Presentamos un artículo de Mustafa Albarghuthi, secretario de la Inciciativa Nacional Palestina, donde nos habla de los casos de malos tratos y tortura contra palestinos en las carceles israelíes.
Traducción – Tortura en el Estado de Israel
Ahora, es imprescindible desenmascarar la tortura israelí – por Mustafa Albarghuthi
Las fotos de los soldados americanos torturando a los prisioneros en la cárcel de Abu Ghuraib, causaron un shock mundial. Pero no había en ellas nada que pudiera sorprender al pueblo palestino, ya sea por tener a los prisioneros con las cabezas tapadas o por tenerlos desnudos. Sin duda alguna, para decenas de miles de palestinos que pasaron algún tiempo en las cárceles israelíes, dichas fotos no eran más que un recordatorio de la tortura que ellos sufrieron. En muchos casos, existe una impresionante similitud de cómo se ha tratado a los prisioneros en Irak, a las formas de tortura israelíes, divulgándose ahora entre diferentes medios de comunicación mundiales, acusaciones de que oficiales de seguridad israelíes, han prestado efectivamente, asistencia para formar a equipos de las fuerzas de seguridad especiales de EEUU que fueron enviados a Irak.
Independientemente del grado de verdad de estas acusaciones, el mundo debe saber por fin que la tortura es una práctica habitual en Israel, siendo insuficiente dirigir la condena a las acciones de los soldados americanos, mientras se ignora la sistemática violación de los derechos del palestino, a manos del israelí.
Israel proclama, como lo hizo EEUU, seguir los barómetros éticos, pero queda claro que existen elementos dentro del ejército israelí y del gobierno que, consideran aceptable y necesaria la práctica de la tortura. El rechazo de ambos países a aceptar los dictámenes del Tribunal Penal Internacional, incrementa el escepticismo internacional. La intención de ambos estados de dar legitimidad a la práctica de la tortura contra los prisioneros sin tener que someterse a ninguna interpelación, queda patente.
En el 6 de septiembre del año 1999, el Tribunal Supremo de Israel prohibió varios tipos de tortura, pero evitó pronunciarse sobre la prohibición total de la tortura, es más, el fallo del tribunal otorga poderes al kneset (parlamento) para legislar leyes que autoricen a los responsables de inteligencia estas prácticas. El tribunal considera que “las dificultades de seguridad a las que se enfrenta Israel”, son tan tensas como para otorgar a los aparatos de inteligencia, autoridad para recurrir a la tortura.
Esta excusa que Israel implora para si mismo, es lo más parecido a una artefacto cronometrado, ya que otorga a las fuerzas de seguridad, libertad absoluta para dañar cualquier prisionero bajo su control, niños incluidos. Efectivamente, las organizaciones de derechos humanos afirman que la práctica de la tortura en las cárceles israelíes se incrementó, pasando a ser más organizada desde marzo del 2002 y las violaciones israelíes de la convención contra la tortura, se convirtieron en una práctica extendida desde que Israel fortificó con sus puños militares el control sobre los territorios ocupados. Además, los miembros del ejército y de la policía israelíes, disfrutan de un apoyo incondicional del sistema judicial, lo que les hace sentirse impunes ante sus acciones en las cárceles, así fue como concluyó el informe de la comisión general contra la tortura en Israel, donde quedó claro que el fiscal general del estado israelí autorizó todos los casos de tortura, considerándolos, necesarios para la seguridad. Así mismo, el Tribunal Supremo de Justicia, rehusó 124 solicitudes presentadas por la comisión contra la tortura, donde se exponía su posición en contra de privar a los prisioneros palestinos de recibir soporte jurídico.
Existen miles de testimonios vivos presentados por prisioneros palestinos liberados, donde se habla del disfrute de los carceleros israelíes cuando torturan a los prisioneros, y como es el caso de Irak, cualquier humillación y daño causado, se convierte en permisivo si se justifica con la falsa excusa de la seguridad. Sin duda alguna, el grado de menosprecio al que han llegado el ejército y la policía israelíes hacia la dignidad humana y la legalidad internacional, es tan impresionante como denigrante.
Aun así, Israel sigue denegando la práctica de la tortura en sus cárceles, a pesar de todos los testimonios firmes que lo atestiguan, incluyendo las grandes cantidades de prisioneros que perdieron la vida o sufrieron grandes deformaciones durante la tortura. En la actualidad, sigue habiendo más de siete mil prisioneros palestinos en las cárceles israelíes, muchos detenidos lo son sin acusación ninguna y sin juicio. La mayoría de ellos, sufrirá algún tipo de tortura antes de ser liberado, siendo horrorífico el saber, que aproximadamente 650.000 palestinos han sido detenidos por las autoridades israelíes desde el año 1967, la mayoría varones adultos. Quiere decirse, que aproximadamente la mitad de los palestinos varones adultos, han vivido amargas experiencias en las cárceles israelíes.
Las torturas de Abu Ghuraib, sacudieron a la administración Bush en lo más profundo, pero todo lo que nos falta aquí a los palestinos para desenmascarar el monstruoso tratamiento que Israel despensa a los prisioneros palestinos y así, condenarlo contundentemente, es documentar la tortura con imágenes. Es la única diferencia que hay entre los dos casos, sin embargo, la cantidad de pruebas concluyentes contra Israel a través de los testimonios de los ex prisioneros, más las averiguaciones de las organizaciones de derechos humanos, siguen siendo mucho más mayores. Entonces, no es suficiente para la comunidad internacional condenar las acciones de los soldados norteamericanos en las cárceles iraquíes, mientras se sigue con la tortura de miles de prisioneros palestinos. Es imprescindible desenmascarar la práctica israelí de la tortura.
Mustafa Albarghuthi es el secretario de la Iniciativa Nacional por Palestina. El artículo fue publicado el día 11 de Julio por el periódico londinense en lengua árabe, Alhayat (la vida).
Traducido por Jamal Halawa. Olias del Rey. Toledo.
Equipo de Redactores, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 12 Julio 2004.