, la mejor formula para dominar a Irak y transformarlo en una plataforma de lanzamiento para una nueva campaña, cuyo titular está bien claro, Irán, quien quiera, puede revisar cientos (¿Miles?) de estudios, artículos, libros, programas, conferencias y debates…que no hablan de otra cosa…Irán será el próximo objetivo. Es así, porque el mismo coro ve en Irán un ejemplo modélico para las convicciones de Bush: Un estado que desarrolla armas no convencionales, acelera su programa nuclear, apoya al terrorismo, establece un régimen represivo y fundamentalista, amenaza al aliado israelí, agita la estabilidad regional y podría jugar un papel destructivo en el confuso mercado petrolífero. Si Bush quiere seguir siendo Bush, debería efectuar una rápida confrontación, es decir, la aplicación de su teoría en sus dos vertientes: La que concierne al golpe preventivo y, la que concierne a la reestructuración del Gran Oriente Medio. La campaña se sostiene sobre varios pretextos:
1. La exagerada interpretación de lo que hace y dice Irán en referencia a su programa nuclear y a sus amenazas a Israel.
2. Ocultarse detrás de los informes de la Agencia Internacional de Energía Nuclear y, esperando su próximo informe de septiembre. Si es frustrante, se podría atacar a la agencia más adelante.
3. Organizar la presión sobre los aliados europeos vacilantes bajo un renovado eslogan: Trasladar la cuestión iraní al ¡Consejo de Seguridad!, incluso, acusar a algunas capitales europeas, entre ellas Londres esta vez, por anteponer sus intereses comerciales y mercantiles, los cuales, son pecados que EEUU no conoce.
4. Lanzar una campaña contra los “realistas” americanos y preparar un arsenal jurídico en el congreso que les podría servir más adelante.
5. Ensalzar lo que se divulgó de informaciones por parte de Abdel Qadir Khan (científico nuclear paquistaní), la cooperación entre Rusia e Irán y el papel de China, Corea y Pakistán.
La teoría generalizada de este “partido de la guerra”, es que las gestiones diplomáticas podrían retrasar la obtención por parte de Irán de armas nucleares, pero no podrían impedirlo. Así pues, habría que virar hacia una fuerza de presión interior que calcula las probabilidades de las elecciones presidenciales, prefiriendo la reelección de Bush para un segundo mandato. Pero, y a la espera de la maduración de las circunstancias, rueda la batalla de Irak. La victoria de Iyad Alawi sobre Moqtada Al Sader sería una señal de que las circunstancias maduran efectivamente, aunque sepamos, que duelos de esta clase, podrían no necesitar a un personaje como Alawi o a otros que se le parezcan.
Joseph Samaha, periodista libanés, siendo publicado el presente artículo en el periódico Assafir de El Líbano el pasado 17 de Agosto.
Traducido del árabe por Jamal Halawa. Olias del Rey. Toledo.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 18 Agosto 2004.