Presentamos un artículo de Abdel Bari Atwan, director del periódico Alquads Alraby, nos habla del intento de juicio al presidente de la república de Iraq por parte del gobierno provisional iraquí.
Traducción – Manifestación del presidente de la república de Iraq
Saddam Hussein juzga a sus jueces – por Abdel Bari Atwan
El presidente iraquí Saddam Husein, no se dirigía al tribunal en el día de ayer, sino y especialmente, a la opinión pública iraquí y a la opinión publica árabe e islámica en general, puesto que el hombre no reconoció a los jueces, ni al gobierno que les asignó, insistiendo en que él, sigue siendo el presidente legitimo de Irak.
La forma en que hemos seguido el juicio por la televisión, fue confusa y fue un mal comienzo para el nuevo y democrático Irak que la administración Bush nos auguraba. El juez era un inexperto joven, los abogados ausentes y el horror dominaba la escena. Se percataba que eran los integrantes del tribunal y los que estaban detrás de él (y no aquel hombre enjaulado), eran los que estaban preocupados y asustados.
Los americanos que tienen a 160 mil soldados allí, aseguraron no transmitir en vivo los pormenores del juicio, cortando el sonido y emitiendo la imagen solo, en un principio, actuando como espantados y no como alguien que lleva el control de la situación. No vimos con claridad la cara del joven juez, tampoco vimos la cara del guardia que le custodiaba, ni la de cualquiera de los miembros de este tribunal de la comedia, es por el horror a ser asesinados, no cabe otra explicación. Hasta el presidente Bush y su aliado Tony Blair, mantuvieron en contra de su costumbre, el silencio. Se suponía que ese día tenía que haber sido histórico con celebraciones, pero ni siquiera los vencedores lo ven así.
La puesta en escena del presidente iraquí, fue calculada con mucho esmero, también lo fue su aspecto, se mostraba valiente, atrevido, confiado en si mismo, no retrocedía de sus posiciones y no mostraba ningún arrepentimiento, por la invasión de Kuwait, es más, quiso abrir la herida infectada del odio iraquí hacia los kuwaitíes, esparciendo sal nueva sobre ella, cuando les calificó de perros y que utilizaban sus dinares para atentar contra el honor de las mujeres iraquíes. El presidente iraquí atemorizó a sus enemigos, incluso cuando estaba en la jaula de los acusados, y quiso aprovechar su corta aparición para dirigir varios mensajes a más de uno:
Primer mensaje, era para los islamistas cuando dejó una barba y evitó ponerse una corbata, lo que recuerda a los presentadores de la televisión islámica de Almanar (en el Líbano) y la mayoría de los responsables islamistas, especialmente en Irán. Hemos de recordar que en los últimos años de su mandato, el presidente iraquí se acercaba cada vez más hacia las tesis religiosas, siendo él, quien escribió la frase de Alahu Akbar (Dios es el más grande) sobre la bandera iraquí, según dicen.
Segundo mensaje, era para los iraquíes cuando aseguraba que él era el presidente legitimo y que el país sigue estando bajo la ocupación, siendo Bush el autentico criminal que merece ser juzgado por la invasión, destrucción y la matanza de decenas de miles del pueblo de Irak, sin ninguna justificación legal, y que todo colaborador iraquí, es cómplice del mismo crimen.
Tercer mensaje, iba dirigido a la opinión pública internacional y cuyo contenido venía a decir que este juicio no era justo, es sobre todo racista que refleja el doble rasero y la hipocresía de los norteamericanos. No era justo, porque los abogados estaban ausentes o que no se les permitía asistir para defender a su cliente, siendo el rechazo del presidente iraquí a firmar el acta de acusaciones, un recordatorio sobre este punto. Es racista, porque los jueces internacionales que juzgaron al líder serbio Slodoban Milosevitch, se ausentaron del tribunal de ayer, ya que el criminal de guerra europeo debe ser tratado de forma especial y diferente al criminal de guerra árabe y musulmán, quien ha de ser juzgado por sus adversarios.
Cuarto mensaje, iba dirigido a la resistencia iraquí y todos los grupos que rechazan la ocupación en el sentido de que todas las medidas que emanan de la ocupación, son ilegales y que debéis estar en el mismo grado de solidez, fuerza y valentía.
Así que, se puede afirmar que el presidente iraquí salió vencedor del primer asalto de su juicio, habiendo conseguido marcar varios goles en la portería de sus enemigos y mostrándose como un héroe y no como una victima. No creemos que el “hermano” americano quien dirige esta puesta en escena de la obra teatral, esperase este resultado.
El 55% de los británicos dijeron en un sondeo realizado por el quinto canal ayer, que no esperaban un juicio justo para el presidente iraquí, teniendo en cuenta lo que vieron ayer. Ello significa, que una mayoría aplastante de árabes, musulmanes y pueblos del tercer mundo piensan lo mismo.
Esperábamos del presidente Bush, quien dice liderar al mundo libre y que quería transformar a Irak en un ejemplo de democracia y de justicia independiente, aprender de sus errores o más bien de sus desastres anteriores y actuales en Irak y, presentarnos a un tribunal justo, dominado por la transparencia y la honradez, pero fracasó estrepitosamente. Nos huele a un reconocimiento de la derrota, o la no victoria por parte de los americanos y los británicos, y escaldar el juicio de esta vergonzosa manera, no destapa tan solo el grado de confusión, sino el deseo huir rápidamente de Irak.
El presidente iraquí Saddam Husein, es una bomba cronometrada y fuente de maldición que persigue a los americanos y a los kuwaitíes, puesto que su juicio público, le dará una tribuna desde donde poder condenar a sus enemigos. Su ejecución, le convertirá en mártir según la visión de muchos dentro de Irak y fuera de él. Mantenerle vivo, irrita a sus muchos enemigos iraquíes y da esperanza a sus incondicionales por la posibilidad de su vuelta. Es la maldición de Irak, es la maldición de Saddam Husein.
Abdel Bari Atwan es director del periódico palestino editado en londres, Alquds Alaraby, el artículo fue publicado el día 2 de Julio.
Traducido por Jamal Halawa. Olias del Rey. Toledo.
Equipo de Redactores, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 3 Julio 2004.