se pone en duda la identidad de todos.
Hace unos años, cuatro o cinco, actores, actrices, se propusieron combinar su trabajo profesional con una actividad política. Y así entre ensoñaciones arrimadas a los compromisos, acercaron su capacidad artística para aportar (a la lucha ) en la peliaguda tarea de recuperar a más de los quinientos nenes y nenas secuestrados y apropiados por la dictadura militar en Argentina.
Y pusieron entonces su oficio -el de interpretar- como instrumento amplificador de memoria, de cuestionamiento, de búsqueda. La iniciativa se plasmó en representaciones teatrales que en monólogos, diálogos, música, murga, se saca más allá del cuerpo y del escenario las claves movilizadoras de emociones y de dudas. Y cuando los aplausos se apagan con las luces, se encendieron otros signos: algunos muchachos se acercaron a H.I.J.O.S. (Hijos por la Identidad, la Justicia, contra el Olvido y el Silencio) y a Abuelas de Plaza de Mayo, para empezar a despejar confusiones, ocultamientos, y recuperar, tal vez, la identidad secuestrada.
En las actuaciones no hay salarios. Ocho jóvenes fueron identificados desde que se iniciaron aquellas actuaciones hace cuatro o cinco años.
Ahora, Teatro por la Identidad, está de altavoz en Madrid. El 14 de junio iniciaron el ciclo en el Teatro Nuevo Alcalá. ¿Fue un espectáculo teatral? ¿Fue una manifestación de lucha?
Fue una explosión de buen hacer justicia y dignidad. La conclusión de un abrazo postergado desde casi 1976. Sones y pasos de murga, la más vital de las músicas, la que hace calle y crea el nosotros.
Manuel Callau, es un actor de calidad que pone su oficio en colectivo y coordina emociones y extrae los sentires de las personas que participan en el escenario; y se conjuga arte y compromiso poniéndose al servicio de la lucha por la recuperación de la memoria en Argentina.
Andrea Benites Dumont. Madrid.
Redactora, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 26 Junio 2004.