En plena canícula es poco conveniente entrar en sesudas discusiones y si es a la hora de la siesta menos. Pero dada la programación que en las ¿diferentes? cadenas televisivas se emiten no está mal dejar a un lado el sopor de la calurosa tarde y ver algo que se diferencie y que por lo menos te haga pensar.
Me refiero a un debate que se realizó en la cadena autonómica madrileña y que versaba sobre la inmigración. Quizás muchas de las cuestiones planteadas son del dominio público, pero deliberar sobre un tema de tal complejidad siempre aporta cosas nuevas o deja alguna reflexión sobre el asunto.
Que el hombre blanco (rostro pálido) ha sido el mayor, no el único, depredador de las riquezas a lo largo y ancho del mundo es notorio, que ha colonizado, invadido y esquilmado todo lo que ha podido, es también conocido. África se ha convertido en un territorio, salvo escasas zonas donde hay minerales y productos apetecibles para el llamado primer mundo, dado por perdido donde hay millones de habitantes que mueren de hambre, sed y enfermedades. Poco importa, no son consumidores.
Que gran parte de la llamada ayuda humanitaria va a parar a los bolsillos de los sátrapas de ese tercer o cuarto mundo se conoce y hace la vista gorda. Al fin y a la postre muchos de esos tiranos son amiguetes de los lideres democráticos de este primer mundo, y al final son parte de su clase social, son, en definitiva, el primer mundo dentro de ese cuarto mundo. Bribones que llevan a sus hijos a los mejores colegios de occidente o que invierten el dinero robado en cuentas de entidades bancarias de Suiza, Estados Unidos, Inglaterra y demás países democráticos.
En el programa había intervenciones de personas que llamaban por teléfono y de ellas me quedé con alguna cuestión que por manida no deja de llamar la atención. Se argumentaba, con la “razón” que da el convivir en barrios de una gran variedad étnica (por ejemplo Lavapiés en Madrid), de que “todos los ecuatorianos orinan en la calle”, generalización que como tal induce al error y a la arbitrariedad. ¿Cuántas personas de toda índole y procedencia habrán hecho de la calle un lugar para evacuar?. En nuestro país, bastante más normal que los Estados Unidos, todavía no es un delito, pero en la línea que vamos todo puede llegar. Que es una acción censurable, estoy de acuerdo, pero generalizar en el sentido de que todos los que obran así son de una nacionalidad concreta es, a mi modo de ver, injusto. En un programa de unos días anteriores se veía a un personaje del famoseo, incurso en una baja de la Guardia Civil por su afán desmedido en la recaudación de multas con fines propios, haciendo sus aguas menores tras una noche de juerga y sus acompañantes sacando imágenes de tan fausto acto. ¿Su origen? Made in Spain.
Somos un país de bastante mala educación cívica, el tirar todo lo que nos sobra al suelo es cosa común. Hoy mismo en mi estancia en Madrid he podido comprobar como en el trayecto desde la plaza de neptuno a la plaza de la Cibeles una multitud de chicos repartían papeles con propaganda. Una gran parte iba directamente al suelo, y casualidad, en la misma puerta del Banco de España, un señor distinguidamente vestido tiraba uno al suelo después de haber pasado delante de una papelera. ¿Sería algún capo de un cártel que iba a mirar alguna cuenta corriente?. Creo más bien que era un paisano, como muchos otros y otras.
Como decía al principio es una cuestión ardua y que tiene muchos variables y vertientes, pero hay una cosa clara, las personas que tienen que emigrar de su tierra, muchas de ellas engañadas por la propaganda de que en este mundo occidental “atan los perros con longanizas”, se aposentan en los barrios que habitan las clases más populares, media o baja, cuando no en suburbios o barriadas marginales, y es ahí donde nacen problemas de convivencia y de incomprensiones. Son , al fin y al cabo, las personas de la misma clases sociales las que en muchos casos se tienen que enfrentar. No es verdad que como se argumenta los y las españolas que tuvieron que emigrar en los años 60 tuvieran mejores condiciones, eran otras tiempos pero tampoco es cierto que todos y todas fueran con contratos, y además iban a sufrir en los trabajos más penosos y peor remunerados.
Al final nos enfrentamos entre los individuos de la misma clase ya que en las barriadas de alto standing (alguien piensa en que en Puerta de Hierro o La Moraleja se pueda ver a un paisano entrar a su libre albedrío) el control es vital para que no se puedan contaminar. En esas urbanizaciones de súperlujo se podrán reunir los que provocan que esos parias tengan que abandonar sus hogares para buscar un sustento y un mundo algo mejor. Allí quizás se hagan los negocios con el dinero que usurpan a tanto desgraciado.
En resumen y aunque sea algo que no está de moda todo se reduce a una cuestión de LUCHA DE CLASES.
Emilio Sales Almazán. Talavera.
Colaborador, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Bacerlona, 7 Agosto 2004.