Poco a poco van dándose nuevas noticias sobre lo acontecido el 11 de Septiembre de Estados Unidos. Con cuentagotas se verifica las tremendas mentiras que el gobierno de Bush, a la postre sicario de los grandes poderes económicos, arguyó para justificar y propalar la guerra, preventiva, asesina, imperialista y económica contra el pueblo iraquí, afgano y demás pueblos donde puedan sacar réditos económicos para sus intereses.
Aun así soy muy escéptico con relación a que, hoy por hoy, se llegue a saber de manera totalmente cierta lo que verdaderamente pasó. Quizás, dentro de medio siglo, cuando la mayoría de los que hoy dilucidamos este asunto ya no estemos vivos y se desclasifiquen los documentos, sepamos la verdad.
Pero hay datos que han salido a la luz pública con la llamada comisión de investigación donde dan muestras de muchos “errores” que dan más que pensar en que los responsables callan mucho de lo que saben. Veamos pues.
En las imágenes que han vuelto a pasar sobre el ataque al Pentágono me vuelven a dar que pensar en el libro que escribió el francés Thierry Meyssan, “La gran impostura. Ningún avión se estrelló en el Pentágono”, donde de manera muy extensa analiza lo improbable o imposible que un avión de las características que se dan por las autoridades cayera sobre el edificio, su vuelo rasante de entrada contra esta construcción se hubiera llevado farolas, árboles y mobiliario del parque que hay en las inmediaciones. En las fotografías y películas que han dado la vuelta al mundo el estado de los alrededores está inmaculado.
Si a esto añadimos las informaciones que ya desveló en sus libros y documentales el director de cine Michael Moore, sobre las connivencias de la familia Bush con la de Osama Ben Laden, su colaboración para que salieran del país inmediatamente después del 11-S. Si también se añade las informaciones que ahora dan desde esa comisión de investigación sobre el desvío que el Ministerio de Defensa hizo de los aviones de combate ese mismo día, enviándolos a patrullar el Atlántico.
Si está meridianamente claro, algunos no hemos cambiado la opinión desde el principio, que los vínculos de Al Qaeda con el régimen de Sadam eran más que inverosímiles, por muchas cuestiones, sobre todo por el tema religioso.
Si al fin y a la postre lo único que mueve al gobierno estadounidense y a los poderes económicos, multinacionales del petróleo y armamento, es la apropiación de las riquezas y la estrategia militar para ayudar a su amigo israelí.
A la postre entenderemos de una vez por todas la gran mentira que rodea a todo este asunto. Y dando una vuelta de tuerca, no sería de extrañar que se tuviera constancia del ataque a las torres gemelas, el supuesto ataque al Pentágono, y muchas cuestiones más. Y dentro de esa “lógica” económica se valorara si el coste de vidas humanas (a fin y al cabo todo lo miden por la cuenta de resultados) pudiera ser asumible para sus intereses. La memoria nos dice que no es la primera vez que se tiene constancia de un ataque (japonés a Pearl Harbour, para justificar su entrada en la guerra), o el hundimiento del Maine (en Cuba y del cual acusaron a España para justificar el robo de la isla). Memoria Histórica, la historia se repite.
Emilio Sales Almazán. Talavera.
Colaborador, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 21 Junio 2004.