Ingenuo de mí pensaba que la trágica (cualquier perdida de una vida es un motivo de desdicha) muerte de Carmen Ordóñez iba a ser noticia, sobre todo de las llamadas revistas del corazón, y poco más. Pero parece que esto da dinero y se han puesto a desplegar el más nauseabundo de los espectáculos. La noticia llegada a los teletipos al mediodía hizo que las televisiones lo tomaran como si de un cataclismo se tratara.
La calurosa tarde, de esas en las que no apetece ni asomar la cabeza por la puerta fue la continuación del patético espectáculo. Programas dedicados íntegramente a debatir la “importantísima” vida de la que únicamente holgazaneó, bien pagada por los que buscan la noticia y jaleada por la corte de palmeros y palmeras que viven como sanguijuelas del morbo que despierta esta clase de gente. Intentabas cambiar de canal y en varios de ellos habían debates sesudos sobre las aportaciones que ha hecho esta mujer a la sociedad del siglo pasado y lo que llevamos del actual.
Una cantidad de “pájaros carroñeros”, de distintos colores en sus plumajes, ponderaban las virtudes y los defectos de la llamada “Carmina la Divina”. Una mujer que heredó un apellido ilustre, aunque no aficionado a los toros hay que reconocer la grandeza de D. Antonio Ordóñez, que contrajo nupcias con otra figura de la tauromaquia y que tiene otro hijo de igual profesión. Al menos estos hicieron de su trabajo un arte, en mayor o menor medida, pero esta señora ¿a qué se dedicó? A la venta de sus miserias y grandezas, es de suponer que alguna tuvo, como cualquier hijo de vecino, pero nada importante como para hacer de su muerte casi un luto nacional.
Al día siguiente los periódicos abrían con la fotografía de tal terrible perdida, excepto uno, hablo de tirada nacional, todos coincidían en la magnificencia de la noticia.
Pero no queda ahí la cosa. Ese sábado seguían las charlas sobre el tema. Estoy seguro que desde la Universidad se podría hacer algo para honrar a tan eximía dama. Tesis y algún congreso sobre la materia. Todo se andará.
La semana comienza con idénticas trazas. Que si hay fotos, que si la familia habla o no habla, y el tema dará de sí todo lo necesario para que algunos hagan su verano.
Me pregunto. ¿En estos días no ha habido alguna perdida de seres humanos destacables? Y me refiero a personas que estén en el candelero por su trabajo. Ya sé que a diario mueren cientos de personas. Anónimas. Esas que mueren en el Tajo, aplastadas por un montón de piezas de mármol, o fallecida por injerir productos venenosos confundiéndola con vino. Son trabajadores anónimos que mueren en el puesto de trabajo, unos más en la estadística.
También han fallecido figuras relevantes en el mundo de la música. Sacha Distel, cantante francés ídolo de una generación y conquistador del corazón de la entonces formidable Brigitte Bardot. O Serge Reggiani, una de las voces de la música francesa más importantes, versionador de los maravillosos versos de Boris Vian o Georges Moustaki y actor de teatro (Jeacques Cocteau o Jean-Paul Sartre). O el genial compositor de bandas sonoras de película, Jerry Goldsmith, creador de las melodías de “Chinatown”, “L.A.Confidential”, “El Planeta de loso Simios”, “Instinto Básico”, “Star Trek” o “Patton”. Pero claro, eran extranjeros y no defensores de la racialidad hispana.
Y por último, Antonio Gades. Quizás uno de los más grandes genios de la danza, la coreografía y el baile flamenco que ha dado nuestro país. Pero, a parte de su ideología mal vista por el poder, no vendió sus últimos días, ni sus exequias, ni su familia hizo “caja” con su agónico final. O quizás por eso, la coherencia la daba su firme carácter defensor de sus principios. Por eso en una cadena autonómica, Telemadrid, la presentadora despreciaba la condecoración que el pueblo de Cuba le otorgó. La medalla “José Martí”, la más alta condecoración de Cuba. Quizás porque no era una medalla patrocinada por un lobby, y concedida por ese máximo defensor de la democracia al jefe que la paga.
Resumiendo, este es el patio que nos toca limpiar. Difícil tarea ante tanta podredumbre.
Emilio Sales Almazán. Talavera.
Colaborador, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 27 Julio 2004.