El gran hermano habla, Chávez es un tirano, un dictador, debe ser fulminado. Curiosa interpretación de la democracia. Chávez es un presidente, nos guste más o menos, elegido democráticamente, tan democráticamente como puede ser otro presidente elegido por su pueblo (bueno, lo de Bush es otro cantar).
Pero he aquí que los más demócratas del mundo mundial no reconocen tal elección y llevan empreñando desde hace tiempo para derrocarlo. Por las malas o por las peores.
En el 2002 intentando dar un golpe de estado con connivencias y aplausos de los gobiernos más democráticos del orbe, entre ellos el Sr. Aznar, de cuya colaboración hay presuntas dudas.
El expresidente Carlos Andrés Pérez, aquel amigo de nuestro jefe de gobierno Sr. González, con un pasado de corrupción galopante dice en el periódico El Nacional de 25 de julio: “Chávez debe morir como un perro”. Se nota que le queda algo de “mono democrático”.
Y por si fuera poco se acusa a Chávez de invertir las ganancias del país en la exportación del petróleo en mejoras sociales. Claro está que los beneficios deben ser repartidos para los dueños del tinglado, como se van a beneficiar las clases más humildes. Es un pecado contra el sistema.
Venezuela es un país con una riqueza inmensa en petróleo, pero más del 70% de la población se halla en estado de pobreza. Según el periódico anteriormente citado (El Nacional) los ingresos de los venezolanos son similares a los de 1958.
Pero claro, el dictador y su equipo de gobierno, en lugar de dedicar los inmensos ingresos en engordar las cuentas corrientes de los mangantes (perdón, quise decir magnates) ha iniciado una política de programas sociales en las que, entre otras iniciativas, ha iniciado un plan para enseñar a leer y escribir a más de un millón de personas analfabetas. Se ha establecido un plan para que personas sin estudios primarios empiecen a estudiar y los que no han completado los estudios secundarios y universitarios puedan culminarlos. También se ha comenzado un plan para que haya médicos en las barriadas más pobres y garantizar una asistencia sanitaria primaria.
Y argumento todo esto teniendo mis reservas sobre el presidente bolivariano, como ya manifesté en los días del golpe fascista contra su gobierno, por su dosis de populismo y verbo demasiado estrepitoso.
Pero no quita para reconocer que su elección por la mayoría de las y los venezolanos es válida y democrática, que tiene su valor en convocar a la mitad de su mandato un referéndum revocatorio, que está enfrentándose al neofascismo y ultraliberalismo, y que tiene de su parte a las clases más desfavorecidas, a las que nunca nadie concedió ni voz, ni palabra, ni siquiera las migajas de toda la riqueza de su país. Esa masa de gente pobre que en una frase simboliza lo que la esperanza de Chávez les aporta: “Somos gente desde Chávez”.
Espero que a partir del día 16 de agosto ese pueblo venezolano siga siendo “gente”.
Emilio Sales Almazán. Talavera.
Colaborador, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 15 Agosto 2004.